Presente
Jayden estuvo esperando en la sala de interrogatorios durante una hora. O incluso más. Había perdido la noción de tiempo. Miraba a las paredes desesperado, porque no soportaba lo estrecho que se sentía aquel frio espacio. Ni había calefacción, así que sentía que se congelaba. Se sentía tan atrapado allí, sabiendo que Dake tenía posiblemente a la policía comprada, y estaba servido cual carnada para tiburones hambrientos, listos para devorarlo, y así darle el lujo al líder de ellos, quizá recibir una palmadita en la espalda por su buen trabajo. La calamidad y su mala suerte lo habían puesto en esa situación ¿Verdad? ¿O era la consecuencia de querer ayudar a otros que lo ponían siempre en el mismo aprieto? Sea cual sea la razón, estaba contra las cuerdas. O más bien, el concreto de aquellas paredes.
Trataba de no dejarse llevar por aquellos pensamientos negativos, solo hacía el esfuerzo de respirar, mientras hacía de sacarse de encima aquella sensación de estar perseguido, pero cuando trataba de pensar en otra cosa, aparecía aquella imagen del auto estrellado de Daniel. Y si iba más atrás, la de ellos. Quizá su mente solo quería torturarlo como siempre. Aunque era el destino el que más quería hacer esto último.
Finalmente, llegó la oficial que iniciaría el interrogatorio. Con una actitud algo altanera, dejó unas carpetas en la mesa, y se sentó, apoyando la espalda en el respaldo de la silla, y cruzando las piernas. Jayden frunció el ceño, y suspiró.
-Sientate... -Dijo con una voz seria.
Jayden la analizó de pies a cabeza con la mirada.
-Se que eres terco, pero no rebelde. Así que, siéntate. -Reiteró, haciendo énfasis en cada palabra.
Suspirando, se sentó mirando al costado. La oficial, quien parecía estar algo ansiosa, aclaró la garganta, mientras comenzaba a hojear la carpeta. Mantenía su mirada al papel, pero estaba alerta, ojeando de vez en cuando al chico. Por su lado, Jayden, se sentó con los codos apoyados, cabizbajo.
-Estuviste frente a un choque, claramente intencionado, y atacaste al acusado de hacer esto último... Además, un testigo te vio con tu arma desenfundada. -Hizo una pausa, no sabía si ella estaba recordando lo que iba a decir ahora, o quería que él pensase en lo ocurrido- No se ve bien Miller. Son muchas cosas juntas. Y ninguna de ellas es normal.
Este no respondió, solo levantó el hombro en señal de falsa despreocupación.
-Mhm... Mira se nota que esto no tiene nada que ver contigo como tal, ya que la persona que hizo el caso, el tal "Crismón", confesó todo hará unas horas. -Explicó velozmente, mientras marcaba con los brazos las distintas comas y puntos- Sin embargo, de alguna u otra manera, ya hay dos asesinatos, y un intento de lo mismo, cerca tuyo...
-Este no tiene nada que ver con el anterior. -Interrumpió Jayden tratando de justificarse.
-No lo dudo... Pero quería detenerte desde hace unos días, para hacerte la misma pregunta... ¿Sabes quién podría ser? ¿El que te está persiguiendo, y provocado tantas catástrofes a tu alrededor? ¿O solo tienes una suerte de mierda?
Jayden rio genuinamente. «No me jodas» Finalmente miró, aún con la cabeza baja a la policía.
-Tú lo sabes mejor que nadie Blair que los que ocurre.
Blair suspiró y alejó su mirada un poco.
-Igual quiero que lo digas. Algo sabes. -Replicó ella. Luego señaló la cámara de seguridad en el techo- Mandé que las apagaran, y no hay micrófonos. -Se abrió la blusa para demostrar que no tenía puestos artilugios más allá de su sostén.
-Quizás así puedas matarme sin testigos.
-Dejate de juegos Jayden.
-¿Qué juegos? Lo que digo es válido.
-Dilo. -Reiteró con un poco de bronca.
Jayden pensó si decir la verdad, pero solo se dedicó a ser sincero.
-Fue Dake...
-Bien... -Ella volvió a la calma.
-Daniel Arthur... -Continuó.
Ella se quedó helada. Miró hacía Jayden con miedo.
-¿Cómo? -Preguntó temblorosa.
-El nombre de Dake es Daniel Arthur. Lo descubrí hace poco.
Blair bajó la mirada, ocultando sus ojos detrás de su cabello.
-¿Es verdad? -Rogó por respuestas, casi como un niño asustado tras escuchar un cuento de terror- ¿Él es quien me arrebató a mi esposa y mejores amigos?
Blair permaneció callada, luego miró a los ojos del acusado. Y con la sinceridad más grande que podría usar una mujer como ella, dijo:
-Si Jayden. Es él. -Confirmó amargada, mientras solo miraba el suelo, y tamborileaba su pierna con sus dedos- Ya lo sabes ¿Eh?
-Fuiste tu quien me lo dijo... Roxas.
-Vaya... -Exclamó algo sorprendida- ¿Cómo...?
-El juego que Adam jugaba, tenía un personaje llamado así. ¿No? Y sé que lo jugaba, porque en su oficina tenía un poster pequeño con la portada de uno de los juegos...
-Siempre me pareció un poco infantil que tenga eso en su oficina, pero, era lindo, a su manera. -Volvió a él- Bien... Me alegra saber que eres ingenioso…
-Eres capaz… -Interrumpió el miope- de intentar engañarme, ¿Pero no de acabar con Daniel Arthur?
-Baja la voz... -Alertó la pelirroja- Llámalo por su alías de momento... No sé del todo quien está de mi lado y quién no.
Jayden asintió algo molesto.
-Y si... Estoy bajo su mirada... Lamentablemente, soy su principal blanco. Se demasiado, pero me escudo con la gente de la policía.
-Yo también estoy vigilado. Pero sé por qué me odia, Blair. Y porqué está tras de mí...
-¿Por qué te odia?
-Eso no es de tu interés.
-Si lo es...
-No confío en tí.
-No lo hagas, pero estamos juntos contra esta amenaza.
-No lo dudes... Pero... No quiero hablar de eso.
-Esto es un dato que quizá te sorprenda. Esto es un interrogatorio. -Pareció amenazar- Eres una víctima de Daniel. Yo estoy contra él, y quieras o no, no tienes verdaderas armas para enfrentarlo. No sin mí. Así que, ¿Por qué te odia?
Jayden permaneció callado.
-Además, sabes que puedo ser muy, -Se detuvo pensado un segundo- demasiado, convincente.
Jayden suspiró. Supo que no saldría de allí, y que lo mejor que podía hacer era callarse. «Maldita»
-Lo conozco del pasado...
Hace 10 años
Se despertó a la hora de siempre. Antes que su despertador incluso. Irónicamente, nada fuera de lo ordinario. Se quedó en la cama un rato más. No tenía ganas de levantarse. Nunca las tenía, para variar. No le gustaba estudiar. Como a nadie, suponía. No le gustaba que su escuela se estuviera cayendo a pedazos. No le agradaba a sus compañeros. Aunque esto último, con razón. Sus métodos para ayudar eran poco factibles para la sociabilidad. Naturalmente no la soportaban. No era algo que le agradase, pero era la única forma que se le ocurría, para poder hacer una diferencia. Lo que no quitase que eso le quitara las ganas de no volver a esa institución, Pero bueno, debía mantener sus horarios perfectos. Debía enorgullecerla, y era su verdadera motivación. Solo se levantó, mientras se refregaba los ojos, alejaba a sus peluches de la cama e iba directo al baño.
