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La mirada de la señora Olsen era aguda.
Parecía delicada y débil por fuera, pero era resistente y dura por dentro.
Taylor la conocía demasiado bien. Inmediatamente dijo —Nunca la he considerado como mi propia hija. Shirley, ya te lo he dicho antes. En mi corazón, solo tu hija es mi hija.
La mandíbula de la señora Olsen se tensó. —¿Es así? —preguntó.
Taylor suspiró. —Estaba en contra de dejarles vivir con nosotros desde el principio. Tú lo sabes, ¿verdad?
Solo entonces la señora Olsen asintió.
Isla no estaba presente para escuchar la declaración del matrimonio acerca de sus verdaderos sentimientos. Ella fue directa. —Mamá, Keira siempre te ha escuchado. Por favor, ve a hablar con ella. Ahora vive en la casa de los Horton, donde las niñeras la miran por encima del hombro...
La señora Olsen bajó la mirada.
Siempre había sido una madre de mente abierta.
Tanto para Isla como para Keira.