El otro día, los asistentes vinieron a ayudar a Lillian y debido al desorden de la sala pensaron que algo había pasado, la dama de compañía quiso informar inmediatamente al rey sobre lo sucedido. Lillian inmediatamente se dio cuenta de quién de ellas había mostrado más interés y dijo que después del desayuno reuniría a todas las damas de honor. Todos estaban reunidos en el pasillo y Lillian bajó las escaleras con una postura imponente.
— ¿Quién fue el responsable del té?
Nadie quiso hablar.
— No creo que necesite activar la magia de sumisión.
Entonces, una de las empleadas respondió:
— Su Alteza, sólo hice esto por orden del rey.
Pidió perdón y pidió clemencia.
— "No puedo dejar a mi lado a alguien que obedece las órdenes del rey".
Lillian advirtió a todos los empleados que evitaran realizar acciones innecesarias, ya que no necesitaba su interferencia.
Por la noche, Lillian llamó a Issac a su habitación. Issac estaba completamente desconcertado por sus acciones de la noche anterior.
— Issac, te liberaré de la magia de la sumisión.
— ¿Por qué, Lillian? ¿Ya no me necesitas?
— Te liberaré para evitar que alguien te obligue a hacer algo que no quieres hacer. No estoy hablando de lo que pasó anoche. — dijo un poco avergonzada. — Me refiero a lo que el rey te obligó a hacer.
— Te darás cuenta de que si me ordenas algo, tu posición estaría en peligro. ¿Por qué haces todo esto por mí?
— Porque sé que por muy mala que pueda ser en el futuro, tú fuiste el único que no deseó mi muerte.
Issac no entendió lo que acababa de decir la princesa. Pero parecía como si ella creyera en su lealtad.
— Además, sin la magia de sumisión, sabré si tu lealtad hacia mí es realmente verdadera. — dijo Lilian.
Lillian se acercó a Isaac, le pidió que se inclinara un poco y lo besó en el cuello y la magia de la sumisión se deshizo. Tocó el lugar donde Lillian lo había besado y le preguntó por qué la forma en que había deshecho su magia había sido diferente.
— Porque eres especial, Isaac. — dijo sonriendo.
La sonrisa de la princesa era tan encantadora que Issac quiso besarla, además de agradecerle por liberarlo, Issac se acercó y tocó delicadamente el rostro de Lillian, deslizó su mano derecha por la nuca y suavemente levantó su rostro, tocándolo con su mano izquierda en su barbilla, se acercó, sus labios estaban cerca, podía sentir la respiración de Issac y mirar en su dirección, cerró los ojos.
Sin embargo, alguien llamó a la puerta, la abrió y los vio, sus labios estaban cerca, casi tocándose.
— Perdón por interrumpir, Alteza. Sin embargo, el duque Gideon ha regresado y desea tu presencia.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lillian. El duque Gideon fue uno de los principales responsables de su caída. El duque había conquistado un nuevo territorio y había capturado algunos prisioneros, uno de ellos era un príncipe de un reino cercano.
Se encontraba presente en la habitación acompañado de un prisionero, le ordenó que se callara e inmediatamente el guardó silencio. Lillian había aparecido en lo alto de las escaleras y notó que Gideon estaba acompañado, cuando Lillian miró el rostro del príncipe prisionero se sorprendió, como lo estaba en el sueño.
Gideon inmediatamente notó la presencia de Lillian y la saludó.
— Traje otro juguete para Su Alteza, ¿lo aceptará como su concubino?