Para Víctor Chadwick, participar en La emperatriz forense era tan simple como ir a comprar víveres, desprovisto de todo el drama asumido por los forasteros... El show estaba bien dentro de su capacidad, y no requería que se tomaran decisiones innovadoras.
Víctor siempre había sido una figura discreta, pero con su influencia, Mónica Baldwin también era una inusualmente reticente.
Dado que era el drama de la compañía propia de Víctor, no planeaba actividades adicionales más allá de los esfuerzos promocionales habituales. Después de todo, las calificaciones ya estaban y Mónica había cumplido con sus responsabilidades como actriz. Parecía que ahora tenía la intención de dirigir a Mónica de cierta manera, manteniéndola visible cuando había una obra y invisible cuando no la había.