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El grupo se presentó más a fondo mientras comían, y Ansel tomó nota de sus palabras seriamente.
Después de todo, él también sería parte de su equipo.
Harold, el anciano, era el chef. La linda y pequeña Maya era su hija, a quien tuvo siendo ya mayor. También estaba a cargo de la operación general de su restaurante y supermercado.
Supermercado Gaea, tienda de comestibles Gaea.
Garan. Altea.
Tsk.
Nombres estúpidos.
Ansea sonaba mucho mejor, pensó.
De todos modos, volviendo al resto del equipo, miró a la otra chica, que se sonrojó un poco bajo su mirada.
La otra chica, Sheila, era enfermera y supervisaba la farmacia y la producción de medicamentos según las fórmulas de Altea.
¡Solo ahora se había dado cuenta de que las medicinas milagrosas que dieron antes eran su propia creación!
Por ser tan mágicas, siempre pensó que eran productos del sistema.