Antes de que Amelia pudiera reaccionar, Mónica colgó el teléfono. Cuando dejó su teléfono móvil, sus ojos no pudieron ocultar un atisbo de intensidad.
Nacer en la Familia Baldwin no fue su deseo, se había estado castigando a sí misma durante tantos años, ¿no era eso suficiente? ¿Hasta dónde quería empujarla la familia Baldwin?
—Mónica...
—Estoy bien —Mónica le dio a Alesha una sonrisa tranquilizadora. La lluvia afuera hacía que el ánimo de Mónica se volviera un poco pesado, pero al pensar en Víctor Chadwick, el corazón de Mónica gradualmente se calmaba y hasta sentía un calor inexplicable.
Una vez, renunció voluntariamente a su amada carrera para evitar a la Familia Baldwin y cuidar de Nathaniel, dispuesta a quedarse tras bambalinas para ser una esposa virtuosa y una buena madre. Pero ahora, sentía que estar en la posición más deslumbrante era el único partido para la inigualabilidad de Víctor.
Así que, no retrocedería más por la Familia Baldwin.