Capítulo 7.
"Lilo"
Mis padres quedaron muy tristes… Me odiaban.
Regresamos a casa en un enorme silencio. Mi casa no era tan grande, de hecho era de un piso, solo un piso que odio tanto a día de hoy.
Me levanté para ir a la escuela y escucho a mi padres llorar. La puerta estaba abierta, así que me acerqué y ellos miraban las fotos de Lilo, mientras las mías ardían en un basurero. Bajé creyendo que tendría algo para comer, pero no. Tal como la semana anterior no había nada para mi en la mesa, así que decidí tomar un vaso de leche y unas galletitas que estaban en el estante. El estante era muy alto, así que tiré mis brazos lo más que pude. Al final tuve que usar unas pequeñas escaleras que mamá había comprado para nosotros. Al subir por la escalera me caigo y el jarro de galletitas se destroza en el suelo. Mi padre desde el cuarto grita furioso.
--¡¿Qué mierda haces?!, ¡maldita escoria de niño!.
Escuché sus pasos al salir por la puerta y la rapidez con la que mi padre bajaba las escaleras del primer piso. Tomé las galletitas, salí antes de que pudiera atraparme y corrí. Los vecinos miraban extraño. Mi padre aparentaba siempre con una sonrisa. Me dijo que debía comer, que entre. Miré aterrado, aún faltaba para la escuela. Así pasaron las semanas y ellos al escuchar algún ruido, se molestaban y gritaban. Me hacían limpiar y lavar todo. A veces me daban trozos de lo que cocinaban para que la gente no notara mi desnutrición. Cansado fui a hablar con la maestra y ella decidió denunciarlos, pero no funcionó. No había pruebas de nada, ni en mi cuerpo. Yo por miedo no decía nada, temía que me golpeasen. La policía simplemente había dejado la denuncia archivada, como miles de otras denuncias. Fue tachada como una mentirosa, ¿Por qué denunciaba a esa pobre familia que había perdido a uno de sus hijos?, ¿Estaba loca?. Los profesores le hacían tantos comentarios horribles, que provocaron en ella una gran culpa. Le decían que era una persona sin corazón, paranoica. Una anciana demente que debía retirarse e internarse en un psiquiátrico.
La profesora desaparece durante una semana. Era extraño, así que llaman a su hija Megan, quien también era profesora. Ella se sorprende al escuchar que su madre no asistía a la escuela, ¿Qué había pasado?. Megan va a visitarla. Al llegar, abre la puerta, deja sus pertenencias en una pequeña mesa del living y comienza a buscar a su madre. Llamaba repetidas veces y no recibía respuesta, hasta salir al patio trasero. Su madre yacía muerta hace una semana y se había suicidado ahorcándose en su patio trasero. Nadie la había visto, tampoco escuchado. Megan largó tantas lagrimas, que ni su esposo podía contenerlas para hacer que esté mejor. Al año siguiente se va de la ciudad, no podía seguir viviendo allí luego de la muerte de su madre. Los profesores callaron el *mobbing psicológico que le habían hecho a su compañera de trabajo. La profesora Valentine era tan buena y al entrarse el salón de lo que había pasado, me sentí culpable, otra vez. La profesora quiso defenderme, me creyó y ahora yacía en un ataúd. El año siguiente fue peor. Mis padres me golpeaban y yo iba lastimado a la escuela, pero me habían anotado a karate y me obligaban a mentir sobre mis moretones. Mis amigos dejaron de hablarme, me abandonaron. Fue en ese momento que conocí a Karen. Ella sabía todo lo que pasaba, pero nunca iba a casa.
Una mañana me levanté y mis padres discutían. La puerta estaba entornada y los oía hablar de cómo abandonarme o hasta cómo matarme. Miré por la franja de la puerta, pero sin darme cuenta la empujé con la punta de mi pie derecho. Mi padre voltea y baja la mirada hacía mi, con esos ojos llenos de odio que jamás olvidaré. Se acerca con rapidez y me golpea una y otra vez, sacándome un diente y repitiendo "mataste a Lilo maldito desecho viviente". Yo lloraba y lloraba, pedía perdón a gritos, pero me tapaban los golpes de papá. Se me cayeron varios dientes de leche que luego de un tiempo crecieron. Recuerdo haber faltado a clases por varios días, quizá, semanas. Papá no quería que vaya así, tenía el ojo hinchado.
