Advertencias capítulo no apto para menores de 21 años.
Este capítulo puede tener temas sensibles, como la muerte, el suicidio, y la salud mental.
lo escrito aqui es ficción, no lo intenté en su casa.
Al abrir mis ojos, estaba en el hospital.
Mis labios secos, tenia sed, no podía moverme, me habia roto hasta el alma.
Al caer en conciencia me di cuenta que me había arruinado, la vida.
—¡Mate a dos personas! ¡Mate dos personas! ¡Soy un mounstro!
"¡Siempre lo has sido! ¡Nadie te ha querido jamás!
¡Eres y siempre seras un mounstro!
Nadie te quiere, nadie te quera nunca"
Las voces en mi cabeza me atormentaban, pero esa no era mi voz, entonces gire mis ojos a mi costado para verlo allí, aquellos ojos amarillos su rostro desfigurado, era Minos.
"Decías que me amabas, y mira lo que me hiciste. ¿Qué clase de amor es este?"
—El mismo que el tuyo, jugaste con mis sentimientos, creíste que podías jugar con fuego y no quemarte, pues sorpresa, te equivocaste ja, ja, ja —empecé a reírme como desquiciado. Hasta que de repente la puerta se abrio y el ente se esfumó, aquel olor a rosa ingresó, dejando ver aquel tipo que me había salvado la vida, más de una vez. Lugonis el padre de Albafica, el padre de el Omega que me robo el amor de Minos.
Podía reconocerle a pesar de estar enlodado casi por completo debido a la tormenta alli afuera, sus cabellos rojos, era imposible de no reconocerlo. Quize hablar pero la sed me podía, me moría de sed, necesitaba agua.
—Tengo sed, necesito agua —Aquel tipo tomo el vaso y me dio de beber, un ser humano excepcional. Sin duda, una buena persona.
Una víctima inocente de mis acciones.
El solo queria saber el porque, y yo se lo dije.
Al fin al cabo tenían razón no merecia piedad de nadie, debia pudrirme en la cárcel, pagar mi crimen.
Esa noche, pensé ¿vale la pena seguir viviendo? Lo mejor es acabar con todo, tome la vía central colocada en mi yugular y con mis dientes lo arranque, me desangraria, moriría como viví siendo un miserable, sin ser amado por nadie.
Al cerrar mis ojos, recordé mi vida, mientras la sangre corría y mis ojos lloraban como si jamas lo hubiesen hecho.
Toda mi vida en un segundo, pero entonces la muerte otra vez se negaba a llevarme, al despertar aquel hombre, Lugonis estaba alli, mirandome fijo, sujetando mi mano, sintiendo lastima por mi, a mi el hombre que mató a su hijo a un mounstro.
—Perdón Lugonis, yo no quiero hacerte más daño. No era necesario que vinieras, no merezco tu lastima.
—Todos merecemos lastima, hasta el más cruel de los monstruos. Porque no me cuentas tu historia más a detalle, dime a profundidad, ¿cómo llegaste a este punto? Estoy dispuesto a oírte, sin juzgarte, cuéntame.
No sabía si ese hombre estaba cuerdo, nadie cuerdo haría eso, o si.
Acaso ese hombre podía ser tan bondadoso, acaso no era humano o era tan humano que por eso podía ser así tan empatico.
No solo me habia salvado la vida, 3 veces ahora lo intentaba hacer una 4.
Pero ¿Por qué?.
—Todos cometemos errores, todos y yo aun pago las consecuencias de los míos.
Continuara...