—¡Si todavía me llamas Maestro, deberías haber sabido no ponerte en peligro y hacer que todos se preocupen! —el Doctor Viajero Liu regañó, pero sus ojos revelaron su alivio al ver que Nan Hua estaba bien.
Nan Hua bajó la cabeza y no dijo nada. Realmente no estaba acostumbrada a esto. Antes, no había nadie a quien le importara si ella estaba viva o muerta. Todo lo que querían era que la misión terminara perfectamente.
Pero aquí, cada vez más personas venían a verla cuando algo sucedía. Le mostraron una preocupación que nunca pensó que recibiría en toda su vida.
Era extraño.
Era nuevo para ella.
Pero no le disgustaba.
Le hacía sentirse cálida, una sensación que nunca supo que tenía.
Una mano envejecida le acarició el cabello tiernamente. Nan Hua levantó la cabeza y vio que el Doctor Viajero Liu la miraba con ternura. —Niña tonta, realmente eres algo para hacer que todos se preocupen tanto en tan poco tiempo. Afortunadamente, estás bien.
—Mhm.