Un joven príncipe heredero estaba de pie frente a su pueblo en compañía de sus hermanos menores, sus ojos grises se encontraban hinchados e incluso un poco rojos por las lágrimas que bajan debido al acontecimiento catastrófico.
— ¡Ellos van a pagar, pagarán con su sangre el haber asesinando a nuestro Rey! — Grito con todas sus fuerzas, las personas en la plaza que estaban destrozada por aquella perdida levantaron sus voces apoyando al siguiente en la línea de sucesión — ¡Se arrepentirán con toda su alma por el pecado que han cometido, por atacar al pueblo sagrado del Dios de la luz!
– ¡Vengaremos a nuestro Rey! – Gritaban los soldados junto a la población sin detenerse
Los ojos grises del tercer príncipe miraron de reojo a la única princesa del Reino, su hermana menor. En aquellas mejillas blancas como la nieve, bajaban lágrimas de la princesa Olivia por la muerte de su padre, le joven parecía que iba a derrumbarse en cualquier momento, el principe de cabello castaño acercó su mano hasta la de su hermana menor para sujetarla en una pequeña señal de apoyo.
— Tienes que ser fuerte Olivia — Susurro en voz baja para que únicamente ambos lo escucharán — Lo peor está por venir
(...)
Su hermano Blaze tenía razón en ese momento. Unos días después de la coronación de su hermano mayor, el Rey Ernesto junto a soldados que estaban cubriendo su rostro en su totalidad se adentraron en el Palacio de jade acabando con las concubinas de su padre así como con su segundo hermano.
El tercer príncipe Blaze, quien apenas tenía quince años de edad salió corriendo de su habitación descalzo hasta la habitación cercana dónde sabía que estaría su madre en compañía de su hermana menor. Blaze se detuvo a mitad del pasillo debido a la llegada de los soldados frente de su persona, en medio de los hombres que deberían de cuidarlo se encontraba su vergudo.
— Blaze, siempre fuiste bastante escurridizo – Comento tranquilo, los ojos grises del mencionando estaban fijos en la espada que goteaba sangre
— Ernesto ¿Acaso te has vuelto loco? — Cuestionó con la mano sobre la vaina de su espada — Atacaste a las concubinas de nuestro padre, mujeres inocentes que no tenían culpa del libertinaje de él
— Eran una amenaza para mí — Dijo con simpleza, antes de levantar su visita para finalmente ver a su hermano — Al igual que tú
– Una amenaza – Comento sarcástico sacando su espada – Siempre fuiste extremadamente codicioso, ahora que eres el Rey tienes miedo que alguno de nosotros te quite el poder
— Eres más listo que Xavier, una razón más para acabar contigo — Susurro antes de ladrar la cabeza a la izquierda con una sonrisa de oreja a oreja – ¡Arresten al traído!
Blaze dió un pequeño suspiro antes de sentir el mana por su espada, la hoja cambio de color volviéndose tan roja como la misma sangre causando que los soldados intimidados retrocedieran. El hombre de cabello dorado con una mueca de enfado reprendió a sus soldados, camino con pasos seguros hasta estar en frente de su hermano menor antes de empujar su espada al frente con agresividad, con poco esfuerzo el menor logro bloquearlo.
— ¿Eso es todo? – Cuestionó sarcástico antes de que en su rostro aparecía una mueca de burla — Eres una decepción — Comentó empujando la espada hasta él
La espada logro golpear la mejilla contraria causando que una sonrisa de satisfacción apareciera en su rostro, la sangre del traidor estaba siendo derramada.
— Te vas ha arrepentir de esto, mocoso – Susurro antes de volver a ver a su hermana menor
El rubio se abalanzó sobre su hermano con su espada, ambas armas chocaron causando un ruido molesto en el pasillo, Blaze giro sobre su propio eje antes de empujar su espada en la dirección de su hermano menor dando una fuerte estocada causando que el joven rubio tuviera apenas un ligero momento para esquivar. Diversos golpes fueron dados entre ambas armas, en un pequeño descuido el rey logro patear el estómago de su hermano causando que este se arrodillara frente a él aún con la espada en mano.
