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La noticia de Mónica Baldwin regañando a Abigail Briar se esparció como la pólvora, recibiendo elogios de todos en el círculo. Después de todo, esas personas de baja categoría que pensaban que la fama era todo lo que se necesitaba para la autocomplacencia merecían una lección.
Sin embargo, cuando Kimberley Briar se enteró de esto, su rostro se puso rojo de ira, golpeando la superficie de su escritorio.
Aunque ella también regañaba a Abigail de vez en cuando, al fin y al cabo, era su hermana. Como tal, las acciones de Mónica se sentían como una bofetada en su propio rostro.
De hecho, las acciones de Mónica llevaban otra implicación.
Como Kimberley, la hermana mayor, no estaba enseñándole a Abigail por sí misma, le correspondía a Mónica enseñar a Abigail cómo comportarse en su lugar. Tenía que haber alguien que guiara a la joven.
Kimberley llamó a Abigail para discutir esto, pero Abigail solo sonaba angustiada al teléfono.
