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Chapter 11 - El placer no es un pecado

Narra Alekxandra El hotel KERT era un hotel de cinco estrellas que se encontraba en el centro de la ciudad. No conocía hoteles pero este era el más lujoso y lindo.La mayoría de personas que se hospedaban en él, eran mayormente turistas billonarios y el hospedaje de una noche costaba mucho más que el collar que estaba alrededor de mi cuello.El desagradable chofer de Emir se encontraba al volante estacionado en el parqueo, creo que en ese momento estaba esperando una señal.El viaje fue muy incómodo porque sus ojos no dejaban de observarme con cierto desagrado. Su mirada me daba mucho miedo, era una mirada de odio como si hubiera hecho algo indebido. Estaba asustada de lo que podía pasarme.Si ese tipejo me descubría no sé qué Demonios iba a pasar conmigo. Esa vez me sentía muy pequeña aunque tenía el poder de matarlo de una sobredosis. Decía que era capaz de hacer lo que fuera, pero no, tenía remordimientos y mi conciencia me gritaba que no debía hacer lo que estaba a punto de hacer. Pero no tenía otra alternativa porque ese hombre no me dio otra opción ni la oportunidad de decidir por mí.No sabía por qué me citó en su oficina, no sabía porqué me estaba diciendo que se quería acostar conmigo como si estuviera pidiéndome permiso para intimar.Pero no era lo que parecía, solo me estaba demostrando que podía pasar por encima de mí y no había nada que pudiera hacer, sólo aceptar.Demonios.-¿Qué hacemos aquí?- me animé a hablar con voz temblorosa.El hombre me miró por el espejo retrovisor y enarcó el labio con una mueca de repudio.-Estamos esperando la señal del señor - respondió cortante.Resoplé para vaciar el aire que tanto llevaba reprimido, el cual era sofocante para mis pulmones y aceleraba mi corazón. Estaba muy nerviosa. Las manos me sudaban, y la piel me picaba. Jamás en mi vida había sentido tanta adrenalina correr por mí cerebro.La respiración llegó a fallar, se me detenía por unos segundos y luego volvía con esfuerzo. El pecho me subía y bajaba con rapidez y contra mi voluntad.Mi celular comenzó a vibrar y lo tomé en mis manos temblorosas para leer el mensaje de Sonya.-¿Qué ha pasado? ¿Puedes hablar?-Estamos en el estacionamiento del hotel, me estoy muriendo de miedo. Todavía no me he encontrado con él.Sonya:- Envíame tu ubicación en tiempo real, para cualquier emergencia. Cuídate mucho, estaré esperando tu mensaje si algo sale mal.Le envié la ubicación.Las luces del hotel se apagaron todas, así que el hombre me miró.-Salga ahora y vaya a las escaleras- me ordenó-. Le daré diez minutos para que suba las escaleras y se acomode en la habitación que le indique.Negué con la cabeza, no sabía por qué las luces del hotel se habían apagado. ¿Acaso quería que subiera a escondidas de las personas? Era humillante, jamás en mi vida me había dejado tratar así, al menos lo que más me tranquilizaba era que no estaba en mis manos.-Muévase, el tiempo está corriendo desde ahora.Me tendió una tarjeta.-Aquí está la llave, cuando las luces se enciendan utilice esto para entrar a la suite del hotel.Estaba perpleja, ni siquiera pude reaccionar hasta que sus dedos se chasquearon en mis narices, parecía que me estaba motivando para volver de mi trance.La tomé en las manos y abrí la puerta del auto, cuando salí el frío golpeó mi piel y me estremecí. Con dificultad caminé hasta llegar al hotel, los tacones esta vez me estorbaban.Llegué a la entrada y caminé apresuradamente hasta llegar a las escaleras, estaba todo silencioso y no podía entender como le había hecho para hacer semejante circo. Olvidaba que era un millonario y tenía el poder de hacer que el mundo girara a su alrededor.Levanté un poco el vestido para subir el escalón uno tras otro, maldiciendo internamente. Mi respiración se volvió caótica y mis manos estaban humedecidas por tanto esfuerzo que hacía, estaba sofocada. Al llegar al último peldaño y al pasillo de la suite me quedé de pie recuperando la estabilidad, y esperando a que mi respiración se normalizara un poco. Duré aproximadamente tres minutos respirando muy forzado, temía que tuviera un ataque de pánico en ese momento. Continué caminando, llegué a la puerta y como si hubiera adivinado que estaba de pié se encendió la luz. Pasé la tarjeta, y esta emitió un pitido. Giré la manilla y se abrió al instante.La Luz se encendió automáticamente y lo que pude ver me dejó petrificada.