Una estocada en dirección a la derecha fue bloqueado con maestría, antes de levantarse para volver a quedar cerca del otro con las espadas encontradas a escasos centímetros, estaban buscando afectar la fuerza del otro para debilitarlo.
Las espadas estaban empezando a vibrar mientras humo rojo y humo dorado salía de cada una de ellas subiendo como serpientes por las piernas del contrario buscando consumirlo por completo.
— ¡Hermano! — Un grito agudo llamo la atención de Blaze ocasionando que se distraje
— ¡Olivia, corre junto a madre! — Grito la orden mientras giraba el rostro de manera ligera. Una mueca de enfado apareció en sus labios al darse cuenta que varios soldados intentaban agarrarla — ¡Corre, no dejes que te toquen!
— Perfecto, siempre ha sido una niña oportunidad — Felicito su hermano mayor
El rubio aprovecho la oportunidad para patear la mano derecha de su hermano causando que su espada volará en otra dirección, su mamá dorado en sus pies género que perdiera el equilibrio y terminará en el suelo mirándolo con odio. Escuchó los gritos de su hermana menor pidiendo a los guardias que soltaran su cuerpo junto al de su madre que fue sacada a rastras de su habitación.
Los soldados lanzaron a la joven princesa, así como la reina viuda a los pies del nuevo jefe de Estado. El joven de cabello oscuro acercó su cuerpo para abrazar a su madre así como su hermana menor quienes estaban asustadas temblando en el suelo, la situación era perjudicial para los tres, se encontraban a merced del nuevo Rey que era codicioso de dinero y poder hasta la médula.
La princesa de ojos oscuros se encontraba sentada sobre una cama incómoda, sus rodillas estaban a la altura de su pecho mientras se abrazaba a si misma sollozando en completo silencio. Su hermano estaba a su lado, quien daba pequeñas caricias en su cabeza alentando a expresar aquellas emociones que tenía en su interior.
Un cambio tan drástico en menos de una semana, era demasiado para una niña de siete años de edad.
— ¿Por qué? — Cuestionó la pequeña con una voz temblorosa mientras levantaba su rostro, sus ojos negros como la noche distinguieron la figura de su madre caminando de un lugar a otro en frente de los barrotes — ¿Por qué Ernesto nos está haciendo esto?
— Es la ley del fratricidio — Escucharon una voz débil en la celda contigo, era una voz que los tres conocían
— ¿Xavier? — Cuestiono el tercer principe, escuchando un pequeño ruido de confirmación
— Ernesto me atrapó primero cuando estaba paseando por el jardín — Un sonido de queja llegó hasta los oídos de los presentes
— Estás herido — Menciono la Reina antes de que un pequeño suspiro saliera de sus labios — Siempre supe que ese chico sería un problema en algún momento, sin su padre en este lugar... No tiene nadie quien le establezca límites
— ¿No puedes hacer nada, mamá? — Cuestiono la pequeña niña esperanzada
El silencio reino en la celda, los tres que conocían mejor la realidad eran concientes que en esta situación no podían hacer nada, debían esperar las locas ideas en del Rey de Impure.
(...)
— Mi hermosa familia, toda reunida en una asquerosa celda donde se lo merecen — Dijo observando a su familia desde abajo, todos estaban sentados en el suelo.
Una mueca de disgusto apareció en labios cuando se percató que sus dos hermanos menores estaban protegiendo a la pequeña princesa con su cuerpo.
— Incluso en esta situación, intentan cuidarla, me dan asco — Dijo escupiendo saliva al rostro del joven de cabello castaño con pecas en sus mejillas, Xavier soltó una maldición
— ¿Qué vas a hacer? — Cuestiono la Reina sentada al lado de su hija sin dejar de abrazarla por los hombros — Aún en estos momentos, sigo siendo la Reina Regente de este lugar y en algún momento mi pueblo se dará cuenta de tus acciones
— Estoy mirando a cuatro traidores a la corona que han planeando la muerte de mi padre con los enemigos en la guerra — Dijo con tranquilidad la acusación causando que la pequeña se estremeciera
— ¿Quien te va a creer?