Se peinó frente al espejo. Se lavó los dientes. Se puso la vincha. Se puso jinés y un top «No, nadie va a querer verme así», se lo quitó se puso una camisa. Luego el abrigo de cuero y salió del cuarto aun bostezando, rumbo a desayunar a la cocina. Su tía estaba allí, y no tardó en saludarla tranquilamente.
-¡Buen día Abi! -Gritó, levantándose de la silla, y yendo directo a hacía su sobrina.
Abigail levantó la cabeza. Sonrió.
-Hola Tía.
La abrazó con fuerza, y le dio varios ruidosos besos en la frente, con mucha fuerza.
-¿Cómo amaneció mi pequeña?
-Bien… -Tratando de sacársela de encima- Basta Tía... Ya es mucho...
-No te hagas que te encanta. -Respondió, Sabrina, sin detenerse con el cariño a su sobrina- ¡Mi pequeña ya está tan grande!
-Con más razón deberías dejarme...
-¡Déjame disfrutar! Estos momentos se nos terminan lentamente. Ya estás convertida en toda una señorita.
-Okey okey… Un poco y ya.
Sabrina se detuvo con los besos antes de abrazar con fuerza a su pequeña. Con tanta fuerza, que casi llegó a ahogarla.
-Hay pequeña... Te hice el desayuno.
-Sabes que puedo hacérmelo sola...
-Obvio que lo sé. Pero yo hago los mejores huevos revueltos.
-Es verdad. A mí se me queman siempre. Gracias.
Abigail se sentó. Se sirvió café, y comenzó a comer. Estaba delicioso. Quería disimular su extremo gusto, pero tenía mucha hambre. No había comido esa noche. Llegó demasiado cansada a causa del ataque de pánico. Pero le costaba horrores disimular su preocupación por ese día, y su tía se dio cuenta de esto, quien se acercó, también con su propio plato, a interrogarle mientras también desayunaba.
-¿Qué ocurre? -Preguntó
-¿Eh? -Preguntó levantando la cabeza. Luego la sacudió, antes de volver a concentrarse en su plato.
-Nada... Solo... -Intenta no responder, trata de desviar a la pregunta- Está muy rico Tía.
-Te crie demasiado bien por lo que veo… No sabes mentir -Dijo Sabrina, mientras se empinaba la taza de café- Ah... Ya se... -Exclamó con entendimiento, mientras soltaba pequeñas carajadas, bajando la tasa- Se trata de ese chico del que me contaste ¿No? El de lentes.
Abigail casi escupe el café.
-¡No! No... no. Es que... Hoy me toca trabajar con él para hacer que un chico se nos una, y Jayden junto a su amigo Connor me van a ayudar.
-Ah... Estas nerviosa por eso ¿No?
-Nunca logré reclutar a nadie. Pero se que Jayden es la persona más efectiva que conocí para tratar con otros, así que...
-¿Por qué?
-Tiene más tacto que yo.
-¿Y es eso lo que te gusta de él?
-No me gusta... -Negó algo sonrojada.
-Abi... -Le puso la mano en el hombro, inclinando la cabeza.
-Okey... me agrada, lo acepto.
-Aw.... Mi niña ya está enamorada.
-Basta tía... -Soltó una pequeña risa- Pero... Nada, no creo que se fije en mi...
-¡Ah!
-¡No dije que me guste! Solo que... si me llegara a gustar, no se fijaría en mí.
-No lo sé... Sería un estúpido si no lo hiciera.
-No es estúpido... Eso me encanta de él. Tiene algo... Como si tuviese un corazón tan grande, que no le importa nada más que ayudar al prójimo... Quizá lo envidio.
-Aja...
-¡No me digas "Aja"! Simplemente... No lo sé, me agrada...
10 años después
-Abigail... ¿Cómo te sientes? -Preguntó Adam, mientras miraba a su compañera directo a los ojos.
Abigail estaba sentada en su escritorio como todos los días. Con un café en una mano y un baguel en la otra.
-Estoy bien, solo trato de asimilar la situación... No me siento cómoda. -Respondió lo más fría, aunque su voz se quebraba de vez en cuando.
-Mira, sé que te propuse dejarte participar de caso en secreto. Pero... - Miró hacía atrás, fijándose de que nadie estaba al tanto de la charla, y luego miró directamente a su compañera- No si… -Hizo otra pausa- Puedes retirarte si llegas a...
-¡No! -Negó velozmente- Sabemos que el caso está relacionado al del callejón, lo que significa que yo ya estaba involucrada desde antes. -Justificó velozmente- Además, él era mi amigo... y el mejor amigo de Jayden. -Se levantó de la silla- Voy a resolverlo. Lo juro por mi juramento. Y por mi familia.
-¿El de policía? -Consultó Adam algo confundido.
-¿Hablas de otro más?
-¿Hablas de otro más?
-No importa. -Adam bajó la cabeza pensativa. Luego, golpeó el hombro de su compañera- Me gusta tu convicción. Vamos a lograrlo. ¿Está bien?
-Estoy segura de que lo lograremos
Abigail comenzó a teclear en su computadora, mientras Adam iba a sentarse, para luego mirar las fotos de su familia. Ella solo trataba de concentrase en ese informe, a la par que sus lágrimas intentaban salir de sus ojos y ella hacía la mayor fuerza posible para no hacerlo. Los análisis forenses estaban en proceso. «No pienses en lo que le harán» se decía, sabiendo que es lo que ocurría con los cuerpos en la morgue.
Aparte, su mente mientras buscaba respuestas sobre el caso, también no dejaba de recordar todos aquellos momentos con su amigo. Connor, aquél maldito imbécil, altanero, y agresivo, pero con un buen corazón. Uno de los pioneros de M.V.J.J. Normalmente se encargaba de chicos con antecedentes criminales. Sin él, el grupo no sería el mismo. Aún menos, sería tan efectivo. Desde que Jayden se enteró de la muerte, se quedó encerrado en el cuarto. No se quitaba de su mente cada una de esas imágenes. «Malditos recuerdos». Pensaba. Solo desearía poder terminar esto pronto, tener justicia por su amigo. Aunque que nada de esto haya pasado sería lo mejor. Lástima, la vida parecía darle un revés. «Debo calmarme, debo tener paz. La mente fría es la mejor herramienta de una detective. Debo resolver esto si o si»
Hace 10 años
Llegó como de costumbre a la misma hora al colegio, dentro del auto de su tía. Era temprano, como siempre. No le gustaba llegar puntual, porque sentía que le daba poco margen a error. Siempre mínimo media hora antes. Sin embargo, pese a que todo parecía estar como siempre, la descolocó verlos a ellos allá, sentados en la escalera de la entrada. Connor y Jayden, claramente. Miró su reloj sorprendida. «¿Qué hacen estos acá?» Sacudió la cabeza, y tras saludarse con su tía, Abigail fue directo hacía ellos, quienes la miraron, para luego saludarla.
-¿Qué hacen aquí? -Preguntó sin rodeos.
Jayden y Connor se miraron entre ellos, soltaron una pequeña risa.
-Hola... primero que nada. -Respondió el miope, levantándose, para estrechar su mano. La particular forma de saludar que ella tenía, y que parecía querer respetar-. En realidad, vinimos temprano, para pasar este rato contigo.
-¿Qué por qué?
