Keira nunca supo que un abrazo podía ser tan cálido, otorgando una sensación de seguridad en el corazón de uno. En el momento del abrazo, incluso sintió como si su corazón vacío se hubiera llenado. Incluso las mujeres que siempre eran fuertes e independientes a veces necesitaban consuelo y compañía. Apoyó su cabeza en su hombro. Los dos se inclinaron en silencio el uno sobre el otro.
La profunda voz de Lewis llegó a sus oídos. —Keira, ¿eres tú? Su voz llevaba incertidumbre. Keira suspiró por dentro, lista para confirmar su identidad cuando de repente un alboroto estalló en la entrada.
La niñera que había contratado estaba gritando:
—¿Qué están haciendo? Esta es la casa de la familia South. ¿Cómo se atreven a entrar así?
Luego vino la voz alta y agresiva de la madre de Howard:
—¿Qué familia South? ¿Quién eres tú? ¿Dónde está Keera? Nos estás impidiendo entrar. ¿Está ella adentro engañando con otro hombre?
Howard también reprendió enojado: