[Año 202 C., Orfanato kayseres]
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[PVO: Tercera Persona]
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El joven Alex era un niño de alrededor de 10 años. Nadie sabía cómo había llegado allí por primera vez varios años atrás. Se creía que lo habían abandonado, al igual que a varios otros niños, pero hasta el momento no se había descubierto la verdad sobre su trasfondo.
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Como uno de los grandes orfanatos, lo acogieron sin muchos problemas y lo integraron en uno de los grupos de chicos de su edad. Aunque era un chico peculiar en comparación con los demás, no lo trataron de manera diferente. Después de todo, el orfanato se regía por el lema del héroe Kayseres: proteger a los demás.
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Desde que ingresó, se sabía que Alex era extraño. No tenía un nombre y, cuando se le preguntaba, no proporcionaba uno. Se suponía que nunca había tenido uno desde el principio. Finalmente, se le asignó un nombre genérico: Alex. El apellido, como el de todos los huérfanos del orfanato, era el de héroe Kayseres, por lo que terminó siendo Alex Kayseres.
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Incluso con un nombre, el joven no se sentía apegado a él. Cuando los otros chicos lo llamaban, Alex solía no responder. Con el tiempo, se interiorizó más, pero hasta aquí, no era algo fuera de lo extraordinario.
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Alex tenía algunas características que lo diferenciaban de los demás chicos. La más notable era que era un glotón. No paraba de comer o, mejor dicho, no podía resistirse a las tentaciones. Era como si no hubiera comido en miles de años. Esto no se limitaba solo a la comida; también se aplicaba a otras tentaciones, como la pereza. El joven Alex parecía no tener control sobre estas emociones.
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Lo más llamativo era que era un joven muy inteligente. Era un caso raro. Muchas de las cosas que hacía por primera vez las lograba sin muchos problemas. Parecía como si ya las hubiera hecho en el pasado o tuviera algún talento innato. Rara vez se equivocaba o se cruzaba con alguna dificultad.
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Pero cada año, como es habitual en el orfanato, un grupo enviado por la asociación de héroes llegaba para verificar el nivel de mana de los niños de alrededor de 10 años. Este año le tocó al grupo de Alex, y fue el momento en que todos pusieron grandes expectativas en el joven.
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"wow... esto es demasiado..."
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"con este nivel, será un top mundial..."
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"no puedo esperar a verlo..."
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El joven Alex se encontraba en una encrucijada de destinos, su potencial brillaba como una estrella en el firmamento. Las palabras de los demás, mezcladas con la arrogancia y la expectación, lo envolvían como un manto. Pero no todos lo miraban con desprecio; algunos veían en él una inversión, un futuro prometedor.
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La gran academia de la Asociación de Héroes aguardaba, un lugar reservado solo para la élite de la humanidad. Con su excepcional nivel de mana, Alex parecía destinado a desbloquear habilidades poderosas. La entrada estaba prácticamente garantizada.
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Sin embargo, la verdadera prueba aún estaba por venir. La confirmación de su habilidad llegaría cuando despertara sus poderes, algo que los humanos solían hacer antes de alcanzar la adultez. Si lograba ingresar, su futuro estaría asegurado. Incluso si no seguía la carrera de héroe, un alto puesto le esperaba en ese prestigioso lugar.
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A sus escasos 10 años, Alex había pasado de ser un don nadie en un orfanato a una figura de interés. La magnitud de su mana había sido tan excepcional que incluso las noticias locales y algunas a nivel nacional habían informado sobre él. El mundo observaba, expectante, mientras el joven se preparaba para su destino incierto.
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"es cuestión de tiempo que muestre su habilidad..."
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"me pregunto que será?..."
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Los años transcurrieron mientras las preguntas resonaban a su alrededor. Algunos revelaron sus habilidades, mientras que otros aún esperaban el momento de despertar las suyas. El joven Alex, con su excepcional nivel de mana, se encontraba en una encrucijada de destinos, listo para enfrentar su futuro incierto.
