—¡Vamos, dilo ya! Todos estamos aquí esperándote —Erin incitó impacientemente cuando nadie habló.
Ryan permaneció en silencio.
Erin dirigió su atención a Ellie en cambio.
—¡Por amor de Dios, si él no va a hablar, tú suéltalo! ¿Qué pasa? ¿Te encontraste con algún idiota? ¿Hay algún triángulo amoroso complicado? Aquí todos somos amigos, no hay nada que esconder, ¿verdad?
Ryan y Lewis intercambiaron miradas confusas, claramente ignorados.
Curiosamente, la directez de Erin hizo que Ellie se sintiera un poco mejor. Se dio cuenta, ¿por qué tenía ella que sentirse mal? No era ella la que había metido la pata.
Ella comenzó:
—Tenía un novio... bueno, no realmente un novio. Más bien alguien que me interesaba. Sobornó a mi ama de llaves para intentar matarme porque tengo una póliza de seguro de vida, y él es el beneficiario.
Erin mordió un pistacho.
