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Chapter 5 - V: Woods

Actualidad

 

Estaba nerviosa. Caminando en círculos en la habitación del hotel, con el pelo atado y los lentes puestos, pensativa "Venga Blair, tu puedes. ¡Soluciónalo!" Había puesto una hoja gigante en la pared para anotar los datos, así que estaba horas pasando a esta, a ver si lograba dar un avance. Pero nada, ya pasaron 3 días desde la charla con Jeff, y aún no lograba localizar a Marisa. Esta mujer era periodista, "No debería ser difícil hallarla ¿No?" Creyó inocentemente, pero nada, ni un solo rastro, a pesar de no despegar lo ojos de allí. Quizá sería más fácil si se manejara con las redes sociales, pero no era el caso. Con suerte se manejaba con Facebook. Probablemente debería pedirle ayuda a Jane o Rey, para tratar de entender eso. Si alguien lo pegunta, no se majaba, porque nunca se interesó en hacerlo. "Tengo asuntos más importantes" Llegó a pensar en su vida. Ahora se arrepentía.

 

Se metió en sus pensamientos para analizar una ruta sobre los hechos: Haber, son 4 miembros del grupo de asesinos: Jasquier, Mery, Daemon, y ahora Dake. El ultimo es la cabeza del movimiento. "¿Qué tan inteligente es?" Organizó los primeros asesinatos, compró policías, otros criminales, y parece que a la prensa también "¿A cuántos más compró?". Pensó en la utilidad de cada uno: Los policías dejan libres a los criminales; Los criminales le informan de las calles u otras pandillas; Los reporteros arreglan las noticias, pero "¿Para qué?". "¿Por qué un criminal querría modificar a los medios?" "¿Qué hay detrás de esto?". "Cuál era el fin de todo este plan malévolo" Anotó en la libreta. La hoja de la pared estaba rayada y maltratada. No sabía para dónde ir, y se estaba cansando. "Hay que localizarla sin falta para avanzar".

 

"¿Zoe estará comprada?" se preguntó sentándose en la cama para relajar un poco su cabeza, tras insertarse los audífonos en los oídos, así escuchar Lofi. "Quizá por eso es tan inútil" rio, tras dejar la libreta un poco lejos, antes de recostarse del todo. "Ahora es más necesario deshacerse de ella" Dispuso. Cerró los ojos para dormirse, acompañada de la canción más relajante del álbum, casi hasta perder la conciencia. Pero entonces, una idea le flechó la mente, dejando helada a la pelirroja. "Y si..." Pensó, enderezándose, "No... No lo creo" negó sacudiendo la cabeza a los costados, "Pero si... ¿Y si Adam era un policía comprado?" Temió "Y si mataron a James para adverarle que aleje, pero luego intentó enfrentarlos" Su corazón se asustó, se tiró en la cama, se puso en posición fetal, aterrada de sus propias teorías. "Adam... por favor no..." rogó antes de dormirse por completo.

Hace 13 años

 

Era la mejor época del año: Primavera. Podía sentirse libre, usar falda y no necesitaba estar debajo de un montón asfixiantes suéteres y camperas. El entorno lleno de vida, los arboles floreciendo, el sol anaranjado reflejado en las baldosas, le alegraba sin dudarlo. Además, los maestros solían dedicarse a entregar menos tareas por lo ya mencionado, ya que faltaba casi nada para el inicio del verano, que, aunque no lo disfrutaba tanto, le demostraba libertad para, en las palabras de su padre: "Pavear" durante 3 meses, acompañada de Morgan el pequeño que le escuchaba cada cosa. Pero, ese día era particularmente especial. 

