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Chapter 12 - 12. Elijo Castigo

Cuatro chicas borrachas hacían mucho ruido y Liam las veía a veces de reojo. Lía parecía estarse divirtiendo, reía con sus amigas mientras se lanzaban preguntas indiscretas. —Elijo verdad. –Terminó por decir Magda.

— ¿Eres virgen? –Preguntó la rubia curiosa. –Y no se vale decir mentiras.

—Sí, muy virgen y a mucha honra. ¡Salud! –La morena tomó uno de los Perlas que había en la mesa y lo bebió. –Muy virgen, sudo agua bendita.

—Justo ahora, sudas alcohol. –Rió Sunny. –ahora te toca, Magda.

—Bien, elijo a Lía. –La pelinegra tomó un poco de su cerveza. –Eliges una verdad, o un castigo. Se la valiente que elija castigo.

—Pues castigo. –Contestó envalentonada por el alcohol. —No puede ser tan terrible.

Magda quien ya venía pensando el castigo para Lía desde que la vio negar que no se acercaría jamás a un chico como Liam soltó su reto. —Quiero que cruces el bar y metas tu lengua en la boca de Liam. Dale un beso, niña. A eso te castigo.

—Cambio. –Dijo sintiendo un puntazo en la cabeza. –Eso no. —Liam pudo escuchar lo que le habían dicho a Lía y se preguntaba si ella sería lo suficientemente valiente como para intentarlo. Fingió no escuchar más y siguió bebiendo con sus amigos que estaba muy seguro que no prestaban atención.

—Quiero ver eso, no recordará nada, está más ebrio que nosotras. Al menos inténtalo, y si no resulta pues, cambiaré tu castigo. –Lía se levantó y bebió un poco de su cerveza, en el bar sonaba a todo volumen "I follow rivers" y las personas en la pista de baile movían sus cuerpos al ritmo de la música. Lía comenzó a caminar sintiéndose bastante mareada, Liam la vio acercarse y alzó una ceja un poco confundido. Al llegar a la mitad, Lía solo se giró y se devolvió a su mesa.

— ¡No puedo hacer eso! –Se sentó de pronto. –No lo haré, juré odiarlo por toda la eternidad.

—Es una pena, queríamos ver como lo besabas. –Contestó Sunny. –Creo que podrían hasta combinar como pareja.

—No, por supuesto que no. -Replicó Lía un tanto aturdida. ¿Ella como la novia de Liam? Cuando las vacas volaran.

—Cambien el castigo de Lía. Ya me siento muy mareada. –dijo Kat riendo un poco. –Magda. Vamos a cambiar eso, no lo hará.

—Okay, tienes oportunidad de recapacitar, un beso con el guitarrista o ir a St. Cyres justo ahora y harás el tatuaje que elijamos las tres. –Lía abrió los ojos sintiendo como el alcohol abandonaba su sistema.

—O sea, ¿Un beso o un tatuaje?

—Cualquiera de los dos será un recuerdo permanente. –Contestó risueña Magda. –Vamos, elige el beso. –Lía se sirvió un vaso de cerveza y lo bebió de golpe. Meditó, besar a Liam en medio de un bar o un tatuaje. Al menos el tatuaje podría cubrirlo.

— ¿Qué tan lejos queda St. Cyres? –Kat abrió los ojos de golpe y empujó un poco a Lía.

—Eres salvaje. ¡Vamos! Está a dos locales de aquí. –Las cuatro chicas se levantaron y entre risas salieron llevándose a Lía.

—Oye, Paul ¿A dónde va tu novia? –Dijo Trek al ver salir a la rubia con sus amigas. –Y Liam, creo que tu coqueta cellista se va. ¿Y si las seguimos?

—No es buena idea acercarse a mi hermana cuando anda de juerga con sus amiguitas. La última vez que interrumpí una de sus salidas, me dieron con un zapato. Agradezco que no fue uno de sus tacones. Pero las plataformas golpean igual de fuerte.