-Para que no estés… ¿Sola? -Trató de responder, a una pregunta obvia.
-¿Cómo sabían que vengo a esta hora?
-Yo lo sabía -Intervino ahora Connor- Antes, cuando rondaba la zona en busca de ineptos, te veía acá.
-¿Y nunca me asaltarse a mí?
-Tu tía es policía.
-Cierto.
-Y por eso… -Interrumpió Jayden- decidimos venir a acompañarte...
-Él lo decidió, luego me obligó a venir a mí. -Acotó Connor.
Abigail inclinó la cabeza hacía la izquierda confundida.
-¿Qué? ¿No podemos venir a ver una amiga? Además, hoy es un día importante ¿No? Mejor estar tranquilos un rato al menos. ¾Se justificó mientras se sentaba¾ Vamos, siéntate.
Abigail suspiró, y aceptó el lugar junto a ellos dos.
-Abigail, ¿Tienes algo para desayunar?
-Ya desayuné. Gracias.
-¿Pero tienes comida?
Ella miró a los alrededores, algo confundida.
-¿No?
Jayden sacó un pequeño topper. Ella dudosa, lo abrió. Había un sándwich de jamón con queso.
-No eres vegetariana ¿No?
-No lo soy. Gracias.
Jayden y Connor comenzaron a dialogar, mientras ella, se distraía mirando al costado. La charla se hacía cada vez más amena entre los amigos. Abigail, quien estaba escuchando cada simple palabra, estaba interesada, sumarse a ellos. Bueno, más bien, estaba muerta de ganas de participar, pero tenía miedo a incomodar. Siempre era así para ella. Siempre era una molestia para los demás. El solo pensar en esto, le traía malos recuerdos de cuando era más pequeña. Dolores fantasma en el cuerpo, mientras no dejaba de apretar los labios para no soltar una sola palabra. «Deberías buscar una excusa para irte y no molestar a los chicos» pensó mientras se encerraba en los brazos.
-¿Abigail? -Le llamó Jayden.
-¿Q-que?
-¿Qué opinas? -Le preguntó.
Abigail se quedó callada, mirando fijamente a Jayden, quien le sonreía.
-¿Sobre qué? No estaba prestando atención
-Déjame que te haga un resumen...
Actualidad
-Así que... Esa es la historia. -Soltó Blair tras unos segundos de silencio, anonadada, y visiblemente preocupada.
-Si... Por eso me odia. -Cerró Jayden- Te mentiría si te dijera que no lo entiendo pero… Bueno. Lastimó gente inocente, y esa gente eran mis amigos.
Concluyó. Blair, tras tragar saliva, dirigió su mirada directamente a él, y con una voz imponente, dijo:
-Debes irte de la ciudad.
-¿Qué? -Preguntó Jayden consternado.
-Vete de la ciudad. La situación… Dake, es demasiado peligroso para ti…
-Estás loca si crees que me iré a algún lado, como un cobarde. No me huiré. Jamás me rendiré. -Respondió Jayden velozmente, decidido- Me quitó todo... Ya no me queda nada por perder, además, así que no descansaré hasta que esté tras las rejas y sin nada para atacarme. Debo saber que no herirá a nadie más. -Concluyó.
-Yo tampoco descansaré. Créeme. Tu sabes que nada me para… -Dijo Blair sonriendo. Pero tras analizar lo que dijo, bajó la mirada, y cruzó los brazos- Pero Jayden, tú estás solo y sin nada con que enfrentarlo realmente. Yo tengo al menos tengo algunas personas en las cuales confiar. Se su verdadero rostro y tengo suficientes recursos. Hasta me preparé para pelear en caso de que... quiera hacerme algo... ¿Pero tú? -Observó a Jayden quien no dejaba de mirar al piso con cierta indignación- Tengo miedo de que te haga algo...
-¿Ahora te preocupas por mí? -Se burló.
-¿A qué te refieres?
-Nada... Solo, que no te preocupes... Será mejor que no te metas en mi camino... Ya ambos sabemos la verdad.
-Jayden... Tú no te metas en mi camino. -Amenazó la pelirroja- Si me llegases a tener en contra ¿Qué harás contra mí?
-Me eh enfrentado a personas mucho más inteligentes que tu Blair.
-Abstente a las consecuencias. No tengo paciencia con la gente como tú. -Blair presionó su puño con fuerza- No me importa que te pase si te metes en mi camino. -Apretó con más fuerza el puño.
Jayden soltó algunas carcajadas.
-Si... Mira... Como dije, ya no tengo nada que perder. ¿Quieres ser una traba tú también? Bien, me da igual. A estas alturas ¿Qué más da? Lucharé contra viento y marea para lograr mi objetivo. Voy a conseguir justicia. Estés en el medio, o no. No me asustas Blair.
La pelirroja solo se levantó y se alejó de la mesa. Se tapó la boca.
-Bien. -Volteó- Admito que tienes agallas.
-No necesito agallas, tengo astucia.
-Vete de una vez miope. -Dijo Blair volteando rumbo a la puerta- Y ten cuidado. Mucho.
-Lo tendré.
Hace 10 años
Los tres entraron a la escuela. Tuvieron la primera clase sin mayor complicación. No prestaron especial atención, simplemente, miraron al maestro a los ojos, pero, aun así, tenían la cabeza pensando en cómo deberían proceder a ayudar a este chico, que según lo que les dijo, dudas de que iban a hacer. Solo Jayden estaba dispuesto a poder ayudar, pero era más que evidente, que no era ni de cerca un experto. «Vamos Jayden, tu puedes. Ve, ayuda a Abigail, y junto a Connor lo lograremos» se daba ánimos. Abigail, sin embargo, que estaba del otro lado, no dejaba de mirar al costado. No quería ni pensar en lo que estaba por pasar. Temer era algo común entre los cuatro. Al tocar la campaña del recreo, los cuatro se encontraron en la puerta de salida al recreo.
Llegó la hora. Los tres llegaron al lugar de reunión tras que haya sonado la campana, indicando que había que entrar en acción. Estaban en la sala de música del colegio. Jayden sonreía, porque se veía venir un día ajetreado, pero interesante. Abigail, por su lado, trataba de mantener sus manos quietas, pero el temblor se iba de su control. Estaba realmente nerviosa, y no era buena para ocultarlo. Era la primera vez que tenía que dialogar con alguien que estaba en la escuela así, sobre todo, con fin de que estuviese con ellos en el grupo. En unas semanas sería el primer gran seminario del grupo. No quería fallarle a Charly, ni equivocarse ella en primer lugar.
-¿Lista? -Preguntó Jayden posando su mano en el hombro de la chica.
Ella se estremeció por un segundo «Me está tocando».
-¡Quítate! -Se quitó la mano de su hombro de un manotazo¾ No me gusta que me toquen.
-Okey, okey. Lo siento. -Se disculpó efusivamente.
-Y si, si lo estoy.
-Estas nerviosa mas bien. -Interrumpió Connor.
-N-no, no lo estoy.
-Si lo está.
-Calla.
-Cálmense los dos. Toca ayudar a otro chico, no hace falta ponerse nervioso. Hablaremos con él y se unirá.
-Bien. Solo... vamos a hacerlo. Sé que podemos… -«¿Podemos?»
El aula más solitaria, irónicamente. Uno esperaría que haya miles de estudiantes dibujando sus creaciones, pintando, o esculpiendo. Pero no. Solo había uno. Pelo castaño, mirando el lienzo. Los tres se miraron entre sí, y Jayden tomó la delantera en la situación.
