Chapter 2 - 001

El cielo nocturno se encontraba oscuro, las estrellas y la luna se encontraban cubiertas por las nubes.

En la habitación repleta de lujos, sobre la cama matrimonial se encontraba una mujer de piel blanquecina acurrucada en posición fetal balbuceando cosas en medio de su sueño. Sus labios rosados estaban crispados, el sudor aparecía sobre su piel y su respiración empezó a volverse irregular, casi similar cuando te encuentras desesperado por buscar oxígeno.

Estaba experimentando una pesadilla. Era la misma pesadilla que la perseguía desde que tenía siete años de edad.

(...)

– Olivia, debes de ser fuerte. — La voz de su hermano Blaze apareció en medio de la negrura. — Debes ser más fuertes

— ¿Qué más fuerte esperas que sea? — Cuestiono, su voz normalmente tranquila sin ninguna emoción evidente cambió, su voz estaba repleta en desesperación

La mujer de piel lechosa giro sobre sus talones intentando buscar en medio de la oscuridad el dueño de aquella voz.  Estiró sus manos manoteando el aire, intentando agarrar alguien con la angustia empezando a carcomer su ser, de manera abrupta las luces fueron encendidas causando que la joven se encandilará, tuvo que cerrar los ojos por un momento.

Cuando volvió a abrir sus ojos, espero varios minutos para acostumbrarse a la luz. Sus ojos oscuros se abrieron de manera abrupta, lágrimas empezaron a bajar de sus ojos recorriendo el camino por sus mejillas, su corazón se empezó a estrujarse.

Era la misma plaza central de su infancia, la misma guillotina.

Las manos finas de Olivia se encontraban temblando, llevo su mano derecha hasta sus labios intentando contener un débil sollozó. Sus ojos no podían apartarse de la guillotina que le había arrebato la vida a sus hermanos mayores, una mano tocó su hombro causando que su cuerpo se tensara debido al temor de girarse para observar el mal estado de sus hermanos.

– Olivia, ¿Cuando vas a venir? – Era la voz cantarina Xavier. – Padre, e incluso madre no dejan de verte esperando que vengas con nosotros

– No debieron morir por culpa de la codicia de Ernesto. — Murmurro para ella misma

La mano que estaba sobre su hombro, apretó las fuerte su agarre mientras divisaba en la guillotina el cuerpo de Xavier siendo colocado dónde correspondía, el verdugo caminaba en cámara lenta hasta la palanca.

– Olivia tienes que correr, corre hasta que tus piernas no den más. — La voz desesperada de Blaze sonó cerca de su oído, sus fosas nasales se percataron del olor a sangre fresca. — Tienes que vivir

Sus ojos miraron con detenimiento como la cabeza de sus hermanos mayores fueron cortadas nuevamente. La negra volvió a asaltar su entorno, pero en cuestión de minutos se encontraba caminando por el mismo camino que seguían sus hermanos cuando era una niña pequeña. Cuando giro su rostro a la derecha intentando ver el soldado que la escoltaba, no había un rostro.

Estaba arrastrando sus pies debido a que su cuerpo no tenía fuerza, no podía sentir sus manos causando que sintiera temor. Empezó a caminar de manera torpe por las escaleras, sus ojos temblaron al igual que todo su cuerpo cuando la guillotina pudo verse de manera clara, intento gritar pero la voz no salía de su garganta.

— Tía Olivia... Por tus crímenes.— La voz melodiosa de una mujer lleno el ambiente, sus palabras no iban en concordancia con aquella sonrisa encantadora que podía observar. – Te condenó a la muerte.

(...)

Un grito ahogado salió de sus labios cuando abrió sus ojos y se sentó sobre su cama, su corazón latía de manera desenfrenada, su cuerpo estaba bañando en sudor e incluso se encontraba temblando debido a las fuertes emociones que sentía por aquella pesadilla que la perseguía desde su niñez.

— Cada vez, se vuelve más realista. — Murmurro para si misma cruzando las piernas en posición de loto.

La mujer paso sus manos sobre su cabello rubio en un penoso intento por calmar el mal sabor de boca que la pesadilla dejo en su alma. Los minutos pasaban y aunque su respiración se había calmado debido a su conocimiento en el arte de la meditación aún su corazón continuaba latiendo con fuerza.

Sin más remedio, la joven se sentó en la orilla de su cama resignada por seguir sintiéndose intranquila. Sus manos blancas se acercaron hasta la lámpara de querosen, encendiendo la misma con cuidado.

La suave luz dorada iluminaba sus facciones delicadas, su piel lucía brillante debido al sudor que lo cubría. Un suspiro debíl salió de los labios rosados de la mujer.

– Salir a caminar, debería terminar de calmarme.– Dijo en voz baja para si misma.

Cuando sus pies descalzos tocaron las baldosas del suelo no puedo evitar que un escalofríos recorriera su espalda debido al frío, su mirada bajo al suelo hasta encontrar sus zapatillas para ponerse las mismas. Se levantó con cuidado de su cama, y empezó a caminar hasta llegar a la silla de su escritorio para tomar su chal de color negro que realizaba contrasté con su bata blanca.

