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—Es tuyo, todo, desde adentro hacia afuera.
—¿Sabes lo difícil que es para mí controlarme para no ir hacia ti? —preguntó Víctor Chadwick en voz baja—. Quiero devorarte hasta que no quede nada.
Mónica Baldwin apretó los puños, a punto de soltar algunas palabras impulsivas, como, no quiero actuar más, solo quiero estar a tu lado.
O, ven y quédate conmigo, deja de trabajar.
Pero al final, no pudo decir una palabra.
Al verla en silencio, Víctor sabía que ella estaba haciendo todo lo posible por aguantar, así que cambió de tema. No quería que ella sufriera más —Me ocuparé de todo por ti, no te preocupes.
—Víctor...
—¿Hmm? —respondió Víctor inconscientemente.
—Nada, solo quería llamarte.
—Cuídate.
—Lo sé —asintió Mónica—. Me temo que me estoy quedando sin cosas que decirte.
—¿Por qué?
—Porque tengo miedo de que cada palabra que digo revele mi anhelo por volver a ti.