 

Llegó a la casa, una de esas pequeñas ubicadas en la esquina de la calle. Paredes pintadas de color crema, rodeado por una reja negra. Estaba ubicada en un barrio más o menos seguro, de esos normales, pero que no había que confiarse del todo, porque si no te robaban hasta la puerta. Desde la distancia se veía bonita, tanto la vivienda como el vecindario, lo que era innegable. Podría vivir allí. Caminó plácida por fuera, pero nerviosa por dentro. Temía verse como una persona que valga la pena para su hijo. Debía presentarse de forma atractiva, total si venía a robarles a su hijo, al menos verse bonita. Pensó las respuestas que haría para sonar inteligente, o culta. Pero también sonar graciosa, carismática, que nadie la viera como una chica aburrida. Pensó y luego golpeó la blanca puerta. Se revisó en la ventana, asegurándose de estar bien vestida y maquillada: Con el labial del color correcto; El rubor y resaltador de pestañas bien colocado sin pasarse en la intensidad. Que la remera blanca no tuviera manchas, y la falda esté bien planchada. Adam le abrió, se besaron, luego entró. 

 

La casa por dentro era muy bonita, llena de fotos familiares. Sin muchos decorativos, pero con un aroma familiar bellísimo, que no sentía desde hace años. Esperaba ver a los padres de su pareja, pero solo encontró que, en la entrada, había un mueble con un marco marrón con una foto, junto a un florero con una flor blanca. "¿Y esto qué es?": La foto era de 4 personas: 2 adultos, un adolescente y un niño. Los mayores eran: Una mujer de pelo café y ojos marrón claro. Se veía su carisma, era atractiva, parecía bastante joven; A su lado un hombre de pelo rubio y ojos color miel. Se veía seriedad en su mirada, serenidad, pero paternidad, y cariño en como abrazaba a los otros 3 miembros de la imagen; Debajo había una niña de unos 15 años, muy parecida a la otra mujer; Y al lado, "Reconocería esa mirada donde sea". Se entristeció, enterneció y un poco se decepcionó. Besó sus dedos y tocó la imagen en señal de respeto, mientras cerraba los ojos. "Dios bendiga sus almas" se dijo.

 

- ¡Hola! - Le dijo una voz femenina. Al voltear, vio a una mujer de pelo castaño teñido de rubio, acercándose a ella lentamente. - Tú has de ser Blair. - Estiró la mano. Ella la aceptó con gusto, y devolviendo la sonrisa, le respondió mientras se daban un apretón.

- Si soy yo.

- Me llamo Jennifer, soy la hermana de Adam. Es un placer.

- Digo lo mismo. - Ella le analizó con la mirada de arriba abajo.

- Mira tú... Realmente eres bonita.

- Eh... gracias. - Aceptó algo incomoda por el cumplido. 

- Esos ojos me matan.

- En fin...- Adam le tomó del brazo, interrumpiendo el alago. - Nos vamos al cuarto si no te molesta.

- No me molesta Adi.

- No me digas así.

- ¡Oblígame!

- Madura ¿Quieres?

- Nah. Me gusta ser así.

 

Entraron al cuarto de Adam. Una habitación relativamente pequeña, con un par de posters de bandas, películas, y videojuegos, pegados en las paredes. A un lado, había una cama común, frente a un pequeño televisor, conectada a un ps3, con un par de juegos que se asomaban en una caja. Por último, una estantería con un par de libros, (Si, estaba "Escuché que pintas casas"). En general, bastante ordenada, cosa sorprendente, porque la mayoría de habitaciones de chicos no lo estaban. Con suerte no había ropa interior en el suelo, pero este no era el caso. Blair se sentó encima del colchón.

 

- Adi. - Dijo antes de una carcajada. Adam rio sarcástico. - Es tierno.

- Si claro...

- Tu hermana es buena onda.

- Se pone pesada a veces.

- Es agradable.

- Espera a conocerla más. - Volvió a reír. Se sentó a su lado. Estaba algo nerviosa. Pasó un buen tiempo desde que estaba en esa situación. No sabía que podía pasar. Comenzaron a dialogar de la vida sentados en suelo. Cuando de momento tras estar casi abrazados él le preguntó.

- Quieres... ¿Jugar?

