—¡Ayuden a apagar el fuego! —chilló uno de los sirvientes.
—¡Rápido! —exclamó otro.
—¿Dónde está el agua? —preguntó un tercero ansiosamente.
Los sirvientes trabajaban arduamente para detener el incendio. Sin embargo, el edificio donde todo comenzó todavía fue consumido por las llamas hasta no quedar nada. Todo lo que se veía era poco más que un montón de maderas ennegrecidas y cenizas.
Era un espectáculo miserable.
Nan Hua y la Concubina Mu llegaron rápidamente al área. Observando el lugar, sabían que este incidente había sido premeditado. De hecho, era muy probable que quienquiera que lo hubiera hecho conociera muy bien qué tipo de lugar era este.
—Este es el edificio del Registro Financiero —comentó la Concubina Mu aún sosteniendo los rollos de bambú mientras miraba el edificio—. Sus ojos se estrecharon—. Qué rápido.