Nan Hua asintió. Cualquiera que se quedara en el Palacio Imperial seguramente aprendería a insertar cuchillos en sus palabras. Shangguan Die, quien también formaba parte de la familia noble, seguramente lo aprendería del hogar donde se alojaba. La Familia Shangguan era una gran familia, con innumerables damas peleando dentro de ella, quién sabe por cuánto tiempo todos los días.
No había otras maneras para que ella pudiera ser tan incisiva a menos que hubiera estado practicando cómo lanzarse dagas entre ellas.
—Hua'er, la Familia Nan no es mejor. Madre también tiene que enfrentarse mucho a esto y cuando partamos al campo de batalla, es posible que tengas que quedarte atrás —el tono de Nan Luo sonaba preocupado. Había venido aquí por dos razones.
Una, para divertirse.
Dos, para advertir a Nan Hua porque la Familia Nan no era diferente. Si volvieran a la residencia de Nan Shu Cheng, Nan Hua tendría que enfrentarse a este tipo de cosas casi todos los días.
Nan Luo no lo quería.
