Los dos viejos amigos estuvieron sin habla por un rato, sin saber cómo empezar.
—Yo…
—Yo…
—¿Cómo has estado? —preguntaron al mismo tiempo, y se detuvieron, riendo entre dientes.
Sheila parpadeó curiosamente ante la interacción y la muy palpable química entre ellos. Desesperadamente quería preguntar, pero en ese momento estaban en su propia burbuja.
Al final, renunció a cotillear, jurando hacer que Eugene confesara cuando regresara a casa.
Se aclaró la garganta y los dos giraron sus cabezas hacia ella simultáneamente. —Yo... eh... tengo cosas que hacer de vuelta en la farmacia. Um. ¿Eugene? ¿Me dejas a Melissa? —
Eugene parpadeó y luego se volvió hacia Melissa, quien miraba tímidamente hacia sus zapatos. —Yo... bueno, sí, está bien.
—Vale~ —Sheila sonrió y se despidió de los dos, salvándose de ser la tercera en discordia.