Eres tan despiadada como siempre, Señorita Joven —Líder Xi suspiró—. ¿Te quedarás aquí para acompañarme hoy?
—No.
—¿Otra vez? ¿Cuándo me acompañarás finalmente? Si me dejas arreglarte, puedo garantizar que ningún hombre apartará sus ojos de ti, Señorita Joven —Líder Xi se lamentó. En ese momento, su imagen ya no era la de una líder distante y encantadora, sino la de una mujer ordinaria.
—Nan Hua le lanzó una mirada a Líder Xi—. Ya es suficiente con que tú estés aquí.
—Los labios de Líder Xi se retorcieron. Aunque su aspecto era este, en realidad tenía edad suficiente para ser la madre de Nan Hua. Gracias a su maquillaje y también a las diversas hierbas que utilizaba, había logrado conservar su belleza y juventud hasta ahora.
—Es tal desperdicio darle una cara como la tuya a ti, Señorita Joven...
—Nan Hua: "..."