-Escucha… -Le susurró Abigail- Trátalo con la mayor delicadeza posible ¿Okey?
-Oye... -Preguntó Jayden, mientras miraba al joven.
El chico miró hacia atrás.
-¡Hola!
-Hola... ¿Necesitan algo...? -Comenzó a decir, a la vuelta. El chico comenzó a temblar de forma sutil.
-¿Qué ocurre? ¿Estás bien? -Preguntó Jayden, quien también volteaba para ver que ocurría.
-Eh...
-Yo... -Interrumpió Connor-Debería irme. Vuelvo un rato.
-¡Ey! ¿¡Qué haces!? ¿¡Donde vas!? -Interrumpió Abigail.
-Calma Abigail... -Dijo Jayden mientras ponía la mano en el hombro de su compañera- Oye... Wyatt... ¿Te llamabas?
-Si... Si me llamo así. -Respondió el chico, mientras volvía a mirar el cuadro- Escuchen, no quiero problemas. En mi mochila... -Señaló con el dedo una bola postrada en unas sillas al costado del cuarto- Pueden tomar mi dinero. Está ahí. Por favor, déjenme en paz. También está mi almuerzo.
Ambos jóvenes se miraron a los ojos.
-No, no vamos robarte, ¿Por qué crees eso? -Preguntó confundido el miope.
-No te vamos a hacer nada Wyatt. -Continuó Abigail- Sabemos que te molestan, por eso vinimos.
El chico dejó de mirar el lienzo, y dirigió la mirada ellos. O algo así. Parecía no poder mirar a un solo punto, y constantemente movía los ojos.
-Entonces, ¿Por qué vinieron con él?
-¿Connor te molestaba? -Preguntó sin rodeos la morocha.
-Para ser sincero. Es el único que lo hace.
-Pero escucha, Connor ya no es el mismo. Quiere pedirte, y nosotros también, que te nos unas a un... ¿Club? para poder ayudar a miles de chicos.
Wyatt miró a Jayden. Le miró de pies a cabeza.
-No me interesa.
-Pero...
-Basta Abigail. Vamos. ¾Le susurró Jayden al oído¾ Busquemos otro modo.
Ambos jóvenes salieron del aula de música. Una frustrada Abigail golpeó la pared. Jayden le pidió que se calmase, para luego le guiarla hasta la tienda de la escuela, donde compraron comida, y sentaron en el patio para tratar de calmarse. «Primer intento fallido» pensó ella, mientras bebía su jugo.
-¿Lo sabías? ¿Que Connor molestaba a este chico?
-Tenía mis sospechas, pero bueno. Supongo que ya lo sabemos.
-Mierda. -Se enterró la cara en las manos.
-Todo es su culpa.
-No Abigail, es tuya. No deberías ir a "Ayudar a este chico" con su bully detrás tuyo. Es lógica simple, carajo.
-Si, creo si…
Toma un trago. «Soy estúpida»
-Oye… -Susurró Abigail.
-Dime.
-¿Te han hecho bullying? -Preguntó incomoda.
Jayden se tomó un segundo.
-Algo. Pero tampoco mucho… o el suficiente para que me haya traumado. Pero por lo visto a ti, sí.
-Eso suena a alguna especie insulto.
-No… ¿Por qué?
-Okey…
Hubo un pequeño silencio.
-¿Quieres… hablar de eso?
-No me gusta hablar de eso.
-Y lo entiendo. Pero... No importa.
-¿Qué ibas a decir?
-Este...
-Chicos... -Dijo Connor llegando con ellos. Parecía claramente avergonzado- Bueno… Eh, creo que les debo una explicación.
-Y, la verdad que si. -Respondió Abigail, claramente furioso.
-Por favor cálmate. -Volteó la mirada a su amigo- Connor ¿Lo molestabas?
-Si. Si lo hacía. Hasta hace poco, de hecho. Antes de conocer a Jayden. -Bajó la cabeza- Y no me enorgullezco para nada, claramente.
-No, no deberías para nada. -Le regañó.
-¡Ya Abigail! -Estalló Jayden, haciendo que ella baje la cabeza- Perdón por gritar. Pero enserio, necesitamos escuchar su versión. ¿Okey?
Abigail miró al costado algo avergonzada. Jayden volvió su mirada al costado ara ver a Connor.
-Escúchame. ¿Por qué lo hacías? ¿Cuál es la necesidad de…?
Connor parecía no querer responder a la pregunta. La forma en la que frotaba sus manos, miraba al suelo, demostraban el severo arrepentimiento que llevaba el chico.
-No, no tengo razón. Soy… Soy un imbécil. -Terminó por decir- Al final del día, no merezco participar en el grupo de Charly.
Abigail miró a Jayden. La mirada que le devolvió el miope, decía claramente que no debía esbozar una palabra.
-Es irrelevante. Fue en el pasado.
-Jayden, fue hasta hace… una semana.
-Ahora, debes arreglar lo que hacías… Hace una semana. Y tenemos tiempo. Charly me mencionó que el primer seminario sería en unos días. Parece que lo adelantó.
-¿¡Que hizo qué!? -Chilló Abigail del susto.
-No te preocupes. Nada se opondrá a nuestros planes…
Los dos lo miraron fríamente.
-Bueno, eso espero. Mantengámonos optimistas ¿Si?
-Estamos muertos.
10 años mas tarde
Otra vez, la noche cayó encima de ellos dos. Saludó a Adam. Salió de la oficina. Condujo su auto hasta su casa, a la hora de siempre. Pasó por la puerta. Dejó su bolso, y abrigo colgados en el perchero.
Una vez liberada, miró a la mesa, donde estaba la cena caliente tapada con otro plato. Miró su reloj. Como dijo, no era tarde. Hasta era temprano en comparación a otros días. Él siempre se ponía ansioso cuando llegaba tarde. Le daba miedo que algo hiciese que jamás vuelva a casa. Ella solía sentir lo mismo, sin embargo, no era tan fuerte. Ambos tenían miedo de perder al otro.
Caminó por el pasillo. Miró lo ordenada que estaba la casa. Pese a todo, el trataba de mantener eso que ella tanto apreciaba. «Gracias Jayd» pensó, antes de llegar al cuarto.
Dentro estaba él, naturalmente. Acostado, mirando a la pared. Abigail se acercó despacio. Estaba dormido. Miró a la cocina desde la abertura de la puerta. Fue y volvió con el plato. Unos fideos. Se sentó a su lado. Él en el colchón, ella en el suelo, mientras, apoyaba su espalda en la cama. Miraba hacia adelante. Estaba esa maldita foto. Ellos seis. Ni recordaba cuando la sacaron, o donde estaban ese día. Simplemente, estaban. Vivos. Allí, disfrutando el momento de amigos. Mientras se acercaba el tenedor con fideos a la boca, trataba de escarbar en sus memorias, pero no encontraba en ese momento claro. De todos modos, no le interesaba saber exactamente qué ocurrió detrás de ese pedazo de papel, simplemente, el saber que ellos estaban viviendo algún tipo de paz, que los llevó a plasmar ese momento.
