—¿Flor?
Nan Hua estaba observando la bolsita de fragancia que la chica usaba. Esta mostraba un hermoso tulipán. Al ver esa flor, Nan Hua tuvo la tenue sensación de que sabía la razón por la que la Emperatriz Viuda Mei parecía tan agitada.
—Su Alteza, esto... —la chica estaba tan asustada que su voz se quebró.
La cara de la Emperatriz Viuda Mei seguía siendo tan fea. —¿Quién está a cargo de hacer la bolsita de fragancia? ¡Ven aquí!
—Sí, Su Alteza.
Las chicas permanecían en silencio al ver a la Emperatriz Viuda Mei estallar en cólera. No sabían qué pasaba con la flor de tulipán. Aquellas que habían seleccionado el mismo tipo de bolsita de fragancia tocaban silenciosamente la bolsita en sus caderas.
Tenían miedo de ser el objetivo a causa de esta bolsita de fragancia.
¿No había dicho la sirvienta que todas eran iguales?
¿Por qué la Emperatriz Viuda Mei se enojó de repente por esto?