- ¿Ah?

- Para matar el rato mientras esperamos a comer.

- ¿Jugar a qué?

- Con la consola.

- ¿Qué tienes? - Le nombró varios juegos cooperativos. - ¿Nada competitivo? - Preguntó desafiante.

- La ultima chica con la que jugué a algo competitivo, me cortó.

- Te ganó ¿Verdad? - Bromeó desafiante.

- ¿Quieres comprobarlo?

- Dale.

Actualidad

 

La universidad era un lugar tranquilo para ella, nostálgico quizá. Aunque las cosas cambiaron bastante desde que ella se graduó, hace más de 7 años, seguía el espíritu de "Supervivencia", que se veía en los alumnos saliendo casi corriendo del campus, para hacer sus demás quehaceres. No entregar tarde las tareas, no llegar fuera de hora a clases, o caerle mal a los profesores eran el riesgo de cada día. A su manera, disfrutaba el estilo de vida del estudiante, aquél de solo preocuparse por aprobar y no llevar mantener a flore una casa. Aunque este periodo para Blair fue particular, no dejaba de echarlo de menos a veces. Esperó a Rey en el auto, le había avisado por teléfono de que le iría a buscar. Este aceptó porque necesitaba un aventón. Cuando apareció, la saludó sin mucho esmero, y le dijo que lo único que debía hacer era llevarle a la casa de su novia. Se mantuvo callado, hasta que ella decidió entablar el dialogó, sintiendo que lo necesitaba.

 

- ¿Quieres hablar de lo que pasó? - Dijo Blair sin perder la vista en el camino, mientras que agitaba los dedos de la mano que sostenía la palanca de cambios, con un pequeño ritmo.

- La verdad... - Se detuvo un segundo. - La verdad que sí.

- Me parecía. - Aceptó. Se corrió el pelo hacía detrás de la oreja, y apagó la radio. - Te escucho.

- Me sentí raro. - Dijo acomodándose el cinturón para estar más cómodo. - No creí que...

- ¿Qué golpearías a alguien en la cara hasta hacerlo sangrar? ¿Qué no entrenas para eso? - Interrumpió sarcástica.

- Dios... Puedes dejar de pensar que el kickboxing es solo por violencia. Es una disciplina física, que ayuda al cuerpo y la mente. Enseña a la defensa y...

- Aja, y la economía no sirve para lavar dinero. Ni la química sabe hacer drogas.

- No te entiendo. Criticas las artes marciales cuando Adam las practicaba.

- Él tuvo sus razones, y lo dejó rápido una vez las solucionó.

- No me importa. - Terminó. - A lo que me refiero es a lo que hiciste tu ese día. Parecías...

- Una desquiciada ¿Verdad?

- No... Bueno, un poco. Me dabas miedo.

- No lo dudo.

- ¿Admites que te pásate?

- No. Pero siento haberte asustado.

- ¿Enserio?

- Si. - Apretó el puño derecho. - Pero... Debes aceptarlo. No tenemos tanto tiempo para pensar en una alternativa pacífica.

- ¿No tenemos tiempo o no tienes ganas de ser pacifica? - Desafió, levantando una ceja.

- Solo tengo un mes para poder resolver esto y volver a Inglaterra.

- ¿Por qué el empeño en volver a ese país? Murió tu familia y tú vas a volver.

- No lo entenderías.

- ¿No verdad? Nunca entiendo nada. Tu siempre en esa aura de misterio tan exasperante. ¿Cuánto hace ya que nos conocemos? ¿3? ¿4 años?

- Ni idea.

- Jamás confiaste en mi a pesar de todo el tiempo. Por eso jamás me caíste bien. Siempre, pero siempre distante conmigo. - Quiso terminar el dialogo, pero ella se ardió de rabia.

- ¡Eres un acto de caridad de Adam, con el que nunca estuve de acuerdo! - Dijo en voz alta, golpeando el volante de la bronca. 