—Vaya, que mujeres. –Rió Liam. –Pero si deberíamos irnos, ya bebimos mucho por un día. –Los cuatro chicos pagaron su última ronda y decidieron volver al campus.

***

Estaba oscuro, con algunas luces neón y muchos instrumentos de esos que usan para fumar. Lía comenzó a sentir miedo. Tal vez debió haber besado a Liam, total, estaba ebrio, ella igual, podría culpar al alcohol. –Toca elegir. –Magda abrió una de las carpetas y pasó las hojas una a una. –Esto va a estar muy loco.

—Demasiado, ya me arrepentí. Nunca me planteé tatuarme. ¿Podemos irnos?

—No debiste rechazar los dulces y alcoholizados besos del chico más guapo de todo el Royal. –La música era igual de atronadora que el bar, Kat se acercó a Magda y señaló uno.

—Ese le quedaría ¿No crees? Va con ella. Es perfecto en el estilo incluso.

—Sí, opino que sí. –El tatuador las atendió, Lía no había decidido en donde se haría el dichoso tatuaje. Sunny susurró algo a oídos de Magda y ella sonrió. —Decidido Lía. Espalda.

— ¿Espalda? ¿Están locas? –Kat asintió y dio aplausos. —Ay no, o bueno, sí. Dios ¿En qué me metí?

—En la parte superior. ¡Si! –Lía terminó por sacarse el chaleco y la camisa quedando en un brasier negro. Se cubría con su bufanda. Sunny se acercó a la computadora donde reproducían la música, sonaba una canción de Wu-tang.

—Niña, sentada. –Lía miró la silla y se sentó a horcajadas dejando su espalda expuesta. Ya habían mostrado sus I.D, así que, todos sabían que entraban en la edad legal.

—Elegimos este. –Magda señaló el dibujo en la carpeta y se lo mostró al tatuador. –Queremos que quede tan grande como mi mano ¿Se puede?

—Sí, totalmente. Ese lo dibujé yo mismo. Es una gran elección. –Lía se asustó un poco al sentir el vibrar de las agujas. Luego de preparar su piel y limpiarla, pegó la máquina a la tez de la pelinegra y ella sintió los pinchazos. No era tan incómodo como esperaba pero si se estaba arrepintiendo.

—Ay, au, au... ¡Magda voy a matarte! ¿Esa no es una canción de Wu-Tang? –Rió mientras se concentraba en otra cosa que no fueran las agujas. Sunny puso una canción en Natasha Blume en el reproductor. –Esa canción no me la sé, pero no me molesta el rap, la vuelves a poner cuando termine ¿Cómo se llama esa que pusiste?

—Come down to the Black Sea, Swimming with me, ah-ooh, ooh –Canturreó disfrutando la canción pues era de sus favoritas. –Vamos Lía, diviértete, es Black Sea, sé que suena demasiado a porno pero es espectacular. Y la anterior... C.R.E.A.M.

—Para canciones porno tengo otras mejores. Cambia a "Do It for me" de Rosenfeld, te volará la cabeza. –Rió y comenzó a canturrear junto a las tres chicas cuando la canción que pidió comenzó a sonar.

—Lía, eres la mujer con más ovarios que he conocido. Mira que elegir un tatuaje por encima de un beso. ¡Te has volado la cabeza! –Entre canciones, chillidos y risas, el tiempo pasó y el tatuaje estaba terminado.

—Celebra mi arte, niña. –Lía se acercó a los espejos de trescientos sesenta grados y observó el tatuaje desde varios ángulos.

— ¿Es una magnolia? –Sonrió echando su cabello a un lado. –Es asombrosa, me encanta. Es asombrosa. Está genial.

—Sabía que iría con ella. –Sonrió suficiente Kat. –Gracias. –Magda pagó y Lía volvió a vestirse luego de que el tatuador le diera las indicaciones para los cuidados posteriores y colocarse una gasa protectora sobre el tatuaje. Las cuatro chicas volvieron al campus. Se quedaron en el piso de Kat comiendo helados, haciéndose confesiones, así como viendo varias comedias románticas.

***