La mujer de largos cabellos rubios cuando ajusto debidamente su ropa, sus ojos dorados divisaron su espada sobre su escritorio. Nunca se alejaba de su arma, sin pensarlo demasiado, agarró su espada guardada en su vaina negra y la colocó sobre su cintura antes de salir de su habitación.

Los pasillos estaban oscurecidos, pero en cuestión de minutos las nubes del cielo se movieron lo suficientemente para permitir que los rayos plateados de la luna iluminarán su pequeño recorrido.

El palacio real se encontraba en completo silencio, los sirvientes e incluso los guardias estaban dormidos en sus camas. La única persona que deambulaba por esos pasillos desolados era la mismísima Reina de Impure.

Sus pies se detuvieron frente a una puerta de color naranja pastel, sus manos delgadas temblaban cuando tomo la perilla y abrió la puerta.

Se adentro en aquella habitación, incluso en la oscuridad era capaz de divisar la cantidad de animales de peluche que la joven princesa poseía. Con su mano derecha su espada fue sacada de la funda, y camino hasta un costado de la cama sin dejar de observar el pequeño bulto   cubierto por las sábanas rosadas.

Su mirada sin emociones visibles estaba fija en el cuerpo que dormía cómodamente sobre aquella cama, su mano derecha apretó con fuerza el mango de la espada mientras su corazón seguía latiendo sin detenerse.

Sentía todo su cuerpo retumbando por la adrenalina del momento, con cada segundo que pasaba su agarre sobre el mango era más fuerte causando que sus nudillos empezarán a ponerse blancos, en frente de ella se encontraba la persona de sus pesadillas.

La princesa heredera Letizia, su sobrina, la hija del Rey Ernesto.

La hija del mounstro que le había arrebatado a su familia cuando apenas era una joven niña inocente.

La joven princesa de diez años significaba una amenaza directa para su persona, en cualquier momento los nobles podrían argumentar que la corona sobre la cabeza de la actual Reina le pertenecía a ella. La mujer de ojos oscuros estaba conciente de esa posibilidad, era por eso que eliminaba las posibles amenazas en su camino antes que acabarán con su vida.

Esa fue la manera en como había conseguido seguir viva a pesar del infierno que tuvo que recorre en el pasado.

– Eres una amenaza, pequeña Letizia. – Susurro con voz tranquila, la punta de su espada tocaba el suelo. — No podemos vivir las dos

Sus palabras eran duras y verificas, su corazón empezó a latir con fuerza. Fue incapaz de levantar su espada debido al terror, su cuerpo se paralizó por completo.

(....)

Los pájaros empezaron a cantar dándole la bienvenida al nuevo día a las personas de la familia real que estaban desayunando en el patio del palacio de la princesa.

– Come despacio, te vas a ahogar – Reprendió la Reina quien estaba mirando fijamente a su sobrina sin dejar de tomar su taza de café

— Lo lamento – Se disculpó la joven de ojos avellana – Me levanté está mañana con demasiada hambre

– Últimamente estás comiendo más, eso me alegra – Comento dejando su taza de café sobre la pequeña mesa redonda

Los ojos avellana repletos del brillo inocente de la infancia junto a un baño de ternura, observaron a la mujer que siempre estaba sin emociones visibles en su rostro. Aquella mirada inocente de la princesa heredera género un fuerte dolor en el corazón de Olivia.

Una punzada de dolor atravesó su corazón, el remordimiento por intentar acabar con ella la noche anterior junto al temor de acabar convirtiéndose en lo que más odiaba.

Esas emociones estaban acabando con ella en silencio.

– Tus tutores me han informado que últimamente estás saltando tus lecciones. – La mirada seria, así como aquella voz autoritaria causaron escalofríos en su columna vertebral. – ¿Quieres explicarme, qué está sucediendo?

La joven de piel blanquecina trago un poco de saliva, dejo los tenedores sobre su plato con la mitad de su panqueca de avena cortada. Levantó la mirada y con sus ojos intento ver fijamente a su tía antes de hablar en completo silencio, Letizia intento permanecer fuerte pero fue incapaz de sujetar aquella mirada gélida así que tuvo que girar la cabeza con las mejillas avergonzadas.

– He perdido las ganas de estudiar. – Confesó observando los tulipanes que habían nacido esa mañana. – Estudio e incluso entreno todos los días hasta el atardecer, he perdido las ganas e incluso la motivación ¿Será posible, tener un día para descansar y realizar cualquier actividad que desee?  – Cuando giro la vista nuevamente a su tía, sus ojos tenían un brillo de esperanzas y se estaban empezando a colocar vidriosos.

Un suspiro debíl salió de los labios rosados de la mayor quien dejó de picar su porción de panqueca, en completo silencio empezó a pensar  sobre la propuesta de la mejor.

