Nan Hua entonces miró a los cuatro asesinos mientras pensaba qué iba a hacer con ellos. Mantenerlos en la residencia estaba naturalmente fuera de cuestión. Era demasiado problemático tenerlos aquí.
—¿Quieres vivir o morir?
El asesino estaba atónito. Miró a Nan Hua con el ceño fruncido. —¿Qué quieres que hagamos?
El asesino frente a ella era bastante inteligente.
—¿Cómo te llamas?
—Fei Mao.
Nan Hua asintió. —Quiero que en el futuro me muestres el lugar de tu sucursal.
Fei Mao, el asesino frente a Nan Hua, estaba estupefacto. Miró a la chica frente a él pero no podía discernir nada de la expresión indiferente de Nan Hua. —La Organización Luna Oscura no es para tomarse a la ligera... Señorita.
—Puedo manejarlos —dijo Nan Hua—. No estoy preocupada. Miró a Fei Mao. —Regresa a la sucursal de la Organización Luna Oscura y quédate allí. Haz algunas misiones sencillas. Yo te contactaré cuando visite Ciudad Heng Xing en el futuro.