En la noche, cuando estaba tranquilo, después de que todos los visitantes habían dejado la habitación del hospital, Mónica notó el agotamiento en el rostro de Víctor.
—Duerme un poco, te vas a agotar antes de que el bebé nazca si sigues así —Mónica le dijo a Víctor con un toque de preocupación—. No soy tan frágil.
—Quiero se el primero en ver a nuestro hijo —murmuró Víctor, llevando la mano de Mónica a su rostro—. Y el hecho de que has estado teniendo contracciones estos últimos días y no hay nada que pueda hacer al respecto... me ha mantenido despierto con culpa.
—Todo vale la pena, por tener un hijo con el hombre que amo —respondió Mónica emocionada—. Ven y duerme conmigo un poco.
—Temo apretarte.
Mónica no pudo evitar reír:
—Es una cama de matrimonio...