Había pasado cerca de una semana después de lo ocurrido con Chrysot y aun no podía digerir bien lo que había ocurrido. Intentaba recordar si había escuchado o leído algo similar en algún lado pero nada llegaba a mi mente.
-¿Cómo es que le señor Takeshi obtuvo este collar y porque me lo dio a mí? Dijo que me protegería si era digno de él… ¿Acaso él sabía que el collar estaba conectado con Chrysot? No, eso no es posible – dije mientras sostenía el collar en mi mano mientras caminaba.
De nuevo había empezado a caminar ya que, al parecer, los demás habían empezado a buscarme. Pero aun caminando no dejaba de pensar en lo que ahora tenía por delante, al parecer mientras más averiguaba sobre lo que me ocurría aparecían cada vez más problemas y dudas.
-Supongo que tendré que buscar al señor Takeshi y hacer que me explique todo esto… solo espero encontrar algo que me diga en donde estoy pero creo que encontrar alguna ciudad también me traería problemas… Si estoy en lo correcto debe haber algún boletín para encontrarme – dije en voz alta sin que nadie me escuchara.
Seguí caminando hasta que empecé a escuchar algunos sonidos extraños, era como si algo de metal chocara contra rocas y muchos golpes a la tierra, después escuche un rugido de algo que no debía de estar en un bosque como este.
-Ese no es el rugido de un puma… parece más el de un león pero no es posible – dije mientras empezaba a correr para ver lo que pasaba.
Mientras más me acercaba los sonidos se hacían más fuertes, estaban claramente había una pelea entre la cosa que rugía y algo más.
Cuando por fin llegue hasta donde estaban los sonidos me detuve mientras me escondía detrás de unos arbustos, no podía lanzarme a pelear sin saber contra que me enfrentaría y mucho menos con las pocas provisiones que me quedaban ya que había dejado la mayoría de mis cosas con los chicos.
Por lo que podía ver había alrededor de 2 docenas de monstruos similares a focas pero con patas en lugar de aletas y mucho más grandes que cualquier foca normal ya que tenían más de tres metros de alto, vestían con algunos retazos de piel mientras tenían varias armas cada uno. Todos ellos rodaban a lo que parecía ser un león gigante tal vez tan grande como un elefante, aparte de su tamaño no veía algo raro en él pero era claro que era una clase de monstruo.
-¿Pero qué demonios está pasando aquí? Otras veces me he encontrado con varias clases de monstruos pero nunca peleaban entre sí – dije hablando en voz baja para no ser escuchado.
Al parecer los monstruos parecidos a focas estaban esperando una oportunidad para atacar al león, quien estaba en guardia con el pelo erizado mientras gruñía. Un momento después uno de los monstruos lanzó una lanza a la espalda del león, este no tuvo tiempo para esquivarlo pero la lanza solo reboto en su piel sin hacerle ni un rasguño. Después de eso el león se lanzó al ataque contra los monstruos. En ese punto pude reconocer al león.
-¡¿Es enserio?! ¡Ese es el león de nemea! ¿Pero que hace aquí y porque lo están atacando? – dije en voz alta esta vez siendo escuchado por los monstruos.
Varios de los monstruos voltearon a verme, al parecer sus rostros no eran tan alargados y eran un poco similares al de una persona normal. Unos segundos después se lanzaron también contra mí mientras los demás trataban de controlar al león.
-Debí quedarme callado y no dejarme llevar por la emoción… aunque tal vez con ellos pueda desquitar un poco de enojo – pensé mientras desataba mi gran espada de mi cintura y me preparaba para el ataque.
Uno de los monstruos me atacó con algo parecido a un martillo pero era algo lento y tuve tiempo suficiente de esquivarlo y lanzarle un tajo al estómago. Me alejé esperando otro ataque pero el monstruo empezó a desintegrarse desde la herida que le había hecho.
-Contra los otros monstruos paso lo mismo… pero con mis dos espadas no pasaba esto – pensé confundido mientras lo veía desintegrarse.