— Soy el Rey, mi palabra es suficiente — Dijo arrogante — Por los momentos, Anaïs me eres de utilidad por ser la Reina... Ustedes tres por otro lado me estorbaran
— Déjala vivir — Dijeron ambos príncipes refiriéndose a su hermana menor — Es una niña pequeña, no conoce a ningún noble que pueda ayudarla ¿Por qué sería una amenaza para tí? — Cuestiono Xavier intentando buscarle una oportunidad de vida a uno de sus hermanos. Es el mismo caso con Blaze, no tiene contando con los nobles como es mi caso ¿Qué amenaza puede ser?
El silencio volvió a cubrir la celda mientras Ernesto pensaba. Xavier había logrado generar una pisca de duda en su hermano mayor con la esperanza de que sus hermanos menores pudieran vivir a diferencia de su persona.
(...)
En la plaza central del Reino de Impure se encontraba instalada una guillotina, la Reina viuda vestida de negro en compañía de actual Rey junto a la pequeña princesa se encontraban de pie mirando desde una tarima.
– Traigan a los traidores — Dijo el Rey de manera autoritaria
Los ojos oscuros de la inocente princesa estaban fijos en la carretilla que estaba a una poca distancia, podía observar como sus hermanos mayores portaban ropas sucias y andrajosas mientras eran arrastrados por los soldados del palacio en dirección a la guillotina. Sus ojos comenzaban a llenarse de pequeñas lágrimas al notar a su hermano Xavier, el castaño mantenía la cabeza en alto y caminaba seguro de si mismo sin dejar que los soldados lo empujarán hasta su destino.
Cuando sus ojos se encontraron, la joven princesa fue capaz de escuchar la voz de su hermano en su cabeza bebido a sus habilidades otorgadas por el Dios de la luz.
— Olivia tienes que ser más inteligente a partir de este momento, ninguno de los podremos cuidarte — Su mirada a pesar de los insultos de la población en ningún momento se alejo de su hermana, quien estaba empezando a llorar — Eres una mujer fuerte, y el Dios de la luz te ha bendecido. Por favor, cuídate mucho
La pequeña niña solamente logro asentir torpemente con su cabeza, sus ojos pasaron a la persona que venía detrás, su hermano mayor Blaze arrastraba los pies con la mirada gacha junto a sus manos atadas mientras dejaba ser empujado o golpeado por los soldados.
Blaze... Se había rendido ante su trágico destino, y no tenía el valor suficiente para enfrentarlo de la misma manera que su hermano mayor.
La Reina tenía sus puños apretados debido a la impotencia, no podría salvar a sus hijo adoptivo e hijo biológico de una muerte injusta y carente de sentido.
Xavier sin perder su dignidad así como confianza que lo caracterizaban subió las escaleras con pasos firmes, y se arrodillo delante de la guillotina estando al lado del nuevo Rey. Sus ojos estaban fijos en en fondo de la plaza, en concreto, estaban mirando a una persona encapuchada que estaba en compañia de dos soldados disfrazados como civiles.
— Xavier Ortswan, eres acusado de alta traición por haver conspirado con el ejército enemigo ocasionando la muerte de tu padre — Dijo de manera fría e autoritaria su hermano mayor, los gritos de indignación de la población se escucharon con más fuerza – Además se le suma el asesinato de las concubinas del Rey, deberás pagar con tu sangre tus acciones
Los soldados levantaron el cuerpo del segundo príncipe heredero hasta estar detrás de la guillotina, colocaron su cuello donde debían ir antes que el verdugo baraja la palanca causando que la cuchilla separa su cuello del resto de su cuerpo.
Esa imágen, la sangre que observo ese día, el sabor amargo de la injusticia, serían el principio de su nueva realidad.
❤️❤️❤️
¡Bienvenidas!
La idea de esta novela estaba rodeando mi cabeza desde mediados de este año, me alegra de todo corazón poder publicar este prólogo el último día del año 2022.
Aunque es la segunda vez que he tenido que escribir este prólogo porque no me terminaba de convencer, Olivia me estás causando problemas y apenas es el prólogo de tu maravillosa historia en su camino a asegurar su corona mientras resuelve sus problemas amorosos, empiezan oficialmente.
Gracias por leer.