- ¡Se nota! - Aceptó con furia. - Él siempre tuvo un buen corazón, ¿Me pregunto que vio en ti? - Le insultó. Apretó el volante con rabia.

- Púdrete. - Se limitó a decir. - Yo estaba más centrada en mi hijo que en un cualquiera. No sé qué vio en él ti.

- ¿Qué no se vio plasmado en mí? - Le recordó.

- Él al menos se daba cuenta de sus errores.

- Yo también lo hago.

- Si no te encontrábamos quebrado en la calle a las 2 de la mañana, no te habrías dado cuenta de tu adicción.

- No me recuerdes eso, fue un momento de debilidad. y...

- Tuviste demasiados "Momentos de debilidad". En mi mente conté como 5 ya. - Le echó en cara. Se detuvo. Hubo un leve silencio. La culpa empezó a llenarla, cuando Rey dijo. 

- Adam y Ayleen me ayudaron a salir. Me mostraron que debía salir de ahí lo antes posible.

- Bien por ti. - Cortó la conversación. - Llegamos. - Bajó del vehículo sin despedirse. Una chica le esperaba, que le besó con fuerza. Pisó despacio el acelerador, puso primera y comenzó a conducir a los alrededores de la ciudad, con fin de calmar su mente. 

 

Se enojó bastante con Rey. Trataba de ser cortes con ese chico, pero se lo hacía difícil. No tuvo una vida fácil, vale, ya lo sabía, pero no tenía nada que ver con que le molestaba su presencia. Algo le hacía sentirse rara con él: Su actitud; Forma de hablar; El hecho que a veces era un poco bruto con James, lo que la preocupaba bastante; Como a veces tenía olor a alcohol o sudor muy fuertes. Además, siempre estaba metido en algún lio, los cuales Adam debía, y solucionar la alteraba. La mencionada noche en la que lo encontraron drogado en el suelo de un bar es el mejor ejemplo de eso, y cuando lo metieron a rehabilitación fue el año más tranquilo para ella. Aun así, era cruel. Era una mujer adulta que se llevaba mal con un chico de 18 años, debía ser más comprensiva. Pensar en eso le hizo sentirse mal. Le molestaba pensar así de alguien se sentía una mala persona. Por eso, en un semáforo, sacó el celular y comenzó a redactar un audio de disculpas.

 

- Óyeme: Rey, siento haberte tratado así. Que no nos llevemos bien no implica que te diga así...- El semáforo rojo le permitió ver que alguien estaba colgando un cartel en esa pared de chapa para tapar una construcción. Allí en grande decía: "Cada mañana" Con... - ¡Olvídalo! - Exclamó. - ¡Encontré a Marisa!

13 años antes

 

La partida estaba tan entretenida que se pasaron horas de pura diversión, sin embargo, el mando de ella se quedó si batería. Se frustró, pero ya la habían pasado bastante bien, además, se cansó de estar tan concentrada. Con las mejillas rojas de tanto reír, apoyada en la madera da la cama (Estaban en el piso), recostó la cabeza en el hombro de Adam.

 

- ¿Quién ganó? - Preguntó ella

- No lo sé. - Respondió sin tener una respuesta.

- No importa. La pasé bien. - Dijo dejando de lado el orgullo y el espíritu competitivo.

- Yo también. - Estaba relajada en su regazo, cuando Adam le dijo. - Blair. - Le llamó la atención.

- Dime. - Respondió recomponiéndose.

- ¿A qué te quieres dedicar cuando termines la preparatoria? Solo nos falta un año. - Preguntó súbitamente. La pelirroja al notarlo preocupado, y un poco disperso, cruzó las piernas y se enderezó un poco más.

- Quiero estudiar algo. - Respondió sin mucho detalle.

- ¿Pero, qué? - Bajó la cabeza, recostó su espalda en la madera de la cama. Hizo fuerza, pensando en que camino iba a recorrer después de terminar. Frunció el ceño.