Abigail miraba sus sonrisas, mientras unas pequeñas lagrimas se iban yendo de sus ojos, parando en su mentón. Desearía volver a verlos en persona, a todos. Pero Connor se había ido. «Ese maldito idiota, se atrevió a morir antes que yo» pensaba, soltando pequeños sonidos, que no se sabía si eran sollozos o risas. Se levantó, caminó hasta la foto. La tomó. Miró unos segundos con nostalgia. «Pronto será el funeral de Connor. Desearía que no fuese este el motivo de nuestra reunión»
Dejó la foto, y caminó hacía la cama. Miró a Jayden. Se arrodilló nuevamente, y pasó su mano por su pelo.
-Se que estás despierto Jayd.
Este soltó un pequeño gemido. Se acomodó en el colchón.
-Lo siento. No quería que me vieras así.
-No te disculpes ¿Si? Te entiendo.
-Hubo algún…
-No. Pero pronto lo habrá.
-Okey. Disculpa si…
Abigail dio un zape en la cabeza de su marido.
-¡Ay!
-Vuelves a disculparte y te pegaré más fuerte
-Perdón…
-Amor… -Acercó su mano a la mejilla de Jayden- Calma. Los voy a atrapar. ¿Si?
Hace 10 años
Abigail estaba sentada en el parque. Los auriculares puestos. Escuchaba pop, mientras miraba los árboles. Enterrada en sus propios brazos. Mientras, en el fondo intentaba dormir un poco, así recargar sus pilas. Quizá sea porque estaba cansada, debido al estrés que le causaba estar cerca de estas situaciones tan hostiles. Quizá sea por eso, que quería estar sola un rato.
Connor y Jayden, estaban en el hospital general de la ciudad. Con la madre del primero. Ella no quería estar dentro nuevamente. Es por eso, que le sorprendió que llegase el segundo. El miope, que se sentó a su lado.
-Soy igual quiérase o no… A Wyatt.
-¿Como?
-Nada. Me gustaba estar sola, pero muchos simplemente me molestaban porque… me metía en sus asuntos.
-Vuelvo a preguntar…
-Ya lo sabes. Trataba de ayudar a mis compañeros siendo la típica buchona que a no cae bien a nadie. Creía que era la forma de ayudar. Por lo que si, me golpearon mucho algunos compañeros. No debería sorprenderte, viste las marcas.
-Ellos no debían entenderte.
-Me da igual. Las marcas de mi cuerpo siempre estarán allí, de todos modos.
-Está bien. Pero…
-¿Qué?
Jayden sacudió la cabeza.
-Nada.
-Puedes decirme. Ya me regañaste, es lo mínimo, ¿No?
-No. No importa. Sé que nunca voy a entenderlo. No lo viví al final del día. Pero… De eso va lo que hacemos ¿No? De ponernos en los zapatos del otro sin importar nada.
-Si… ¿Qué tiene que ver?
-Que… hacías lo que podías, con los recursos que tenías. Ahora deberías saber qué hacer mejor ¿No?
Abigail no respondió. Volvió a mirar al cielo. La noche comenzó a caer. No nevaba por suerte. Si, la disfrutaría, pero no estaba preparada a para eso. Tampoco es que tuviera frio. Volteó la vista un segundo. Vio a Jayden temblar un poco. «No soporta el frio… aunque, no hace mucho ¿No?» Si estaba así, lo mejor podría ser que vayan a un interior o algo. Lo último que quería, es que se enfermase. Notó que Jayden recostó también, lo que causó, que una sonrisa se le escapara de entre los labios. Regresó la vista al chico.
-¿Sabes algo?
-¿Qué?
-Te admiro.
-¿Qué? ¿Por qué? -Preguntó confundido.
-No lo sé. De alguna manera, pareciera que algo te impulsa a ayudar pese a todo. Algo dentro tuyo que te mueve de forma inconsciente. Solo lo vi tres veces. Y dos fueron exitosas. Ahora debes ver la cuarta, pero… -Ella volteó- Lograste éxito. Mucho…
-¿Tres veces? -Interrumpió Jayden- Yo solo recuerdo a Jane y a Connor. Y con Jane…
-Yo… Yo fui la tercera. Sin tu ayuda en el hospital, no habría podido salir de ese ataque de pánico. Al menos no tan fácilmente -Volvió a mirar al frente- Tienes más éxito que yo, incluso aunque yo intenté miles de veces. Tu empiezas ahora y eres un éxito. -Abigail retornó su mirada al horizonte- Más bien, te envidio.
Tal vez fue la profundidad de la charla, o el frio creciente en ambos, pero sin haberse dado cuenta, estaban extremadamente cerca el uno del otro. Él no dejaba de ver al horizonte, mientras ella, sentía que sus manos estaban muy cerca la una de la otra. Apenas un par de milímetros las separaban, y aún menos los que separaban sus rostros. Los ojos de él, mostraban un brillo que, para ella, era hermoso. Esos ojos cafés la dejaban atontada, mientras lentamente comenzó a temblar. «¿Me dio frio?». Sus dedos sentían un hormigueo particular.
-¿Tienes frio? -Preguntó él.
-Eh… -No sabía que responder- Quizá.
-Yo también la verdad. Odio el frio. -Respondió tímidamente, mientras se confundía el frio con los nervios de estar tan cerca de ella.
-Desearía tener el valor que tú tienes… -Le susurró, mientras instintivamente se acercó sutilmente aún más cerca de Jayden.
Ese comentario. Ese desafío que ella había tirado sin darse cuenta, provocó, que un aún tímido Jayden, tras soltar un tembloroso suspiro levantase la mano tras desprenderse el abrigo, y creando una manta improvisada, rodease Abigail. La joven, lejos de su típica forma brusca de ser, se quedó totalmente paralizada.
Debes de tener frio… N-no quiero que te enfermes… aunque si te molesta puedes…
Abigail, instintivamente, tomó su mano para que no la saque de encima de su hombro, aunque fuese incapaz de producir una palabra. Lo único que pensaba, era «Ahhh». Lo normal era sacárselo de encima, pero, lejos de actuar con normalidad, de moverse de forma clara. De defenderse incluso. Se dejó estar. No podía dejar de mirar sus ojos temblorosos, que, de alguna manera, le trasmitían calor, ni de ver su preciosa sonrisa, que le daba paz y tranquilidad. Se acercó todavía más, hasta poder poner su cabeza en su pecho. «¿¡Qué estoy haciendo!?» No estaba actuando como ella misma. No lo entendía, y eso la tenía confundida.
Para ella era una sorpresa. Era una sorpresa, estar con un chico tan cerca, y tan cálidamente. Que, aunque se notaba que estaba algo temeroso (Mucho en realidad) la sostenía con cierta firmeza y seguridad. Hacía frio, pero ella estaba tan nerviosa que se sentía totalmente acalorada. El calor era tan lindo. El aroma que desprendía, sin ser perfume, era tan agradable. El contacto con su cuerpo era tan, dulce ¿Estaba enamorada? Sus pensamientos seguían sin claros. Ni sabía cómo sentirse. De todos modos, esa forma suya de ser, le querían hacer retirarse, pero no podía. Estaba el instinto, pero estaba paralizada a la vez. No quería irse. No quería que acabase. Es más, algo dentro de ella le hacía querer ir aún más allá.
Separó su rostro del pecho de Jayden. Miró sus ojos, pero su mirada pasó de estos, a sus labios. Los observó con detenimiento. Eran tan rojizos. Parecían cálidos al contacto. Quería acercarse más para comprobarlo. Tenía un aroma que le recordaba a la vainilla. Sentía la necesidad de saber si tenía el mismo sabor. Por sobre todas las cosas, quería dejarse llevar. Cerró los ojos, puso se aferró a su camisa con la mano y lentamente se acercó a su rostro. Mientras sentía que su aliento cálido llegar a su frente, y luego a sus propios labios.