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[Año 207 C., Alex kayseres]
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Se conocía que todos los poseedores de mana tienen al menos una habilidad, y aquellos con niveles más altos de mana tienen mayores probabilidades de obtener habilidades altamente valoradas. Aunque todos nacen con el conocimiento innato de sus habilidades y cómo utilizarlas, solo con el paso de los años y el crecimiento hacia la adultez pueden hacer uso pleno de ellas, aunque existen excepciones.
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El incremento del mana en el cuerpo con el tiempo no solo altera el cuerpo humano, mejorando la resistencia, agilidad o fuerza, sino que también la cantidad de mana almacenada alcanza un punto crítico necesario para activar dichas habilidades. Algunas habilidades requieren una gran cantidad de mana, lo que significa que pueden tardar años en manifestarse, y hay casos en los que nunca llegan a utilizarse en toda la vida de una persona.
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Este parecía ser el dilema de Alex. A pesar de haber sido el centro de atención hace cinco años por su alto nivel de mana, un logro notable para un niño, aún no había podido manifestar ninguna habilidad. La expectativa en torno a su potencial era alta, pero el misterio de sus habilidades no descubiertas permanecía intacto, alimentando la curiosidad y la especulación entre aquellos que lo rodeaban.
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( Hoy es el último día... podre entrar a la academia?... siento que puedo usar mi habilidad?... eso creo...)
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En la sociedad donde Alex vivía, era común que las habilidades de mana se manifestaran sin dificultades. Sin embargo, su caso era uno de los únicos: sabía que tenía el potencial, pero algo le impedía acceder a él, como si sus habilidades tuvieran voluntad propia.
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La incapacidad de Alex para mostrar sus habilidades con el tiempo cambió la percepción de la gente hacia él. De ser una vez querido y admirado, pasó a ser ignorado, como si todos hubieran aceptado que nunca podría usar sus habilidades. Esta situación le causó estrés y, combinada con su forma de ser, lo llevó a convertirse en un joven obeso, marginado y olvidado, ya sea por su personalidad o por haber sido una vez el centro de atención.
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(... Ese es... Eliot?... Que hace aquí?... Quiere entrar a la academia también?... )
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El último día de pruebas para la academia había llegado, y como era de esperar, la sucursal de la Asociación de Héroes estaba repleta de aspirantes. Entre la multitud, Alex divisó a un joven familiar: Eliot. Ambos habían sido los únicos que venían del mismo lugar, el orfanato. Aunque Eliot, en aquel entonces, solo tenía un nivel promedio y pasaba desapercibido.
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Ahora, Eliot había cambiado drásticamente. Se había transformado en un joven apuesto y musculoso, el tipo de persona que destacaría en cualquier lugar, como el protagonista de una película, rodeado de un grupo de seguidores que lo animaban.
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En contraste, Alex se encontraba en una situación completamente diferente. Aunque no era desagradable a la vista, no poseía la misma belleza que Eliot. Era solo ligeramente superior al promedio, pero su sobrepeso afectaba negativamente su apariencia. Además, lo más notable era su soledad; a diferencia de Eliot, Alex no tenía a nadie a su lado. Parecía el antagonista de una película, aquel que existe para hacer que el protagonista brille aún más.
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La vida de Alex reflejaba una historia de altibajos, de ser una vez el centro de todas las miradas a convertirse en una sombra en el fondo. Pero cada personaje tiene su momento, y quizás para Alex, ese momento aún estaba por llegar o eso esperaba Alex.
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( ya puede usar su habilidad?... no, no me va a quitar mi puesto en la academia, lo voy a lograr esta vez )
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"Siguiente!"
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El joven Alex dejó de dar vueltas a sus pensamientos y se concentró en la próxima prueba que se avecinaba. Su mente estaba llena de esperanzas y ruegos, deseando que esta vez su habilidad finalmente le hiciera caso y funcionara.