- No lo sé. - Dijo sin más. "Realmente no lo sé" pensó. - ¿Tu?

- Me gustaría seguir haciendo deportes. - Comentó con un leve titubeo en los labios.

- Me vendría bien.

- ¿Por? 

- Si así mantienes ese cuerpito. - Bromeó picara. - ¿A qué viene la pregunta? - Le interrogó. 

- Por nada. - Negó Adam. 

- El titubeo de los labios. Sé cuándo mientes. ¿Qué ocurre? - El castaño miró al costado, suspiró nervioso, se sonó los dedos y dijo.

- Es posible que me den una beca de boxeo. - Ella sonrió orgullosa.

- ¿¡En serio!?- Exclamó. - ¡Adam eso es genial! - Le felicitó sacudiéndole débilmente del hombro. - ¡Felicidades!

- No sé si quiero dedicarme a eso. O más bien, solo a eso. - Miró al suelo. - Encima, puede que sea fuera de la ciudad. No quiero dejarte.

- Existe teléfono móvil, y Facebook. Además, hay mejores universidades en otros lados que en esta ciudad de porquería.

- Sí, pero...- Se calló. - Me da nervios. - Se calló un poco.

- Oye, te entiendo. - Acarició su mejilla con amor, y movió su rostro hace ella con los dedos. - Está bien, si es algo que te gusta, y tienes una oportunidad de dedicarte a ello. ¿Por qué no intentarlo?

- Pero no sé si podré dedicarme a eso. Quizá a ningún representante o liga, le gusta como peleo y me quedo así, sin nada. O no estoy a la altura, y en mi primera pelea pierdo, quedando como otro fracasado de la materia.

- No es lo importante el "Que pasará". Aprovecha. - Le alentó. - Si nada sale bien, tú tienes la inteligencia suficiente para hacerle frente a cualquier carrera.

- ¿Tú por qué no intentas dedicarte a escribir? Si tanto te gusta y tanto me alientas a seguir mi sueño. - Preguntó. Ella se alejó, apretó los labios. Bajó la cabeza pensativa y cuando pensó la razón, volvió a verlo.

- Porque me aterra. - Confesó sincera. - Irónico ¿No?

- ¿Por qué te aterra?

- Porque no es un trabajo estable. Un día puedo vender un "Best Seller", y al otro cometo un error y todo el mundo se olvida de mí. Puedo ser millonaria una semana, y al mes siguiente estar pidiendo limosna. Me aterra estar con el miedo de no tener una estabilidad económica.

- Un día puedo ser el campeón, hasta que me ganan y todos me odian. Me pasa lo mismo que a ti.

- Además, si quiero tener una familia, debo estar segura de poder traer pan a la mesa.

- Pienso lo mismo. - Ambos callaron. Ella se sintió mal por la hipocresía.

- ¿Entonces? - Preguntó Blair.

- Simple. Ambos tenemos sueños que tienen varios... Digámosle, problemas. Pero, si juntos tratamos de seguir nuestros sueños, al menos uno lo logrará.

- ¿Adam que demonios? - Sacudió la cabeza.

- Perdón, trato de hablar más o menos como una novela romántica.

- No te sale. - Rio.

- ¡En fin! Mi punto es: Juntos tratemos de alcanzarlos.

- ¿Y si yo no quiero ser escritora y me dedico a otra cosa?

- Pues... - Dijo inclinando la cabeza a la derecha. - Diablos, no lo pensé demasiado supongo.

- Se nota.

- Solo... prométeme que estudiaremos juntos las carreras que nos queramos, y nos apoyaremos. Porque no somos perfectos, el camino no es perfecto, pero juntos podremos llegar al final a pesar de cualquier adversidad. - Le dijo con esperanza. Su mirada la llenó de paz. - ¿Prometes que lo intentaremos?

- Lo prometo. - Levantó la mano, y cerró los ojos menos el meñique.

- Lo prometes de meñique.

- Adam, no seas ridículo.