Él, estaba ahí, de espaldas al cristal de la ventana. Estaba vestido muy raro, parecía un verdadero sultán.Llevaba un caftan, su ropa era de pura seda de color verde Esmeralda, así como mi vestido. Pero mi vestido no estaba relacionado con ese hermoso traje que le hacía parecer que estábamos en otra época.Su turbante en la cabeza escondía su cabello castaño y el verde hacía el azul de sus ojos resaltar. Observé la habitación, había una especie de mesa pequeña que se sostenía del suelo, apenas podía alcanzarla si me sentaba sobre él. En la mesa había una especie de mantel verde de seda y encima de ella estaban todas esas delicias turcas. Se me hizo agua la boca a pesar de lo nerviosa que estaba por lo que pudiera pasar en esa habitación. El apetito se me abrió de inmediato y era entendible, porque Anastasia no me dejaba comer esos deliciosos dulces. Llegó un tiempo en el cual yo los comía a escondidas de ella pero solo bastaba unos días para que ella lo supiera. Luego dejé de comerlos porque quería ser disciplinada en el ballet. Pero no podía negar que mi madre me presionaba mucho porque de vez en cuando quería comer dulces, para mí no era nada malo comerlo de vez en cuando.Sus ojos me miraban con tanto deseo que eso me hacía sentir incómoda.-Bienvenida- se animó hablar Empecé a jugar con mis dedos y estaba aterrada por lo que podía pasar, la verdad es que no estaba lista para que sus labios empezara acariciar mi piel.-No se quedé ahí de pie. ¿Por qué no se sienta?. - cuestionó en un tono tranquilo. Sus ojos me observaban con tanta tranquilidad que daba miedo.Tragué la última porción de saliva que me quedaba. -Yo...Hizo un ademán con la mano para que me sentara en los almohadones que se encontraban esparcidos por el suelo. Se sentó del otro lado de la mesa y yo lo imité, en silencio.-Puede comer todo lo que quiera- me animó -. ¿Le gusta probar platillos de otra cultura?-Nunca he probado otra comida, no me he sentido atraída por ese tipo de cosas que no tengan que ver conmigo.-Pues, que mal porque estos dulces son exquisitos.-¿Cómo se llaman?-Este de aquí se llama baklava- respondió mientras sus dedos sostenían uno. Se lo llevó a la boca y comenzó a devorarlo con los dientes. Mi mirada repasaba todos sus movimientos y me preguntaba cómo iba a poner la droga en alguna bebida, pero aquí no habían bebidas, solo habían dulces.La curiosidad me ganó, así que, dudosa moví mi mano hacia los platillos y tomé uno de esos dulces que eran cuadrados y transparentes, no pregunté cómo se llamaban pero éstos me habían llamado la atención, porque eran transparentes. Tenían un aspecto gelatinoso y podían ser de todos los colores.-Ese dulce que usted eligió se llama Lokum. Es un dulce muy tradicional en Turquía y está hecho a base de agua, azúcar y almidón. - explicó.Cerré los ojos disfrutando de la consistencia y de su sabor. Jamás me había comido un dulce con tanta libertad, y se sentía tan bien poder hacer esto.-Veo que le gustaron mucho - pronunció -. Puede probar otros si le apetece. Negué con la cabeza.-No, muchas gracias.Silencio.-Veo que no se siente muy cómoda -dijo-. Quiero que me tenga confianza, no le haré daño.Le miré y noté que me estaba observando con normalidad, y hasta eso comenzó a dar miedo, porque no sabía si este hombre estaba loco.Desde que me vio no hizo más que tratarme como a una basura..., me amenazó y me humilló y luego, básicamente, estaba obligándome hacer cosas que no quería. -Señor, ¿Cómo está mi hermano?