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—I think it's a good idea. —James respondió seriamente.
Victoria se quedó atónita. Inconscientemente miró hacia su tío, solo para escuchar al Tío Olsen decir:
—Recuerdo que tienes propiedades a tu nombre, ¿verdad?
¡Victoria estaba impactada! ¡Se sentía como si hubiera caído en su propia trampa! Se apresuró a hablar:
—No, Tío, yo...
—Yo tengo una. ¡Puedes quedarte en mi casa por ahora! —James la interrumpió.
Victoria estaba sin palabras. Era la primera vez que sentía el dolor que podía traer el hombre simple. Mordió su labio, a punto de decir algo, cuando James le dio una palmadita en el hombro.
—Aunque eres nuestra hermana de crianza, no tienes que sentirte avergonzada. Después de todo, crecimos juntos. Mi casa es tu casa, así que siéntete libre de quedarte tanto como quieras.
Luego, con ojos brillantes, se dirigió hacia el Tío Olsen.
—Tío, ¿debo decirle a Keera mañana que Victoria se ha ido para que pueda regresar?
El Tío Olsen dijo:
—Adelante.