-¡No dejen que esa espada los toque! ¡Está hecha de Bronce Celestial! – gritó de pronto uno de los monstruos, al parecer el líder.
Me quedé de pie por un segundo tratando de entender lo que había dicho, además de eso más de la mitad de los monstruos me rodearon y algunos de ellos tenían armaduras de metal lo que haría más difícil vencerlos.
-Tal vez no deba de usar esta espada hasta saber que es el Bronce Celestial. Además si acaba con los monstruos tan rápido no podre desahogarme – dije mientras dejaba la espada clavada en el suelo.
Los monstruos me quedaron viendo extrañados, de seguro pensando que estaba loco.
-No se preocupen por mí. Solo no quiero hacer esto tan fácil – dije tratando de incitarlos a atacarme mientras me ponía en guardia.
-¿Crees que un simple semidiós puede vencernos sin usar un arma? ¡¿Acaso te volviste loco?! – preguntó de nuevo el que había hablado antes mientras se acercaba, era más grande que los demás y tenía varias cicatrices en su piel.
-No sé a cuantas personas hayas enfrentado para decir que soy un semidiós, pero estas equivocado. Además acabo de conseguir esa arma y no estoy acostumbrado a ella, podría dársela si me explicas que es eso de Bronce Celestial – dije mientras aún estaba en guardia.
Al parecer mi oferta era tentadora para el monstruo ya que podía ver que la estaba considerando. Estaba claro que no le daría mi espada y solo estaba esperando que ellos fueran ingenuos.
-Está bien… te lo explicaré – dijo el monstruos, justo después hizo un sonido al chillante que apenas si podía escuchar. De inmediato pude escuchar el sonido de pasos que se dirigían hacia mí, estaba seguro que los monstruos que estaban detrás querían atacarme mientras estaba distraído.
-El Bronce Celestial es un mineral que es extraído del olimpo mismo, por eso puede acabar con los monstruos apenas cortándolos un poco… por cierto gracias por la espada – dijo el monstruo mientras una retorcida sonrisa se formaba en su rostro deforme.
De inmediato salté hacia atrás pasando en medio de los monstruos que habían saltado para atacarme. Apenas mis pies habían tocado el suelo salté de nuevo y golpee a uno de ellos en el rostro, cayó al suelo pero aún estaba consciente y tuve que saltar hacia atrás para ganar un poco de tiempo.
-Parece que son algo duros, creo que no podre derrotarlos si no voy enserio – dije mientras me preparaba para atacar.
-¡Te dije que no podrás ganarnos sin un arma! – gritó el líder los monstruos mientras todos se acercaban.
-¡Y yo dije que no soy un semidiós! – grité mientras liberaba mi poder y de inmediato mis manos empezaban a brillar en tono azul.
Los monstruos detuvieron su embestida pero ya era tarde. Salté y golpee a otro monstruo en el rostro pero esta vez mi puño hizo un cráter en el lugar en donde lo había golpeado, no tuve tiempo para ver lo que le pasó después de eso. Toque el suelo y golpee la pierna de otro, pude ver como esta se doblaba mientras el hueso se rompía y aproveché ese momento para golpearlo en el pecho.
De inmediato ambos monstruos cayeron al suelo y no se levantaron. Los demás monstruos se alejaron de inmediato al ver a sus compañeros en el suelo, al parecer no eran tan tontos.
-¡¿Qué demonios hiciste?! – dijo su líder detrás de los demás.
Sus palabras no me importaron, ahora no podía escuchar ningún ruido del león que antes estaba luchando. Voltee a verlos y varios de los monstruos lo había atado con cadenas.
-¡¿Qué es lo que intentan hacer?! – dije mientras trataba de lanzarme al ataque pero una sombra sobre mí me detuvo. Por instinto levante mis brazos y atrape una hoja muy gruesa sobre mi cabeza justo a tiempo.
Al parecer el jefe de los monstruos había intentado atacarme con un hacha mientras estaba distraído y de espaldas. Debo admitir que tenía mucha fuerza para ser un simple monstruo ya que tuve que desviar su hoja y saltar a un lado para evitar ser cortado a la mitad.
