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—¿Ahora te atreves a amenazar a tu padre? —Nan Shu Cheng apretó más el utensilio de escritura. Ahora miraba a su hija con un odio incrementado.
Justo cuando Xiao Yun temía que Nan Shu Cheng estallara y perdiera de nuevo el temperamento, escuchó a su Señorita continuar sus palabras imperturbablemente.
—Esta hija no se atrevería. Simplemente enuncio los hechos. —Nan Hua mantenía su espalda recta y su mirada clara. Estaba de pie frente a Nan Shu Cheng sin ninguna intención de dar marcha atrás en absoluto.
No emanaba ninguna aura asesina como cuando enfrentaba a los asesinos en su organización, pero esta actitud suya tenía una presión inexplicable. Hacía sentir que estaban frente a alguien a quien no podían desafiar.
Nan Shu Cheng sintió como si por un momento estuviera viendo a su padre.
Él resopló.
—¿Qué relación cercana con la Familia Mu podríamos tener? ¿No has escuchado cuánto nos odian ahora?