Nadie me llevó a ningún lado, nadie me sacaba de paseo, solo ella, mi niñera. Al volver todo seguía igual. Los maltratos eran peores, yo hacía todo en la escuela y no quería que la hora pase. Llegaba en autobús a las 12:00 p.m y mis padres trabajaban. Una chica llamada Beatriz me cuidaba. Beatriz tenía ojos negros, el pelo de color castaño claro, llevaba jeans apretados, camisas a cuadros de distintos colores para cada día y unas hermosas botas negras. Era muy buena conmigo y me cuidaba como si fuera su hijo. Una tarde le conté por fin todo lo que me pasaba y por primera vez vio todas mis marcas. Beatriz veía mis golpes y cicatrices en el sillón de la sala, cuando mis padres entran y nos ven, la ven a ella viendo el secreto más oscuro de la familia. Creí que estaba salvado, no podían matarla o golpearla, ella confesaría a la policía, pero algo más fuerte jugó en mi contra… El dinero.
Beatriz escuchó una enorme oferta de dinero, a cambio de irse a otra ciudad y que NUNCA revelara el secreto. Mi padre subió, mientras mi madre me acariciaba el pelo, luego de dos años. Clavaba sus uñas en mi cuero cabelludo y los arrastraba lentamente por mi cabeza, mientras aguantaba el inmenso dolor.
--Aquí tienes Beatriz, trescientos mil dólares. Con esto podrás irte a donde quieras, ¿Oíste?... Donde quieras.
Beatriz tomó el maletín y mi madre le dijo que lo cuide, era el dinero que ella y mi padre habían guardado hace ya tiempo. Beatriz estaba sin palabras, cuando le pregunto si me ayudaría. Con ese dinero también podría decirles a los policías que la intentaron sobornar. Ella me miró y se hechó a reír. Saludó a mis padres y cerró la puerta. Recuerdo su expresión de no importarle nada lo que había visto en mí, como si el dinero la hubiera transformado. Mi madre me tira del pelo, me lleva arrastrando hasta la habitación y luego de amordazarme con fuerza me golpea con un palo de amasar. Escuché mis huesos tronar con fuerza y mi madre seguía golpeando sin importarle absolutamente. Una hora después, me soltó. Yo salí corriendo y sin darme cuenta entré a la habitación de Lilo. Allí fue cuando vi a mi padre hablando con un muñeco de trapo, con el tamaño real de Lilo. Papá estaba arrodillado con el muñeco en brazos mientras le hablaba bonito. Lo acuesta en la cama, lo tapa y le da un beso en la mejilla.
Me pregunté qué diablos estaba haciendo, pero lo dije en voz alta y mi padre voltea la mirada como si fuera una bala. Miró con asco, sus ojos reflejaban que yo no era nada para ellos, solo un fantasma que caminaba en la casa, que usaban para desquitarse por la muerte de Lilo o sus días de mierda en el trabajo.
Él se levanta y se quita el cinturón… Yo intenté escapar, pero me choqué con mamá. En ese momento supe que me tocaba lo peor, ella no haría nada por mi y tenía razón. Ella me patea en el pecho y yo caigo al suelo. Papá me ahorca con el cinturón e intenta matarme, pero mamá toca su hombro y le dice que no podían matarme, no quería ser arrestada y perder todo el prestigio. Papá me soltó y entre lagrimas salí de la habitación y me encerré en el closet. Lloré durante horas y horas encerrado allí. De pronto escuché a alguien desde la ventana. Salí y no había nadie. Del miedo cerré la puerta con llave y estuve dos semana en mi cuarto, sin recibir agua, ni comida; nada. De Beatriz nunca supe nada. Desapareció con el dinero de mis padres, sin dejar rastros por si querían encontrarla.
