—Así que esto es lo que parece un centro de pueblo de nivel 3... —dijo Kimmy, mirando el edificio de tres pisos frente a ellos.
Entraron y se encontraron con mucha gente haciendo sus propias transacciones. Al verlos, muchos dejaron lo que estaban haciendo y se giraron, mirándolos con curiosidad.
Kimmy miraba fascinada las decoraciones, y luego al candelabro y las luces de las apliques. Se veían muy bien, casi como si tuvieran electricidad.
Se giró para mirar a los otros dos señores con las pestañas revoloteantes, sonrojándose un poco. —¿Los centros de vuestros pueblos lucen iguales?— les preguntó.
Los dos hombres se estremecieron un poco, retrocediendo inconscientemente.
—No. Lo vimos cuando estaba en el nivel dos, y todavía hay diferencias —dijo uno de ellos. Por un lado, los suyos eran mucho más sencillos. Se podría decir que el Señor aquí aprovechó toda oportunidad de personalización.
Era realmente, muy, muy rico.
