Hace muchos años:
Desde pequeño, Uras siempre estuvo solo. Cuando era un bebé de tres meses, sus padres lo dejaron en un orfanato. Un lugar sombrío donde nadie lo quería, ni siquiera los otros niños que compartían con él. Era como si su presencia fuera una carga indeseada para todos los que lo rodeaban. Sin embargo, Uras siempre buscó la aceptación de los demás. Para llamar la atención, corría por el orfanato haciendo cualquier payasada con la esperanza de que alguien le hablara. Pero en lugar de risas, lo que encontró fueron regaños y desprecio.
No entendía por qué le tenían tanto odio. Nunca había hecho nada grave y solo intentaba ser gracioso. Se preguntaba constantemente cuál era el mal que había hecho para merecer tanto desprecio, al punto de que sus propios padres lo abandonaran en aquel horrible lugar. Estos pensamientos lo acompañaron hasta que tuvo quince años. Fue entonces cuando, cansado de buscar la aprobación ajena, aceptó el odio que la gente le tenía. Dejó de preocuparse por tener amigos o por encontrar el amor de alguien. Aceptó que su destino era la soledad y comenzó a pensar que su mera existencia era un mal presagio para los demás.Con estos pensamientos oscuros rondándole la mente, Uras tomó una decisión drástica.
Decidió que el día de su cumpleaños dieciséis se escaparía del orfanato para dejar de incomodar a todos. La idea de la fuga se convirtió en su única esperanza de libertad.El día esperado llegó. A la medianoche, mientras todos dormían, Uras se escabulló por los pasillos silenciosos del orfanato. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba a la ventana delantera. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella, saltó y la rompió, huyendo lo más rápido que sus piernas le permitían. Sin saber cómo, logró escapar y cuando recuperó la conciencia, se dio cuenta de que estaba a diez kilómetros del orfanato. Bajó el ritmo, pero siguió alejándose.A lo lejos, escuchó sirenas de policías y el zumbido de helicópteros.
Pero no se asustó. Sabía que estaba demasiado lejos para que lo encontraran pronto. Supuso que buscarían por los alrededores del orfanato durante varias horas antes de ampliar el radio de búsqueda. Para cuando eso sucediera, él ya no estaría ni en la misma ciudad.La adrenalina lo mantenía en movimiento. No tenía un plan claro, pero sabía que no podía quedarse en el mismo lugar por mucho tiempo. Pasó la noche caminando, alejándose cada vez más. A medida que el sol comenzaba a salir, se dio cuenta de que necesitaba encontrar refugio y comida. Sin dinero ni conocidos, su situación era desesperada, pero estaba decidido a no regresar.Durante los primeros días, Uras sobrevivió robando comida de tiendas pequeñas y evitando a la gente. Su instinto de supervivencia se agudizó.
Aunque su vida en el orfanato había sido dura, le había enseñado a ser astuto y a pasar desapercibido. Se movía de un lugar a otro, siempre evitando las grandes ciudades donde creía que sería más fácil ser descubierto.Con el tiempo, comenzó a encontrar pequeños trabajos que le permitían ganar algo de dinero para comer. Trabajó en granjas, lavó platos en restaurantes y realizó cualquier tarea que le ofrecieran. Su vida seguía siendo solitaria, pero ya no sentía el peso del desprecio constante de los demás. Se sentía libre, aunque fuera en una libertad precaria.La soledad, que antes le había parecido una maldición, ahora se había convertido en su compañera constante. La aceptación de su destino como alguien destinado a estar solo le dio una nueva perspectiva.
No buscaba la aprobación de los demás; en cambio, se concentraba en sobrevivir un día a la vez. Aprendió a disfrutar de los pequeños placeres de la vida: un amanecer, el canto de los pájaros, el sabor de una comida caliente después de un día duro de trabajo. Hasta que llegó ese día, el día de la catástrofe de la Torre. Un día tan trágico que parecía que el cielo se teñia de rojo a causa del dolor de la gente. Gracias a los gritos Uras se levantó de la cama, sin entender lo que sucedía. Hasta que miro por la ventana su semblante cambió drásticamente al vislumbra una Torre gigante en medio de la ciudad sin razón alguna. Esta situación hizo un mar de preguntas dentro de Uras una más irracional que la anterior.
Pero tuvo una pregunta que todos la tuvieron, porque apareció eso aquí. Una pregunta que no dejaba a nadie tranquilo, incluso los menos creyentes rezaban por su propio bien. Pero el llanto de un bebé hizo que Uras reaccionara salió corriendo de su casa y aseguró al bebé para que no estuviera expuesto al peligro y fue en camino a la torre para entender todo mejor. Al llegar el aire se sentía pesado lo que le dificultaba respirar, mientras se concentraba en respirar alzó la mirada y vio que monstruos de todo tipo de fantasías salían de la Torre. Mientras miraba a los monstruos se percato que atacaban a una mujer así que corrió para poder ayudarla, rápidamente le dio una para a un duende y se llevó a la mujer lejos de ahí. Después de dejar a la mujer en un lugar seguro volvió al sitio pero ya no había ni rastro de los monstruos hasta que vio a un grupo de personas y se les acercó pero se detuvo al darse cuenta que ellos habían acabado con todos los monstruos.
El no se atrevió a acercarse pero uno de ellos lo vio y fue a preguntarle si estaba bien. Uras con la voz entrecortada le dijo que si, así que el grupo se pero justo después de que se fueron algo dejó a Uras inconsciente. Dos semanas después Uras se levantó en un hospital donde estaba atendiendo a mucha gente. Cuando se pudo levantar de la cama fue a uno de los doctores, le preguntó qué sucedía. Con una sonrisa el doctor le dijo que todo se acabó, Uras no entedia así que le pidió al doctor que le explique.
Después de que el doctor terminó de hablar entendió que el grupo con el que se encontró antes de quedarse inconsciente habían logrado controlar el caos de la Torre. Después de un año se construyeron la Torre de los héroes pero cuando Uras las vio no encontró la Torre de aquel hombre que se había preocupado por el. Estaba intentando entender por qué el no estaba pero ...
Actualmente:
Uras se levantó después de escuchar alguien llorando por el. Era Lyra que estaba recostada de su pecho llorando dormida, era de noche y se encontraba en... ¿un hospital? Espero a que amaneciera para saber que había pasado. Cuando salio el sol Lyra se levantó y vio a Uras como la veía con cariño.
-Por fin despertaste Uras grito Lyra llorando.
-Lyra cuanto tiempo estuve durmiendo.
-Alrededor de un mes y medio.
Un mes pensó Uras que no entedia por que sucedió, pero decidió esperar a órdenes del médico. Después de que el médico lo revisara le dijo que podía irse pero no podía ir a clases ni a la Torre. Así que fue a su casa después de pasar el día con Lyra.