-¡Chicos! -Exclamó Connor acercándose detrás de ellos.
Se separaron a toda velocidad. Quedaron mirando cada uno a un lado distinto del parque «Puta madre» pensó la avergonzada chica, que trataba de fingir que no estaba más sonrojada que nunca, tapándose la boca con la mano.
-¿Están bien? -Preguntó este, a los dos nerviosos, que dudaron en que responder.
-¡Si! ¾Dijeron al unísono. Luego se miraron, hicieron silencio un segundo.
-Si. Si lo estamos… -Continuó Jayden- ¿Cómo está tu madre?
-Bien. Los médicos dicen que está cada día mejorando y eso me alegra.
-Okey… Escuchen, vamos a volver a intentar hablar con Wyatt ¿Okey? Creo que sé que hacer.
10 años después
Respiraba con fuerza, mientras estaba intentaba estar calmada, mirando al cielo. Estaba tratando de mantener la compostura, y su almuerzo dentro suyo. Cada mañana tenía nauseas, desde que se levantaba, hasta que se acostaba. El más mínimo temblor en su cabeza, le daban ganas de vomitar. Quería que parase ya, porque naturalmente, no es para nada cómodo. Luego, miraba su vientre. Lo acariciaba para calmarse. «Es por el bebé Abigail» Se decía para sí, mientras cerraba los ojos. Pero otra vez tuvo que empinar su cabeza hacía el tacho de basura porque no había cosa que le permitiese salir de ese trance.
Estar embarazada era jodido. Sí, no había una palabra mejor, más sutil o elegante que esa. Todos los días te despiertas mareada. Te comienza a doler la espalda. Y para colmo, tienes hambre cada dos horas. Tantos meses de entrenamiento para ser policía tirados al tarro, porque ahora era estaba encaminada a ser una bola.
El embarazo inesperado le cayó como una bomba de la nada. Sin embargo, aunque eso apresuró sus planes de casarse con Jayden, no dejaba de estar feliz. O lo que sea. Porque los recientes hechos le hacían sentirse de muchas formas. Por un lado. La muerte de Connor, y el estado de Jayden la tenían tanto estresada como deprimida. Pero también, el verse en el espejo con su aún pequeña panza en proceso de crecimiento, le hacían pensar en muchas cosas que le daban sonrisas esporádicas. La idea de traer una vida al mundo le daba ilusión.
Traer una vida al mundo era emocionante. Si, quería tener hijos naturalmente. No lo pensó hasta ser bastante mayor en comparación a lo que podría esperase. A diferencia de muchos, que perecieran tenerlo decidido desde jóvenes, Abigail, no lo había ni pensado hasta semanas antes de casarse. Para ella había cosas más importantes. Pero, una vez las aguas de su vida se calmaron, pudo finalmente pensar en que haría una vez sentase cabeza. Para ella, tener una vida tranquila era un lujo al cual aspirar, así que finalmente cuando la tuvo, el pensar en tener una familia le fue una idea jugosa. Además, ¿Qué mejor red de apoyo para su bebé que la familia que su alma decidió elegir? Jayden sería el típico padre que haría todo por sus niños, Jane sería la típica tía que consiente a sus sobrinos, y Wyatt y Connor… Connor… Sin darse cuenta, unas lágrimas se escaparon de sus ojos.
Una vez se sacó la sensación de la garganta, se fue hacia adentro de la oficina, pero antes de poder entrar, Adam la detuvo.
-Abigail, alguien te busca.
Ella se tomó un trago de agua y preguntó.
-¿A mí?
-Si, dice ser testigo.
-¿No deberían buscarte a ti? No tengo ganas de lidiar con nadie, si te soy sincera.
-Somos dos. Pero este quiere hablar solo contigo por alguna razón. Le dije que esperara hace como una hora. Ve por favor.
Abigail suspiró algo molesta.
-Okey okey. Iré.
Abigail se largó del lugar, y llegó a la entrada de lo comisaría. Allí estaba él. Mirando la ventana, para luego voltear. Este lo miró una vez llegó al lugar. Él sonrió.
-Hola Abi… ¿Es un mal momento? -Preguntó rascándose la cabeza.
-Wyatt. No me esperaba verte… -Le dijo acercándose velozmente.
-Bueno… Yo creería que era cuestión de tiempo.
-Cierto… No tengo la mente clara, disculpa.
Se miraron un poco, algo incomodos.
-Puedes abrazarme un poco si quieres.
Abigail prácticamente saltó a abrazarlo. Lo apretó con fuerza. Lo levantó un poco en el aire. Este comenzó a retorcerse un poco.
-¡Perdón! ¿Me pasé? -Preguntó avergonzada, bajando a su amigo.
-Un poco. Pero no importa. Hace mucho no nos vemos. Lo entiendo
Finalmente lo soltó. Este se sacudió un poco.
-Igual discúlpame… -Sacudió la cabeza tras dar un par de pasos- ¿Qué haces aquí? -Preguntó sinceramente.
-Necesito hablar contigo.
-¿Qué ocurre?
-Connor murió. Eso ocurre, ¿No?
Abigail miró al suelo. Tragó saliva.
-Si. Lo sé. ¿Necesitas hablar sobre el tema? Sé que ustedes dos…
-Por favor Abi. Sé que estás trabajando. No te pediría que dejes de trabajar para tratarme…
-Yo me haría el rato. Lo sabes.
-Y lo agradezco. Pero no.
-¿Entonces?
Wyatt bajó la cabeza.
-Creo que tengo una pista.
Hace 10 años
Estaban nuevamente esperando a las afueras de la sala de arte. Apenas se dirigían la palabra. Había una fuerte presión incomoda entre ambos, quienes les costaba si quiera cruzar miradas. El simple hecho de ver los ojos del otro, hacían que recordasen lo pegados que estuvieron en aquella plaza. Connor no parecía ser consciente de la magnitud del encuentro con Jayden de hacía un par de horas. Ella jamás se había sentido así con alguien. Tampoco estuvo así de cerca con nadie también. De alguna manera, fue especial. Pero no quitaba que se sintiese rara su compañía ahora. «¿Cómo se supone que tengamos si quiera una plática ahora?» Pensaba mientras miraba sutilmente al miope. «Me quedé con las ganas» continuó tras remojarse los labios.
Connor llegó finalmente. Suspiró y habló con ellos.
-Estoy listo. -Dijo sencillamente tras sonarse los dedos.
-¿Cuál es tu plan exactamente? -Preguntó el miope- La última vez no tuvimos más que una derrota bastante rápida.
-Tranquilo hermano. Se lo que debo hacer.
-Eso espero… -Susurró Abigail.
Juntos entraron a la sala. Dentro una vez más de aquél lugar, Connor tomó la delantera. Wyatt volteó tras notar su presencia. Suspiró en consecuencia.
-Hola, de nuevo… ¿Qué quieren? -Preguntó sin dejar de mirar su dibujo.
Los tres se miraron. Jayden retrocedió junto a Abigail. El tercero se quedó al lado del chico y comenzó a hablar.
-Oye… yo… Se que te hice horribles. No merezco perdón por ser tan… patético.
-Aja… ¿Y? -Dijo con frialdad.
-Lo siento. Mucho. -Connor bajó la cabeza de forma avergonzada- Genuinamente, quiero compensártelo. Y que te unas a este plan que armamos. En pocos días será el gran evento de inauguración y...
