—Emily y Aiden observaban al príncipe del Reino de la Tormenta, preguntándose si hablaba en serio, ya que era evidente que no había sido invitado oficialmente, sino que había tomado la libertad de autoinvitarse. Aiden trató de entender la situación preguntando,
—Sin ánimo de ofender, Príncipe Raylen, pero ¿de quién recibiste la carta?
—Reina Maya —respondió el Príncipe Raylen y luego comentó—. Debo decir que el palacio parece más tranquilo que la última vez que vine de visita.
No pasó un momento cuando escucharon el sonido de otro par de pasos resonando a través de los pasillos y corredores antes de que Dante apareciera a la vista. El Príncipe Raylen se volvió hacia él y le ofreció una reverencia cortés, saludándolo,
—Buenas noches, Príncipe Dante. Perdóname por llegar a una hora tan tardía. Además, quiero ofrecer mis más profundas condolencias por la pérdida de tu madre, cuya noticia ha llegado hasta mí.