-Alguien nos pagó para conseguir piel ¡Y tú debe ser al maldito que estaba buscando! – dijo el monstruo mientras se lanzaba de nuevo al ataque.
En ese momento entendí de qué se trataba. Salté directo al monstruo con mi puño listo, tal vez por precaución uso el hacha como escudo pero mi puño apenas chico con ella lanzó una gran corriendo de aire que hizo que el monstruo volara hacia atrás mientras un pequeño surco se había marcado en el suelo. Los demás monstruos volvieron a alejarse después de eso.
-¡Ese maldito de Apollyon debe querer la piel del león para protegerse! ¡Si la consigue será mucho más difícil acabar con él! – pensé mientras mis manos iban a mi collar. Ahora debía salvar al león a toda costa.
Corrí a toda velocidad hacia los monstruos que sostenían las cadenas del león, de inmediato más monstruos salieron a mi encuentro pero ya tenía mis espadas listas.
Esquivé los golpes de los dos más cercanos y aprovechando las aperturas que tenían logré cortarles las piernas a ambos, de nuevo más monstruos se acercaron pero no espere que atacaran, con un movimiento rápido lancé dos tajos a sus estómagos que apenas pudieron bloquear. Casi al mismo segundo otros detrás de ellos lanzaron más cadenas hacia mí y tuve que saltar hacia atrás para esquivarlos, tenía que retroceder.
-Parece que estos monstruos no son tan tontos como los que he encontrado hasta ahora. Tienen una buena formación y respuesta de ataque, esto lo hace un poco complicado pero también emocionante – pensé al ver como se reagrupaban.
De inmediato pateé el suelo con toda mi fuerza, tenía que atacar antes que ellos reaccionaran. Con un par de tajos corte los brazos de dos de ellos, salté y le corte la cabeza a otro mientras me apoyaba en su estómago para poder saltar y seguir atacando. Uno trato de bloquear mi camino con un hacha pero lancé dos tajos que chocaron con su filo, logré empujarme hacia abajo para poder saltar y lanzar dos estocadas al mismo monstruo. Más monstruos se acercaban pero debía seguir atacando aún más rápido, tenía que usar todo mi poder si quería acabar con todos.
Lancé un fuerte grito mientras los encaraba y una ráfaga de aire era expulsado de todo mi cuerpo, al ver eso los monstruos se detuvieron. Aun no estaba tan seguro de cuánto tiempo podía usar mi poder al máximo y no quería averiguarlo ahora, salté directo hacia los monstruos mientras lanzaba dos tajos, esta vez mis tajos atravesaron todo su cuerpo como si fueran solo aire.
De nuevo trataron de bloquear mis tajos con las cadenas pero esta vez mis espadas las cortaron de un solo golpe. Los monstruos trataron de retroceder pero traté de acabar con tantos como pude mientras no perdía de vista a león que seguía luchando por liberarse, hasta que me di cuenta que empezaba a hacerse más pequeño.
-¡Estas cosas quieren alejarme de ahí! – pensé de inmediato mientras comenzaba a correr de regreso.
Todavía quedaban cuatro monstruos que intentaban mantener inmóvil al león a toda costa, parecía que no lo soltarían ni aun que los matara. Cuando estuve cerca soltaron las cadenas dejando libre al león justo en el momento que estaba frente a él. De varios zarpazos se quitó las cadenas y rugió, mientras tanto decidí quedarme inmóvil para no ser atacado.
El león por fin se dio cuenta de mí. Me vio directo a los ojos mientras gruñía enfadado, sabía que no debía de moverme o me atacaría y estaba muy seguro que mis espadas no le harían ni un solo rasguño. Lo único que podía hacer era quedarme viéndolo y hacer que se diera cuenta que no era una amenaza era él.
-Oye… trato de ayudarte… - dije tratando de moverme lo menos posible pero los monstruos empezaban a rodearnos de nuevo, sin no hacía algo seriamos atacados.
