Ella no tenía recuerdos de este lugar.
Ninguno.
Pero su cuerpo aún recordaba todo lo que había sucedido en este lugar. La tristeza, la impotencia y también la felicidad. Muchas mezclas de emociones giraban en el cuerpo de Nan Hua que no podía controlar.
En el siguiente momento, Nan Hua sintió un latido en su cabeza mientras destellos de imágenes aparecían en su mente.
—¡Hua'er! —Un joven la llamaba corriendo sobre el césped. Aún era joven, pero tenía mucha energía. Tenía un pequeño pasador de cabello en su mano.
—¡Luo! ¡Devuélvelo! —Una voz infantil y enojada sonó.
—¡Atrápame si quieres que lo devuelva! —¡No te muevas! —Los dos niños corrían hacia la casa y el joven Nan Luo se detuvo a propósito para que la joven Nan Hua pudiera atraparlo. Los dos cayeron sobre el césped mojado. El barro manchaba sus cuerpos y rostros, así que cuando se miraron, se rieron a carcajadas.