—Nan Hua no dijo nada y se retiró a un lado después de terminar el tratamiento del Anciano Maestro Nan. Miró a los soldados que ahora la observaban con una mirada ferviente. Era evidente que la admiraban por ser capaz de tratar al Anciano Maestro Nan tan rápidamente.
Pero para Nan Hua, era solo una habilidad básica.
Además, lo que era más notable era la disciplina de estos soldados. Se conocía que los soldados del Reino Fei Yang eran bárbaros porque muchos de ellos pensaban con los músculos en lugar de con el cerebro. Pero por cómo se veía, su abuelo ya estaba priorizando la disciplina.
Era asombroso.
Nan Hua permaneció en silencio y se retiró a un lado. —La batalla aún no ha terminado.
—Ya ha terminado —El Anciano Maestro Nan miró al montón de cadáveres en el exterior. Muchos de los soldados agonizantes eran pisoteados por sus enemigos o por sus amigos. Había un rastro de adormecimiento en los ojos del Anciano Maestro Nan.
