Sentada junto a Janelle y Layla, Emily escuchaba mientras discutían sobre la reciente boda de Layla, que había tenido lugar unas semanas atrás. A pesar de sus mejores esfuerzos por no revelar su turbulencia interna, luchaba por contribuir con más de dos o tres palabras a la conversación. Aunque llevaba una sonrisa, esta no llegaba a sus ojos.
Quería estar feliz por la mujer, que, al igual que ella, siempre había soñado con casarse con el hombre que la amaría y a quien ella podría amar a cambio. Sin embargo, Emily nunca había imaginado que tendría que hacer un sacrificio personal para ayudar a su amiga a realizar ese sueño.
—Voy a ver si Nathaniel me necesita; discúlpenme —Layla hizo una reverencia cortésmente a las dos mujeres antes de dirigirse rápidamente hacia la sala, su atención en los invitados presentes.
—¿Lily? —llamó Janelle, y Emily se volvió para mirarla—. ¿Pasó algo entre tú y Layla?
—¿A qué te refieres? —preguntó Emily con cautela.