—Micheal se aclaró la garganta, repitiendo sus palabras como para confirmar —¿Ella... ella trajo plantas Terran?
—Sí. Ya alquiló varias granjas dedicadas a ellas.
Hubo silencio por un rato antes de que el señor lo rompiera, con la espalda apoyada en su silla, perdiendo un poco de su compostura. —Tu hermana es asombrosa. La mayoría de la gente... realmente no pensaría en esta dirección.
Incluso él, que tenía muchos recursos a su disposición, pensó en llenar su espacio con armas y suministros básicos.
—Bueno, ella es un poco… obsesiva —dijo Ansel con una sonrisa incómoda pero cariñosa.
Todo lo que su hermana hacía era lindo y lógico. Si no lo fuera, el mundo estaba equivocado.
—Bueno, mejoró la vida de la gente en tu territorio —le dijo Micheal—. Eso solo la convierte en una heroína.
—¡Por supuesto! —Estuvo muy de acuerdo—. No solo en el territorio, otras personas también disfrutarían pronto de los beneficios.