- Vamos...- Suplicó. Aceptó el apretón incomoda, pero con alegría. - Gracias. - Le abrazó con fuerza. Entonces la puerta sonó detrás de ellos. - ¿¡Que pasa!?

- ¡Adi! - Avisó Jennifer. - ¿Puedo pasar?

- Si, ¿Qué ocurre? - Se abrió la puerta. Ella estaba vestida con un uniforme de cocina.

- Tengo una emergencia en el trabajo.

- ¿Qué ocurrió?

- El chef se enfermó. Me necesitan urgente.

- Oye...

- Volveré casi en la noche. - Dijo rápido. - Nos vemos más tarde. Pórtate bien. - Dijo cerrando la cuenta, guiñando el ojo de forma disimulada antes de salir.

 

Se quedaron solos de forma imprevista. La televisión encendida en un programa barato de tv publica que intentaba ahogar el silencio que los envolvía. Él nervioso, ella callada. Pensó que podría pasar algo interesante, entonces Adam se le acercó, con la mano le acarició su pierna con firmeza, pero ella se alejó yendo a la puerta quedándose mirando la pared. Avergonzado se levantó lentamente, sintiendo que había arruinado el momento.

 

- Lo siento. - Se disculpó. Blair permaneció callada. - ¿Quieres irte? - Preguntó sin obtener respuesta. - Está bien, no pasa nada... Lo sien...

- Podría...- Dijo dé repente interrumpiendo las disculpas. - Podría irme. Pero puedes convencerme para que no lo haga.

- ¿Ah? - Preguntó.

- Tu sabes. Me gusta jugar un poco. - Continuó.

- Sabes que me cuesta entenderte cuando hablas así.

- Convénceme para quedarme contigo. Nada más. - Por primera vez, entendió el vocabulario de la pelirroja.

 

Le tomó de los hombros, la llevó hasta la pared, acorralándola. Blair acarició la mejilla, liberó una sonrisa pícara, que Adam rompió con su apasionado beso, que duró lo suficiente para que sus piernas empezaran a temblar un poco. Tomándola de la cintura, su boca pasó a su cuello, besándola donde más le gustaba, mientras le revolvía el pelo con la punta de los dedos, a la vez que la estrujaba más contra la pared detrás de ellos. El corazón de la pelirroja palpitaba a mil por hora, se sentía acalorada, la serotonina junto a las hormonas recorría sus venas como locas, todo, sin mencionar como no podía evitar jadear, por tanto, gusto. Sutilmente se desabrochó un par de botones de la camisa, él se sacó la pequeña campera. El cambio de lugar, guiándola hasta la cama, la empujó encima de esta, y antes que se le pusiera encima, ella se corrió (En el sentido latino de la palabra) rápido, dejándolo a él abajo, encaramándose encima, tomándole de las muñecas.

 

- A la... - Ella rio con picardía. Nuevamente le beso a él, tanto en los labios como en el cuello también. - ¿Entonces? ¿Te convencí?

- Me convenciste.

- Bien.

- Ahora reza para que no regrese temprano.

12 años después

 

Adam estaba nervioso, con miedo, preocupado caminaba en círculos, tiritaba, se sonaba los nudillos, mientras balbuceaba. Ella tenía en brazos a James, quien tenía recién sus 3 años cumplidos. Le pidió que se calmara, que todo saldría bien, no había de, pero no podía hacerlo, era demasiada presión. Casi restaba tan inquieto de como el bebé. Era la sala de espera del centro de rehabilitación para jóvenes. Pusieron a Rey hacía 2 meses. No podían verlo hasta entonces. Ella no podía entender la alteración al respecto. Entonces, una enfermera, trajo al chico de 16 años. En vez de los ojos vidriosos y perdidos, que eran incapaces de mirarla de frente; De labios titubeantes, acompañadas de sus manos que se agitaban sin control, vio a Rey como nuevo, renovado, con una sonrisa. Adam no pudo evitar abrazarlo con tanta fuerza que, enserio, casi lo ahogó. Le hizo mil preguntas, dialogaron un rato. Luego, se fueron a la casa, e hicieron una parrillada esa noche.

