—¡Señorita Juni! —saludó la recepcionista con ojos admiradores—. Te hemos estado esperando~
La mujer soltó una risita, encantadora sin esfuerzo, ante la ternura de la recepcionista.
—Por supuesto, no me perdería mis sesiones semanales aquí por nada del mundo —dijo la hermosa mujer, justo cuando sus ojos castaños se volvieron hacia las otras dos mujeres llamativas frente al mostrador.
Escuchó que habían llegado unos aborígenes coloridos con el grupo de Gill. Juni tenía bastante curiosidad sobre esa otra parte del mundo.
—Hola —dijo con una sonrisa—. Deben ser las nuevas visitantes.
Las dos asintieron, mirando a la mujer ligeramente más baja. —Hola, sí, acabamos de llegar ayer.
La mujer las miró con calidez, —Mi nombre es Juni, y vengo aquí a menudo, ¿les gustaría que les guíe?
Había visto a Lulu relajándose en la zona del vestíbulo y sabía que las visitas guiadas las esperarían afuera.