La razón por la cual era tan estricta con los estudios y entrenamientos de la princesa era porque deseaba prepararla adecuadamente para cuando Letizia debiera enfrentarse al mundo real.  Quería que su sobrina tuviera todas las herramientas para poder sobrevivir sin sufrimiento alguno, como fue su propio caso.

Estaba por abrir la boca para contestarte, cuando el jefe de la guardia real interrumpió en el jardín.

– ¡Mi reina, ha sucedido algo importante! – Su voz ligeramente gruesa se escuchó por todo el jardín, su respiración era ligeramente irregular por todo el camino que había corrido. – Es urgente

El hombre de cabello negro rápidamente se percató que la reina tenía compañía, la princesa giro su cuerpo a la derecha estando sobre la silla para observar al intrusos. Los grandes ojos curiosos de la infante causaron que el hombre se sintiera ligeramente avergonzado, rápidamente se arrodillo en el suelo usando su pierna derecha como apoyo y bajo su cabeza en señal de sumisión.

– Debe ser algo realmente interesante para que interrumpan mi tiempo de calidad con mi sobrina.  — La voz de Olivia ante los oídos del caballero era tan fría como el mismo invierno, el hombre sintió escalofríos. – ¿Qué ocurre? — Dijo colocando su dedo índice sobre su mejilla izquierda.

La Reina trasmitir un aura intimidante. Era un recordatorio constante de sus verdades capacidades, la persona que tenía el poder en ese lugar era ella.

– Una mafia de Vampiros está atacando el territorio del Conde de Newcastle, tienen meses en esta situación e los bienes de la nación comenzaron a verse afectados. — Su mirada seguía fija en el camino de piedra, no era lo suficientemente osado para verla directamente a los ojos. – Según el ministro de finanzas, estamos empezando a perder dinero debido a las actividades de este grupo delictivo y...

Sus palabras quedaron a medias cuando escucho la silla moverse, los ojos de Letizia dejaron de estar sobre el hombre para posarse en la figura de su tía.

El sonido de sus zapatos de tacón golpeando las piedras, de las cuales estaban hechos los caminos del jardín, causaron que el caballero se estremeciera.

El caminar de la mujer de cabello dorado trasmitir seguridad en cada paso, sus hombros estaban despejados de su cuerpo mientras sus manos estaban unidas, cuando se detuvo delante del caballero el sol iluminaba por completo su cuerpo llenando de admiración a la pequeña princesa debido al aura de autoridad y seguridad que transmitía.

– Seré como mi tía cuando crezca. – Ese era el pensamiento que estaba en la mente de la niña, sus ojos estaban brillando de admiración

Letizia en ningún momento se dió cuenta.

En los labios rosados de la reina empezaba a formarse una pequeña sonrisa malvadas.

– He escuchado suficiente, así que esos hijos de la noche desean jugar con mis cosas. – La sonrisa empezó a ser más visible, sus ojos miraron al caballero que estaba a su pies. – Levántate, dile al jefe de la guardia real que venga a mi despacho

El hombre se incorporó con rapidez, no pudo evitar tragar un poco de saliva al ver aquella sonrisa. Era conciente del significado de dicha sonrisa, en cuestión de minutos se retiro del jardín sintiendo temor en todo su cuerpo.

– Lamento no poder seguir con nuestro tiempo de calidad, prometo darte una respuesta sobre aligerar tus horarios en cuanto regrese. – Después de decir esas palabras, se aseguró que la sonrisa en su rostro desapareciera para poder girarse sobre sus talones, sus ojos oscuros distinguieron a la pequeña princesa delante de su persona juntando sus delgadas manos en una súplica. – ¿Qué estás haciendo?

– Déjame ir contigo. – Suplico con voz dulce mientras realizaba un pequeño puchero

– No

– ¿Por qué? Nunca hemos viajo juntas desde que volviste a casa... Desde que mis padres murieron en ese trágico accidente. – La declaración de la joven princesa causo una pequeña sensación de satisfacción en la Reina. – Newcastle se encuentra cerca del castillo

– No es un viaje de placer. – Le recordó con una mirada severa. – Letizia, los vampiros son demasiado problemáticos y es necesario que me encargue de ese problema para que nuestro territorio pueda prospera. – La mano derecha de la Reina se colocó sobre el hombro derecho de la joven de cabello dorado. – No podré hacer mi trabajo eliminando la amenaza si te encuentras presente en el campo de batalla, estaré pensando en cada momento en tu seguridad

La joven princesa al verse incapaz de argumentar algo, bajo su cabeza aceptando las palabras dichas. Un suspiro suave salió de los labios rosados de la Reina, la mujer se agachó para quedar a la misma altura que su único familiar con vida, cuando los ojos avellana y los ojos dorados se encontraron la mayor sonrió de manera dulce.

– Te prometo que cuando regrese saldremos de compras. – Los ojos de la menor se iluminaron cómo dos hermosas estrellas. – Es una promesa, y puedes usar mi ausencia para descansar.