-le pregunté -. quisiera saber. Usted sabe que perdió a su madre. - casi se me rompió la voz-. ¿Está triste?Bajé la cabeza cuando sentí un nudo en mi garganta al recordar el asesinato de mamá. Su mano acarició mi barbilla e impulsó suavemente mi cabeza hasta que nuestras miradas se encontraron.-Su hermano está muy bien, lo he mantenido entretenido. Además, este fin de semana lo llevaré a terapia psicológica. No se preocupe.-¿Cuándo me va a dejar verlo?-cuestione-. Por favor él es muy pequeño y necesita de mí, yo soy su hermana mayor y es lo único que me queda. Su mirada se suavizó un poco y su mano abandonó mi barbilla.- Pronto - respondió. - no se preocupe que yo no lo voy alejar de usted. Pero él se va a quedar conmigo, bajo mi cuidado.Me limpié las lágrimas traicioneras que se escaparon y desvié la mirada tratando de normalizar mi estado de ánimo.No podía dejar de sentir esa mirada clavada en mí dirección.-Usted se ve preciosa-pronunció-. Parece una princesa con ese vestido.Lo miré nuevamente incómoda por su cumplido tan inesperado.-¿Qué vamos hacer?-inquirí con interés. Estaba desesperada por saber qué iba a ocurrir, ya me estaban cansando todos sus rodeos.-Solo estamos disfrutando de las delicias turcas. -respondió-. ¿acaso quiere hacer otra cosa que no tenga que ver con la comida? Dígame algo Alekxandra, ¿Usted quiere que la desnude y la haga mía? Porque si es así, solo tiene que pedirlo.Tragué saliva, atónita por esa revelación.-Si usted está esperando a que yo se lo pida, déjeme decirle que usted está perdiendo su tiempo -le dije-. ¿Acaso cree que así se pueden conseguir las cosas? ¿Acaso nunca le enseñaron cómo cortejar a una mujer? - Sí.- Afirmó-. Sé muy bien lo que tengo qué hacer para cortejar a una mujer... pero usted lo ha dicho, a una mujer de verdad, no a una prostituta como usted.-infeliz- apreté los puños por debajo de mis costados - le juro que se va a arrepentir de esto.Me levanté de la almohada y no pude mantener el equilibrio, mi vista estaba borrosa. Mi piel estaba sudada y me encontraba muy caliente.Ese hombre había puesto algo a los dulces, de eso no me cabía la menor duda.-Alekxandra...- pronunció mi nombre -. Usted dijo que si espero a que me pida que la haga suya estaría perdiendo mi tiempo. Al contrario, ahora mismo estoy esperando a que pase y le juro que usted se va a tragar sus palabras.Mi corazón comenzó a palpitar, me sentía tan rara, era como si mi piel estuviera respondiendo a la sensibilidad.-¿Qué fue lo que me dio?- pregunté con dificultad, alejándome de su lado.Sonrió maliciosamente.-¿No siente que su cuerpo pide lo que su mente aborrece?- caminó hasta mí  sigilosamente y se posicionó detrás de mí -no puede sentir esas sensaciones...Sentí su cálido aliento en mi cuello y jadee estremecida.-Si, la siente, Alekxandra.-¿Qué diablos fue lo que me dio?- presioné-. dígame.Estaba desesperada. Sus manos tocaron mi hombro y me estremecí nuevamente, de repente sentí un calambre en mi vientre, ese que humedeció mi feminidad.Se pegó más a mí y sostuvo mi cadera.No no no, no quería esto pero quería sentirlo, quería tenerlo, besarlo. Su toque era tan superficial y se sentía tan placentero.-Se que me desea Alekxandra. -dijo, en un murmullo ronco. - lo puedo sentir cuando tiembla- suspiró en mi cuello.-No. - me aparté de él - quiero que me deje en paz, no me provoca nada. Lo que está haciendo es un crímen.Negó con la cabeza.-Es un crímen si lo hago yo, pero si lo hace usted no lo es, ¿No es así?- lanzó una risa cínica.Algo me hizo click en la cabeza y eso me dejó un sabor amargo en la boca, mi pecho se contrajo del miedo al saber que él lo sabía, sabía que yo iba a drogarlo y esto solo se había convertido en una maldita trampa.-Lo iba hacer sí, para que no me tocara con sus sucias manos, porque usted me repugna- revele -. lo Detesto. Y si me dieran diez intentos más sin duda lo haría y no es un pecado porque usted quiere abusar de mí.-Lo que va a pasar en esta habitación esta noche tampoco es un crímen basándonos en su moral. Además, el placer no es un pecado.