Altea sonrió ante la atmósfera energizada que se extendía por todo el territorio. Sin embargo, sabía que la oleada de anuncios aún no había terminado.
Después de la economía, era hora de mejorar el poderío militar del territorio.
La razón por la que la economía venía primero era que las atalayas y la muralla les habían estado proveyendo suficiente protección. Había decidido mejorar primero el ánimo de la gente.
También prefería pensar en dinero que en asuntos militares cualquier día.
Suspiro. Si su esposo estuviera aquí, podría lanzarle este problema a él y no preocuparse más por él.
Pero él no estaba, así que solo podía adaptarse. Mientras se relajaba, meditaba sobre cómo manejar este asunto cuando no sabía nada.
Al pensar en ello, el rostro familiar de Drake apareció en su cabeza: Drake. Su esposo no estaba, pero había alguien que sabía tanto o más de estos asuntos. Aún era alguien en quien podían confiar. Con una sonrisa, se levantó y fue a tocar la puerta de enfrente.