Me levanté una mañana con mucha hambre. Bajé y abrí la heladera. Comí toda la mermelada que había, junto a unas tostadas que hice. Salí al patio con la cara manchada de mermelada y la gente que pasaba por la calle me saludaba con alegría, sin saber que me pasaba realmente. Volví a la escuela y todo era aburrido, solo hablaba con Karen porque podía contarle todo, pero no sabíamos cómo decirle a la policía lo que pasaba. Mis padres sabían cómo mentirle a las autoridades. Siempre al llegar a casa, mis padres me encerraban en mi cuarto y Karen no podía salir por sus clases de piano, ya que sus padres eran muy estrictos con eso. El tiempo pasó y mis padres deciden irse de viaje sin mí. Yo me reunía con Karen en ese tiempo y era divertido, pero una noche todo eso cambió…
--Josh. Dime, ¿Me amas? –Preguntó Karen.
--¿Amarte?. ¿Cómo papá y mamá?.
--Si…como papá y mamá.
--Ellos son malos, pero siempre se tratan bien, así que si. Te amo.
Recuerdo que esa noche se desató una masacre en mi casa. Karen me besaba en de una manera infantil. Yo no sabía lo que hacía, pero ella si… Siempre lo hacía y esas semanas me sentí feliz ya que ella estaba conmigo, pero sin darme cuenta el tiempo pasó y una tarde llegan mis padres. Yo olvidé totalmente de ir a la policía…estar con Karen me había hecho olvidarlo todo, pero no sabía cómo. Mis padres me vieron y a Karen de espaldas. Papá me tomó del cuello y me levantó, mientras mamá llevaba a Karen a la puerta. Ella se fue y me quedé allí, con la mirada de ira de papá. Al anochecer estábamos todos en la mesa, por primera vez estaba sentado con ellos. Luego de tanto tiempo, comí y bebí sin que me regañaran, sin que me golpearan o me dijeran que moriría, pero alguien tocó la puerta.
--Josh, ve a mirar quién es –Dijo su padre.
Me acerqué a la puerta nervioso. Al abrir, vi a un hombre alto con ropa fea y una mujer muy elegante. Ambos entran a casa y mis padres se llevan las maletas a un taxi. Luego se van sin decir nada y las dos personas comenzaron a sacar varias cosas de una caja. Eran una pareja con problemas mentales… Querían torturarme y nada más. Mis padres desaparecieron aquella tarde.
La pareja dijo que iban a destrozarme con todas esas estacas, cuters, cuchillos, sogas, clavos y más herramientas, pero el timbre vuelve a sonar y era Karen quien estaba en la puerta. El hombre le abre y la mete en la casa de un tirón. Karen cae al suelo, el hombre cierra y la mujer me ata el cuello con una soga gruesa, acortando mi respiración. El hombre salta sobre Karen y rompe su remera, presiona sus pequeños pechos, la presiona contra la pared e intenta violarla, pero en ese momento Karen toma un cuchillo y atraviesa la garganta del tipo. Este se aparta y cae de rodillas al suelo. Karen toma un martillo, lo golpea, una y otra y otra…y otra vez. Lo golpea hasta que su cráneo se deforma. Le abre la cabeza con un serrucho, quita su cerebro y lo deja en una mesa. Luego va hacia la mujer quien corta un poco su mejilla, con un cuchillo que tenía a mano. Karen salta sobre ella y la tira al suelo. La mujer grita por ayuda, pero Karen atraviesa toda su boca con el mismo cuchillo que había usado la mujer.
Karen destrozó los cadáveres de las maneras mas horribles que nunca antes vi, luego abre el estómago de la mujer, lo vacía y mete el cerebro de su esposo en su vagina. Los órganos que sobraban, entraban en la boca del hombre y otros en su estómago. El living era una carnicería macabra. Karen incrusta sus cabezas en estacas y las deja cocinando dentro del horno. Mi mente de forma drástica me hizo sellar esos recuerdos y ese fue el momento donde todo "volvió a comenzar".
