- ¡Corre, no mires atrás!, ¡solamente corre, Alex!.
¿Por qué estoy corriendo?, ¿Qué es lo que pasa?. Pensaba.
Alex siguió corriendo como aquella voz le decía, pero todo termino cuando miró atrás, se quedó perplejo mirando la gigantesca figura.
Tenía unos enormes cuernos, y una sonrisa siniestra, con unos ojos blancos.
Cuando Alex intentó correr de nuevo fue tarde, aquel demonio se había dado el tiempo de correr hacia él y tomarlo del cuello.
Apretó fuerte, los ojos de Alex se le salian de la cara, su nariz imploraba aire y su garganta se volvia morada al igual que su rostro.
Alex quería vivir, él luchaba con sus manos y piernas.
- ¡Te ves tan apetitoso!, ¿No quieres ser devorado por mí?.
Movió su brazo con el que agarraba a Alex hacia su boca abierta, él imploraba y gritaba por su vida, pero la sangre comenzó a bajar por su cuerpo y sus movimientos comenzaron a ser débiles, entonces sus ojos terminaron explotando, la fuerza que la bestia ejercía en el chico terminó por arrancarle la vista de un apretón.
- Esta vez seremos uno solo.
Comentó aquel ser con una voz ronca y aterradora; para luego morder la parte de su cuello y arrancar la cabeza de su cuerpo, en un movimiento final comió su piernas y brazos.
En el momento que ya no quedaba casi nada del chico, fue entonces que dirigió su mano al corazón de Alex y lo sacó para succionar la sangre que quedaba.
- Delicioso.
Fueron sus palabras al saborear el corazón tierno y débil de Alex.