Anastasia observó a Dante dejar lo que estaba haciendo, su actitud cambiando a una de seriedad mientras se giraba para enfrentarla. Sus miradas se cruzaron en un instante de intensidad. Sabía que la Reina Madre le había prohibido discutir el asunto, pero el peso de un destino inminente se hizo demasiado pesado para seguir ocultando la verdad.
Por favor, no me odies, Anastasia rezó silenciosamente en su mente mientras sentía su corazón contraerse. Con resolución, procedió a expresar de un solo aliento,
—Me enteré de ello cuando estaba sirviendo a la princesa, y luego dijiste que querías matar a la descendiente de la mujer…
Anastasia vio la mirada estrecha de Dante, su mano levantándose hacia ella como si estuviera al borde de chasquear los dedos, y sus ojos se abrieron en respuesta. Sus labios temblaron mientras lograba pronunciar,
—D—Dante