Chris sonrió, jadeando sin aliento, pero su barbilla se mantenía erguida con orgullo mientras observaba el resultado de su sufrimiento.
—¿Cuánto tiempo tuvo que correr con esos malditos monstruos persiguiéndolo? —Fue muy difícil reunir a una multitud, y tampoco fue fácil leer las cartas de éter que le informaban dónde se encontraba el array al mismo tiempo.
—¡Esas malditas cartas eran enormes! Casi las dejó volar por su velocidad demasiadas veces. También hubo momentos en los que la inercia hacía que se golpeara directamente en la cara. Casi tropieza y cae, mordiéndole la pierna.
—¡Pensó que iba a morir de agotamiento! Corrió mucho tiempo para reunir a tantos, sin mencionar que la poción Atractora de Bestias era repugnante.
—¡Pero cuando vio que el plan tenía éxito y que efectivamente la multitud había encontrado el array, casi besa sus botas de velocidad de la emoción!