-No me gustan los grandes eventos. El sonido me aturde. Es molesto.
-Es un decir. Que estés en espíritu y nos ayudes a miles de nosotros, será lo mejor. ¿Qué opinas?
Wyatt dejó el lápiz. Volteó. Miró por unos segundos a Connor. Negó con la cabeza.
-No. -Negó súbitamente
Connor se levantó. Suspiró.
-Lo entiendo. Te hice mucho mal…
-No es por ti que no quiero entrar.
Connor inclinó la cabeza a la izquierda.
-Acepto tus disculpas. No soy rencoroso. Entiendo que fuiste un imbécil por… Todo lo que debes vivir. Mi problema, son ellos.
Wyatt señaló a Jayden y Abigail.
-¿Eh? -Dijeron al unisonó.
-¿Nosotros que mierda hicimos? ¾Preguntó Abigail.
-Lo que todos hacen. Son… condescendientes. Me tratan como a un niño. Se creen que por venir con palabras bonitas caeré en su juego. -Los volvió a mirar a los ojos- ¡Soy un humano! ¿Está bien? Y solo tengo un año menos. Me costarán un poco más ciertas cosas, como entender el sarcasmo, o establecerme en tiempo y espacio, pero poco más. Pienso igual que todos, y merezco el mismo respeto también. -Apretó los puños con fuerza- Seguro que solo me querían incluir porque soy autista ¿Verdad? A mí, realmente, me gustaba la idea de unirme… Pero… se comportaron como todos los demás. Como putos idiotas.
Abigail miró a Jayden. Él le devolvió la mirada. Ambos suspiraron.
-Lo siento, Wyatt. -Dijo Jayden.
-Si. Eso creo. -Continuó Abigail.
-Si claro. Como si lo sintieran realmente. -Dijo, volviendo a la pintura¾ Siempre es lo mismo.
Se plantó un pequeño silencio entre los cuatro. «La cagamos, enserio la cagamos» Pero Connor se sentó en el suelo a su lado.
-Oye. Se que ellos dos fueron unos idiotas.
-¡Ey! -Grito Abigail. Jayden le dio un zape en la panza. Respondió con un puñetazo en el hombro del miope.
-Pero mira. Yo estuve mirando tu carrera académico y... ¡Eres el mejor en artes y matemáticas! ¿No?
Wyatt miró a Connor de reojo.
-Si…
«¿De dónde carajo sacó eso?»
-Y en otras materias más. ¡Eres un genio! ¿Crees que no vamos a valorar eso? Necesitamos alguien con tu cerebro en nuestras filas. Alguien así, podría ayudar a millones de personas. De chicos, iguales o no a ti. Eso buscamos.
-Otra vez palabras bonitas, para querer convencerme, y así meterme en un cargo patético.
-Escúchame amigo. Ellos dos, no importan. ¿Okey? Yo estoy adentro, y créeme, necesito ayuda para ser útil. Vamos, a entre los dos podríamos ser la mano que salve a miles de jóvenes. Eres más que tu autismo. Y tú, podrás hacer que miles de otros chicos sepan que lo son. ¿Te molestó que Jayden y Abigail te hicieran menos por eso?
-Es literalmente lo que dije.
-Entonces muéstrales que se equivocan. Muéstrales al mundo que se equivoca. Quizá te cuestan algunas cosas, y no será un camino de rosas. Pero entre los dos, haremos maravillas. O incluso tu solo más adelante.
Wyatt se quedó callado. Luego miró a Connor.
-¿Qué opinas amigo?
Por primera vez, Wyatt, sonrió.
-Okey. Me convenciste, vamos a hacerlo.
Connor le estrechó la mano. Wyatt la tomó con entusiasmo. Luego se levantó y se acercó a los otros dos. Les estrechó la mano a ellos dos, quienes volvieron a disculparse.
-Tengo clase en unos minutos, así que, me voy yendo. -Dijo el joven.
-Wyatt… -Interrumpió una vez más Connor- Sé que te traté mal antes. Pero voy a demostrarte con acciones, que cambié, y juntos vamos a hacer un bien mayor.
-Me parece bien.
Wyatt salió. Connor suspiró.
-Debo admitirlo Jayd. Tus palabras sirven. Me fuiste de inspiración.
-Ese fuiste tu hermano. -Contradijo Jayden- Hiciste un gran trabajo. Estoy orgulloso.
Dijo el miope con sincera alegría, pero Abigail, permanecía oscurecida. Algo parecía molestarle.
-¿Pasó algo petisa?
-No. Estoy orgullosa.
-¿Segura?
-Obvio. ¿Por qué no lo estaría?
Jayden perdió la sonrisa por un segundo. Luego sacudió la cabeza. Palmeó la espalda de su amigo y juntos salieron. «Se suponía que yo haría que se uniera» pensó la castaña, apretándose con fuerza el brazo derecho con la mano. «Fracasé. Otra vez fracasé»
10 años después
-¿Una pista? -Preguntó Abigail confundida.
-Eso creo. -Continuó Wyatt, quien tenía pequeños espasmos de miedo.
-Escucha, voy a tomarte declaración.
-¡No!
-Es el procedimiento. No puedo romperlo.
-Es que… Escúchame. No es… es…
-Calma.
-Lo diré sin más. Creo que no están cazando a los del M.V.J.J
-¿Eh? ¿Qué pruebas tiene con eso?
-Es circunstancial, lo sé. Pero mira: No solo mataron a Connor, pareciera que hicieron el esfuerzo para que justo tu, vayas a la escena.
Abigail sacudió la cabeza confundida.
-Fue coincidencia.
-¿Y si no lo fue? De golpe, todos tuvimos razones para venir a la ciudad. Yo tuve una muestra de arte, Connor un partido, Jane un evento. ¿No es mucha coincidencia?
Ella ladeó la cabeza. Dejó de verlo por un segundo. «Es verdad. Demasiada coincidencia. Además, no tiene sentido que atacaran a un comentalista deportivo. Al menos que quisieran mandar un mensaje… ¿A nosotros? El M.V.J.J se disolvió hace años»
-Sé que pensaste que no puede ser coincidencia.
-Ahora que lo mencionas. Pero…
-Lo sé. No es concreto, lamentablemente. Además, hice los cálculos. Jane no llega hasta el viernes, Jayden siempre está rodeado de niños. Y antes que lo digas, sé que no dejó de trabajar, jamás haría eso. Y tu eres policía, así que… bueno.
-A que querés llegar,
-Soy el siguiente objetivo.
Abigail se quedó paralizada. Comenzó a temblar. Sintió nauseas. «Mierda… ¡Mierda!»
-Wyatt…
-Se que no puedes hacer nada, sin pruebas reales. Y posiblemente tu jefe no quiera darme protección policiaca… Así que… hice un plan. Dejaré cámaras ocultas grabando, así, cuando vengan a matarme, no podrán…
-¡Espera! ¿Y qué pasará contigo? En el caso hipotético que vengan.
-Bueno… Moriré. -Dijo con su frialdad característica- Me tendré que sacrificar por el equipo, ¿No?
Le dieron ganas de cachetear al chico. Pero se detuvo.
-¡Ni lo pienses!
-Es que Abigail… lo que te dije…
-Lo sé, pero… No ¡No te dejaré! Yo… -Se quedó sin palabras «No puedo perder a nadie más»- Habrá otra manera, ¡Lo sé!
