Pero la joven Nan Hua resistió.
Siempre ha sido buena resistiendo mientras esperaba en silencio un futuro mejor cuando su padre finalmente la reconociera.
Un deseo estúpido de una niña.
Un deseo que nunca se hará realidad.
La acción de Nan Shu Cheng simplemente hizo que la pequeña perdiera toda esperanza. Y el evento que rompió la última esperanza ocurrió el día que Nan Luo irrumpió y vio aquel terrible desorden en la residencia.
Eso hizo que la fuerte joven Nan Hua se quebrara por completo y ya no intentara poner una cara alegre.
Nan Hua cerró sus ojos y los recuerdos fueron reprimidos una vez más.
—Señorita, ¿quiere que esta servidora consiga algo de comida a escondidas? —preguntó Xiao Yun en voz baja.
—No hace falta.
Si Nan Hua quisiera, podría moverse por toda la Residencia de Nan Shu Cheng sin que nadie la descubriera. Sin embargo, había querido visitar este lugar oficialmente porque no deseaba usar sus artes marciales y andar a hurtadillas.