Tarde en la noche, en el baño del hotel.
Víctor Chadwick sostenía a Mónica Baldwin en la bañera, cubriéndola de besos a lo largo de su espalda con intensa ternura.
Mónica se había revolcado varias veces en el suelo durante el rodaje de hoy, lo que le causó algunos rasguños en la espalda. Al ver el vivo rojo, los ojos de Víctor se oscurecieron de repente —¿Estás herida?
—¿Dónde? —Mónica no sentía ningún dolor—. Probablemente sea una herida menor.
Víctor, apoyando su barbilla en su hombro, murmuró en su oído con voz profunda —Incluso las heridas menores no deben ser toleradas.
—Pero envidio a esas chicas de allá afuera que pueden hacer travesuras o pelear, y sus esposos vendrán en su ayuda...
—Es la primera vez que me entero de que la señora Chadwick puede ser violenta —Víctor apretó su abrazo—. Está bien, si hay una oportunidad en el futuro, lucharé por ti.