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En medio de la caótica conferencia de prensa, algunos reporteros todavía mantenían un sentido de justicia, intentando calmar la situación.
—Si son veinticinco minutos, entonces esperemos.
—Deben tener algo importante que compartir si están pidiendo más tiempo. No creo que el señor Olsen esté siendo irrazonable…
Pero tan pronto como se escucharon estas voces de la razón, otros se burlaron.
—Si tú quieres esperar, esa es tu elección, ¡pero no pierdas nuestro tiempo! No es de extrañar que el Grupo Olsen te considere insignificante.
—Señor Olsen, nos debe una explicación hoy.
La frustración colectiva de los reporteros parecía suficiente para volar el techo.
Keira frunció el ceño, echando una mirada al Tío Olsen en busca de apoyo.
Si bien el Tío Olsen podía ignorar la mayoría de las preguntas, un reportero se atrevió a avanzar, mirándolo fijamente.