-Abi… Escúchame. Yo solo quiero ayudarlos. Connor… era como mi hermano. No puedo creer que lo mataron. Quiero atraparlos Abigail. Necesito poder hacerlo. Este plan es la única forma.
Abigail miró al suelo. Se secó una lagrima en el ojo. «No sé qué más hacer»
-Escucha. Moveré cielo y tierra para que haya custodia policíaca en tu hotel. Así, si lo que dices es verdad, no habrá necesidad de… Sacrificios. ¿Okey?
Wyatt comenzó a lagrimear. Intentó esconderlo con su mano.
-Lo extraño Abi… -Dijo finalmente con la voz totalmente quebrada.
-Lo sé. -Le trató de consolar mientras lo abrazaba suavemente.
-Todo. A Connor, a ustedes. El M.V.J.J.
Ambos se sentaron en el suelo.
-Me sentía útil ¿Sabes?
-Somos dos. Es increíble como pareciera que sin importar nada, antes ayudábamos más que ahora. De jóvenes. No lo entiendo.
-¿Por qué?
-¿Qué?
-¿Por qué… es tan injusto? Siempre pareciera que la tragedia nos persigue.
Abigail soltó una pequeña sonrisa.
-No lo sé amigo. Pero hay algo… Siempre estuvimos juntos para enfrentar la adversidad.
-Pero ahora… Lo perdimos…
-Seguimos vivo. Haremos lo necesario para conseguir justicia. Todos. ¿Okey? Sin sacrificios. ¿Está claro?
Wyatt se quedó callado.
-Si. Está bien. -Dijo mientras estiraba los dedos.
Hace 10 años
Era el día. El lugar que Charly había conseguido era sencillamente hermoso. Un galpón en el centro, lleno de cuartos y habitaciones, pero más que nada, un gran hall, donde habían puesto un gran escenario improvisado, donde Charly saldría a hablar para los jóvenes que llegarían. Sin embargo, a pesar de todo, a pesar de lo que se imaginaban los cuatro, jamás esperarían que se contaron casi sesenta personas llenaron el lugar. Eso fue un verdadero logro. Ya que esperaban mucho menos. Los nervios que sentían también eran estratosféricos, pero que más da. Era una victoria, la que sería primera de muchas. O eso esperaban.
En la azotea, Abigail observaba el panorama, y para ella, era increíble, pero, se sentía ajeno. «Estas personas están ahí, y yo aquí» Pensó «Ojalá, logren ayudarlos. Yo no creo poder hacerlo. No logré que nadie haya venido por mí». Continuó, mientras se alejaba de la ventana que daba al evento, para acercarse a la cornisa y así ver la calle. «Será mejor que me vaya»
-Que gran día, ¿No Abigail?
Ella volteó al escuchar la voz. Era Charly, quien se acercó con una coca-cola en la mano. Se la ofreció. Ella la tomó, agradeció y comenzó a beber.
-Si. Es impresionante. No creí que tantos vendrían, pero… Wow. -Exclamó tras dar un sorbo largo, fingiendo emoción.
-Que chica de poca fe. ¾Dijo para luego soltar un par de carcajadas, mientras se acercaba más, de forma disimulada.
-No voy a saltar Charly. Sé que no te gusta que nos acerquemos a las pendientes, pero… Estoy bien. Enserio.
-Sé que no lo harás. Pero… ¿Es verdad?
-¿Qué cosa?
-Que piensas dejarnos.
Abigail bajó la cabeza.
-Como…
-Lo vi en tu mirada.
-Wow… mi tía ¿No?
-Si.
-Mierda. -Abigail tomó un sorbo largo de gaseosa «No debería contarle todo»- Yo… Lo siento mucho. Pero, no sirvo para esto. Lo intenté. Realmente lo intenté. Y solo… Nada. Siempre que quiero ayudar a alguien, lo arruino, y tienen que suplirme, o… peor.
-¿Cómo con Wyatt?
-Si. Se suponía que yo lo inspirase a unirse, pero lo arruiné. Si Connor no hacía algo, posiblemente no estaría con nosotros ahora. Aunque no sería necesario si yo no… No importa.
Charly volteó hacía la cornisa y miró al suelo.
-Inspiraste a Jayden, y lo sabes. ¿Es poco?
-Sí, pero… No es igual. Al final del día, tú fuiste quien lo salvó de saltar.
-¿Por qué haces eso? Te desvalorizas todo el rato. Pareciera que, nada de lo que haces, te pone satisfecha. ¡Ayudaste a un chico a inspirarse! Y él junto a ti, inspiraron a Connor para que ayude a Wyatt. No es poco, amiga. Eres parte de una gran cadena. No importa cuantos, sino a quienes. No son solo un número, son personas a las que ayudas. A quienes le das una mano. No un numero en un marcador.
Abigail se sintió avergonzada.
-Lo sien…
-¿Ocurre algo?
Preguntó Jayden, quien se acercó a ellos dos.
-Nada Jayd. Estaba hablando con Abigail.
-A, está bien. -Jayden se acercó y le susurró a Charly- Ya es casi hora de que des el discurso de cierre.
-Okey. Voy yendo. Disculpa Abi. Voy a dar el discurso. Terminaremos la charla luego. -Dijo mientras comenzaba a irse por la puerta.
-Claro Charly…
Se despidió Abigail para luego volver a ver la calle.
-Ey… -Exclamó Jayden, poniéndose al lado de ella en la cornisa.
-¿Qué?
-Si tú te vas, yo voy contigo ¿Eh?
Abigail lo miró sorprendida y confundida.
-Oye… No…
-No me importa. Yo estoy aquí porque me inspiraste a ayudar a otros. Sé que para ti no importa porque fui solo uno, pero… Ya sabes…
-No deberías escuchar conversaciones ajenas. ¾Le regañó.
-Perdón… -Volvió a mirarla- Pero mantengo lo que dije… Te debo la vida. Y si te vas, te acompaño.
Abigail sonrió.
-Eres un imbécil.
-El peor que hay. Para que te miento.
Ella bajó la mirada al darse cuenta de que se había quedado paralizada en los ojos de miope, quien estaba a un par de centímetros de ella.
-No me voy a ningún lado. Lo prometo.
-Menos mal.
-Aunque…
Antes que pudiera decir nada más, Jayden se acercó velozmente y le plató un beso en la frente. Después de eso, cruzaron miradas unos segundos. Ambos totalmente sonrojados. Ella quedó totalmente paralizada y él se fue velozmente por la puerta. «Hijo de puta»
Jayden bajó las escaleras, mientras trataba de no caerse por ellas. «¿Qué acabo de hacer?» pensaba mientras caminaba entre las personas que escuchaban es discurso de cierre del evento. «¿Qué me está pasando?» Se preguntaba «Yo no soy así. Está semana estoy siendo demasiado impulsivo» Se decía mientras recordaba como estuvo abrazado a Abigail durante casi una hora en el parque, junto a el reciente beso que le dio en la frente. ¿Estaba enamorado de ella? «Quizá sea una especie de agradecimiento por todo lo que estuvo ocurriendo hasta ahora. No es amor…» Se dijo, antes de detenerse a pensar «No creo en el amor… Menos desde lo de…» tragó saliva, antes de volver a caminar.
Pero en su intento de salir de la multitud, una mano le jaló de la campera. Volteó en búsqueda de aquello que le impedía su avance. Y en la sorpresa, casi le frenó el corazón por completo.
-Jayden… -Susurró avergonzada.
-Jane.