En un bosque oscuro y silencioso, un cazador de hombres fue atrapado después de años de caza furtiva. Este depredador había acechado a los viajeros que se aventuraban por el bosque, su marca macabra dejaba un rastro de cuerpos desmembrados y abandonados.
La ejecución se llevó a cabo en el claro del bosque donde se encontraron solo algunos de los incontables cuerpos de las víctima. El depredador, enjaulado y con los ojos llenos de odio, observaba con impotencia mientras la multitud se reunía para presenciar su final."Mi sed de sangre no ha terminado", gritó el depredador, su voz llena de desesperación mientras luchaba contra sus ataduras. La multitud, recordando los horrores que había infligido, observaba en silencio mientras el verdugo preparaba la guillotina.
Con un movimiento rápido, la hoja cayó y la cabeza del depredador se separó de su cuerpo. La multitud suspiró de alivio, sabiendo que finalmente el bosque estaría libre de su terror.