Los demás se quedaron sin palabras cuando los escucharon discutir. Miraron al doctor, que estaba ocupado con las agujas y se sintieron un poco apenados. Su pobre médico de familia había quedado atrapado en medio de su discusión y no logró encontrar el momento perfecto para escapar.
—Abuela, no es bueno enojarse.
Al escuchar la dulce voz, Nan Hua giró la cabeza hacia atrás. Se sorprendió al ver a Long Qian Xing llegando con la Vieja Señora Long. Se suponía que debía estar cansado después del largo viaje y, sin embargo, aún se tomó un tiempo para visitar al Anciano Maestro Nan.
La Vieja Señora Long bufó. —¿Crees que quiero enojarme? Si no fuera por este papanatas aquí presente, no estaría tan molesta.
—El General Nan está cansado después del largo viaje. Abuela, ¿no crees que sería mejor que se tomara un descanso? —preguntó Long Qian Xing con una sonrisa.