Un año después mis padres mueren en el extranjero y no lo supe hasta mucho tiempo después. Yo vivía con una anciana en otra ciudad donde todo comenzaría. Desperté luego de un mes y ella me explicaba todo lo que no entendía, como las marcas en mi cuerpo y otras cosas. Solo recordaba mi nombre "Josh". De mi pasado no recordaba nada, es como si algo hubiera borrado mi memoria, aunque recordaba un golpe, uno fuerte pero no el por qué de ese golpe. Siempre soñaba con unas escaleras marrones, cada día le preguntaba a mi madre por eso, pero nunca me daba una explicación. Ni ella lo sabía, pero dejé de darle importancia a eso cuando la conocí…
Era mi primer día en ese colegio, el cual se llamaba "Primaria Bahía". Allí conocí a Karen, pero no sabía que ella era mi amiga desde antes. Ella era muy buena, pero alguien más apareció y recuerdo su belleza con exactitud… Estábamos en el patio de juegos y luego se acerca una niña: ella tenía el pelo lacio y largo hasta los hombros, vestido negro con bordados blancos, medias blancas alargadas, zapatos negros y sus hermosos ojos café. La niña se llamaba Judith y era preciosa. Los tres comenzamos a jugar juntos, hasta que Karen dejó de ir a la escuela. Yo y Judith jugábamos todo el tiempo y hasta le dije que me casaría con ella. Judith iba a casa y le contaba todo a los padres mientras ellos reían y Karen tocaba el piano con su gran habilidad. Los días pasaron, también los meses, hasta que Judith dejó de venir y me quedé solo. Un día escuché en la tele que Judith había ganado un premio. Yo grité de emoción, pero nunca supe dónde vivía así que nunca pude felicitarla. Un año pasó hasta aquel día que me crucé con Karen nuevamente. Ella lloraba y yo sequé sus lágrimas. Ella me veía con mucho amor y yo me había olvidado de ella. Al escuchar su nombre pensé en Judith, pero antes de preguntarle por ella, me contó que sus padres no la querían porque preferían a su hermana. Yo le dije que la entendía, pues había perdido a mi hermano Lilo. Al mencionar su nombre vinieron los recuerdos del pasado, pero no todos, solo aquel recuerdo del bosque y lo que pasó al año siguiente, pero me faltaba algo. Ese golpe en la cabeza se relacionaba con esos recuerdos, pero no lograba recordar cuáles eran. Karen seguía llorando y luego de contarle mi historia me pregunta si no recordaba más nada. Respondí que no y ella me abrazó. El tiempo pasó y nos hicimos muy amigos…hasta el día que mató a mi tía. Ella logró hacer otro asesinato violento, matar a niñas en un internado e hizo algo para que mi mente olvidara todo. Fue algo tan simple, que a día de hoy no puedo creer que funcionara. Karen me golpea con mucha fuerza, contra un mueble de la cocina y nuevamente olvidé las cosas, junto a mis traumas de la infancia y su oscuro secreto, hasta que mis años de primaria terminaron. No recuerdo nada importante de eso ya que fui adoptado por otra pareja y fue donde Karen apareció y como por arte de magia, me hizo recordar absolutamente todo. Las escaleras no eran más que un recuerdo de ella golpeándome contra la pared del primer piso y luego me deja caer por las escaleras para despertar un mes después.
Pienso que esto me hizo enloquecer aquella noche lluviosa. Recordé tan de golpe que asusta. Supe que Karen mató a todos mis familiares más cercanos, a excepción de esa anciana, quien murió atropellada, pero es imposible creerlo. No, no puede ser que ella lo hizo todo por…por amor.
--¿Qué hay de aquella "dulce primavera"? –Preguntó la persona que lo entrevistaba.
--Dulce primavera –Dijo Josh con una mirada tensa.
*Mobbing: Acoso/hostigamiento laboral. Acción verbal o psicológica puesta en práctica sistemática y persistentemente para humillar, ofender o amedrentar a una persona en el entorno laboral.