Al ver a los salvadores y supervivientes, la pesada atmósfera de ambos grupos se iluminó al instante.
En vez de hablar, Garan simplemente guió al equipo más grande para continuar como si nada hubiera pasado. Eventualmente podrían alcanzarlos, pero sus seres queridos no podían esperar más.
Sin mencionar que más turbas podrían ser atraídas por toda esta sangre. Había tantos refugiados y solo más de una docena de ellos; no serían capaces de proteger a todas estas personas incluso si tuvieran una enorme ventaja de fuerza contra los monstruos que encontraban.
Por eso el equipo no se detuvo a charlar. Más bien, los dos grupos simplemente se fusionaron en una fila.
Los refugiados entendieron y siguieron, y se comportaron bien, aunque no podían dejar de lanzar miradas de admiración hacia los soldados pero tenían miedo de actuar demasiado cercanamente.