El león se acercaba cada vez más y parecía estar furioso, estaba tan cerca que podía oler el terrible olor de su hocico y si estiraba mi mano podría tocar sus colmillos. En ese punto supe que no me haría nada, si hubiera querido comerme ya lo hubiera hecho. Estaba empezando a agacharse mientras clavaba sus garras en la tierra, estaba a punto de lanzarse al ataque y tenía que ayudarlo.
-¡Ahora! – grité mientras me agachaba para esquivar al león para después correr hacia los monstruos.
Los monstruos quedaron sorprendidos un segundo, el cual aprovechamos. Con movimientos rápidos acabé con tres de ellos, mientras que el león le arrancaba la cabeza a otro, uno de ellos tenía un hacha lista para atacar al león, pero mi espada se clavó en su cabeza después de lanzarla.
Al parecer los monstruos pensaron que no sería tan peligroso al tener solo una espada ya que me atacaron todos al mismo tiempo, pero lancé un tajo usando las dos manos y girando todo mi cuerpo cortando a la mitad a la mayoría de ellos, ahora solo quedaban 2 y el jefe.
-¡¿Qué clase de arma es esa?! ¡¿Por qué los demás no han desaparecido?! – gritó el jefe casi en pánico mientras sostenía un martillo azul en sus manos. Era consciente de los cuerpo de los monstros en el suelo pero no había tenía tiempo de pensar en ese pequeño detalle.
Además el martillo llamó más mi atención, podía sentir algo extraño en él, como si alguna clase de energía emanara de él.
-Eso no es un arma normal… será mejor evitar que lo use y mandarlo a volar con un golpe – pensé mientras veía como se acercaba con cautela. Mientras tanto el león estaba destrozando al último monstruo que estaba detrás de mí.
Solté mi espada mientras me preparaba para atacar pero los monstruos se mantenían en guardia. Me lancé hacia ellos y ellos hicieron lo mismo solo que el jefe estaba detrás, justo antes de llegar los dos monstruos saltaron hacia atrás dejando el camino libre a su jefe, quien tenía el martillo listo para atacar.
Concentré tanto poder como pude en mi puño, al igual como lo había hecho contra Chrysot mientras el martillo caía a toda velocidad. Mi puño y el martillo se encontraron y hubo una explosión de rayos y aire. La fuerza del martillo era abrumadora, podía sentir como mis pies se arrastraban por el suelo mientras una corriente eléctrica recorría mi brazo. Mientras tanto una corriente de aire salía de mi puño y trataba de empujar el martillo hacia atrás pero sin éxito.
-¡¿Qué demonios es esa arma?! ¡Este poder no es de ningún monstruo! – pensé mientras era empujado hacia atrás por el martillo.
Si ese martillo llegara a golpearme estaría acabado, tenía que hacer algo antes de que mi poder se terminara. Por suerte no era la peor situación en la que había estado, alguien me había presionado mucha más antes.
-¡Esto no es más fuerte que el fuego de Chrysot! – Grité mientras usaba todo el poder que tenía en mi cuerpo. La corriente de aire se hizo más fuerte mientras algunas grietas aparecían en el martillo y el monstruo empezaba a perecer asustado.
-¡¿Cómo…?! – dijo el monstruo pero el martillo exploto mientras los rayos eran arrastrados por la corriente de aire de mi ataque acabando con los dos que estaban detrás de él.
Cuando todo terminó casi caigo al suelo exhausto pero algo me detuvo, algo con mucho pelo. El león se había puesto delante de mí y me sostenía con su cabeza.
-Gracias – dije mientras me apartaba un poco.
Por el rostro del león ya no parecía estar molesto, en realidad no parecía ser un monstruo normal, podía ver claramente que era inteligente. De pronto levantó la cabeza y empezó a olfatear algo, se agachó y volteo a verme para después mover la cabeza varias veces en una dirección.
-¿Quiere que vaya con él en esa dirección? ¿O quiere que me suba? – pensé confundido y emocionado por la idea.
Me acerque lentamente y toque al león, poco a poco subí a su lomo y se puso de pie. Sin darme tiempo de pensar en algo comenzó a correr a toda velocidad por el bosque.