Keira caminó decidida hacia el anciano señor Martin, mirándolo directamente —No llego tarde, ¿verdad?
La hora acordada era las diez de la mañana.
El anciano señor Martin dijo —No, no lo estás.
Keira asintió.
El anciano señor Martin la condujo hacia la casa, con Lewis y Holly siguiéndolos de cerca.
Nadie detuvo a Lewis, pero cuando Holly intentó entrar, Vera la detuvo —Esta persona es de la División Especial, señor Martin. ¿Está seguro que quiere que esté aquí para el procedimiento?
Antes de que el anciano señor Martin pudiera hablar, Keira replicó —¿No estamos aquí para hacer una prueba de ADN hoy? Eso no debería ser ilegal, ¿verdad? ¿Por qué no puede quedarse? ¿O es que usted planea alguna transacción ilegal y tiene miedo de que ella lo presencie?
Esa pregunta dejó callada a Vera.