Después de escuchar, la primera reacción de Feng Qian Han fue de incredulidad.
Nunca podría pensar que su sobrino pediría algo así.
—¿Estás seguro de que quieres que yo lo haga?
—Sí. Eres la mejor persona que puede hacer esto, Tío Cuarto. Además, nadie sospechará de ti y podrás quedarte aquí —enumeró brevemente Feng Ao Kuai la ventaja. Era claro que no quería repetir lo que acababa de decir hace poco.
Feng Qian Han reflexionó. Ya había adivinado que Feng Ao Kuai debía haber planeado esto. Sin embargo…
—¿El veneno es real?
—Lo es —Feng Ao Kuai miró a su tío cuarto—. Si lo bebes, quedarás paralizado por un mes y probablemente tendrás algunos efectos persistentes después. Tu vida como artista marcial habrá terminado.
La espalda de Feng Qian Han se cubrió de sudor al escuchar eso. Había vivido mucho tiempo y el único consuelo que tenía era el hecho de que aún podía moverse y trabajar como soldado. Si eso también le fuera quitado por él, no sería capaz de sobrevivir.