[Advertencia no apta para menores de 21 años: Este capítulo contiene temas sensibles como el abuso sexual.
Leer bajo su propio riesgo]
Hace más de dos décadas, Albafica entró en mi vida, un niño recién nacido. Era el bebé más lindo que había visto. Sus ojos celestes eran un reflejo perfecto de su cabello, creando un contraste armonioso con su piel suavemente rosada. Un Omega, el más bello de todos.
¿Quién abandonaría a una criatura tan inocente? ¿Quién lo pensaría? Lo cargué en mis brazos, le proporcioné calor maternal. —¡Tranquilo, pequeño! ¡Papá está aquí! —Cuidé a este bebé como si fuera mío, como si fuera de mi propia sangre, un hijo biológico que jamás tendría por mis propios medios. En la época en que vivíamos, ¿cómo podría imaginar tener un bebé? A los Alfas nos estaba prohibido dar a luz, los Alfas no debían dar a luz. Aquel que lo hiciera sufriría las consecuencias de tal desobediencia, la adopción era el único medio, yo en ese momento ya era paramedico rescatista, empezando mi carrera de bombero de la policía científica, un trabajo bien remunerado pero con un riesgo altísimo, pero no podia dejar a ese pequeño a la merced de Dios, no podía. Por lo que iría contra el mundo, pero le daría un hogar, una familia, pensé que seria difícil, pero no. En menos de un mes Albafica legalmente era mi hijo, mi vida que era gris, empezó a tener color.
Aquel bebé era una hermosa luz en mi terrible soledad, pero el universo no era contento no le gustaba verme feliz.
Una noche, este decidió arruinarme la vida.
Yo había trabajado durante todo el día, estaba agotado, pero entonces vi un vagabundo que parecía inerte, no se movía. ¿Acaso el pobre se había muerto por las bajas temperaturas?, al acercarme pude notar que este tenia la cabeza cubierta de sangre, y estaba palido, le costaba respirar, mirando mas detalladamente pude ver que no era un indigente, parecia alguien de buena posicion, pero estaba demacrado por el frio y presentaba muchos golpes.
—¡Dime tu nombre! ¡te voy a ayudar!
—¡Corre!¡No mires atras corre! !Salvate mientras puedas!
—¿Qué? —Entonces recorde las noticias donde informaban ataques hacia Alfas habian aumentado, pero ya era tarde esos criminales ya estaban alli, sentí aquellos pasos, 3 tipos aparecieron detrás de mi, no quería girarme sabia que eran 3 por su sombras, estaba aterrado, mis manos temblaban, me costaba respirar.
Sabia a lo que venían, estaba consiente de lo que iban a hacerme, me superaban en tamaño, en fuerza y cantidad
Por mas que quisiera aunque gritara nadie me oiría, estaba en una zona muy alejada de las residenciales, por lo que solo quedaba, encomendarme a Dios, por lo que me pare y los mire fijo, para luego fingir correr hacia un lado, y con toda la fuerza de voluntad ir hacia el otro.
La adrenalina, junto con el miedo, me daban fuerzas para correr, pero pronto estas me abandonarían y me alcanzarían.
Durante una hora corri, dando vueltas en baldío, y zona de fabricas abandonadas.
Era muy tarde, ya no habia transporte público, ya no habia movimientos de vehiculo, la iluminación era precaria.
—Lo que piensan esta mal, iran a prisión, son muy jóvenes se van a arruinar la vida, la prisión es cruel y dura. —Me estabaaa cansado de correr, pero debia seguir haciéndolo trataba de hacerles entender de lo que planeaban estaba mal, demasiado mal, pero seguían persiguiendome, así que me metí en una zona restringida y me trepe al árbol más alto, no bajaría de alli, si lo hacía era mi fin.
—Baja.
—Bajare cuando se vayan —Estaba abrazado a una rama gruesa y alta donde no podían alcanzarme.
—No vamos a hacerte nada, solo baja.
Era mentira, buscaban engañarme para que bajara y hacerme daño. —¡Déjenme! Tengo un bebé que depende de mi..
—Haberlo dicho antes, jamás destrozariamos una familia.
—¿En serio? —En ese momento me descuide, sabia que era una mentira pero me distraje un segundo, y me tiraron del árbol, no recuerdo nada que pasó solo se que camine durante el anochecer con el cuello adolorido, y con dolor horrendo de cintura, al llegar a mi casa, la vecina solo me vio horrorizada —¿Estás bien? ¿Qué te paso?
—Sí, estoy bien.—No recordaba nada ni siquiera sabia como llegué hasta allí, tenía frío y no sabía porqué.
—¿Seguro? Llamare a un médico.
—Sí, estoy segur... —Entonces me vi en el espejo, ¿donde estaba mi camisa? tenia mi camperon de bomberos, pero mi camisa ¿donde estaba?
Tenía moretones en mi cara, en mis pectorales, mi ojos hinchados, golppes en mis piernas ¿y mis pantalones? Acaso vine en bóxer hasta mi casa, tenia un solo zapato.
Por lo que luego de mirarme un rato, pedí a la vecina si esa noche podía cuidar más tiempo a Albafica quien estaba dormido, pero era pequeño apenas tenia dos añitos. para luego acercarme a mi teléfono y marcar a la policia —¿911?, creo que fui víctima de un ultraje —le di la ubicación, corte la llamada me sente y colapse al punto de no poder parar de llorar, de no perder encontrar contención.
Mi infierno recién comenzaba.
Continuara...