 

Carne asada de la que podía hacer solo él, pasando casi así toda la noche con su gran amigo. Pasado un buen rato, tanto a Blair como a James les dio sueño, así que decidió llevarlo a dormir, para luego acostarse ella, aunque no le gustaba la idea de dejarlos solo a esos 2. Cuando fue a recostar al bebe, le cantó su canción para que se durmiera: "When you walk away You don't hear me say please Oh baby, don't go Simple and clean is the way that you're making me feel tonight". Disfrutando el momento de ver a su pequeño relajarse. Saliendo del cuarto pudo escuchar una charla entre ambos. Callada se puso detrás, para oír lo que decían.

 

- Entonces, dijo que no me iba a dejar...

- Sacaste algo bueno de esto entonces. - Alagó Adam.

- ¿Por qué? - Preguntó de golpe.

- Dime.

- ¿Por qué gastaste dinero en mí? No soy tu hijo, es más, mi padre y tu fueron enemigos.

- Enemigos son todos los criminales.

- Supongo.

- Lo hice porque no quiero perder a nadie más. Le temo a la muerte. No puedo evitarlo.

- Nadie puede.

- Temo que te ocurra algo, a ti, a Blair, a James. No soporto que nadie muera a mi alrededor.

- No eres el único. - Interrumpió Blair abrazando por la espalda a Adam. - Todos le tememos.

- Confirmo.

- Si. Quizá.

Hace 12 años

 

Llegó a la casa acalorada, jadeante, con el corazón que recién se tranquilizaba, y que no podía caminar firme por estar emborrachada por el amor a ese sujeto. Fue la tarde más candente, sexi, pero, sobre todo, más excitante de su vida. Tenía tanto calor, y no solo por la primavera. Tras 4 meses de salir, por fin pudieron hacerlo, encima, en su casa (Si fuera en la suya, todo pendía de un hilo para salir mal). Quiso hacerse la difícil, pero esos ojos, esas caricias, sobre todo, esos besos, la vencieron. Esperó el tiempo que ella consideraba, y él lo respetó, es más, de no haber querido, seguro él lo respetaba. Gracias a Dios era así.

 

Entró a su cuarto, se cambió con su pijama, porque estaba cansada, y necesitaba dormir. Fue a buscar a Morgan, pero no lo encontró. "Raro. A esta hora, siempre viene a dormir aquí conmigo" se recordó a sí misma. Recorrió la casa en busca de su minino: El cuarto de su padre, nada; El baño, nada; La oficina; El altillo y la cocina, menos. Solo faltaba el sótano, así que, tras ponerse unas zapatillas, ya que el suelo de allí solía estar lleno de arañas o clavos tirados, emprendió el camino. Bajó las escaleras lentamente, encendió las luces observó a los costados, miró cada rincón, sin ver que estaba justo allí. Miró y su corazón, antes palpitante de excitación, se calmó la ver la escena.

 

Se arrodilló sin importarle la mugre del sitio. Tocó sus tiesas orejas, le movió con los dedos la cabeza, mientras decía "Muévete pequeño". Le acarició debajo del hocico, que era donde más le gustaba "¡Levanta!" rogó. Ahora le tocó la panza, donde no le gustaba para nada, donde te mordía al instante de solo acercarse. "Por favor, eres lo único que tengo". Dijo oscurecida. Nada, el pequeño no se movía, no respiraba, no vivía. Buscó al culpable de su estado, pero solo vio una botella de Raid mata hormigas, volcada con la tapa abierta. Recordó que su padre se estaba quejando horrible de esos insectos. "¿Qué te costaba taparlo bien idiota?" Pensó mientras tiraba al demonio la lata.

 

No podía llorar por más que lo intentase, solo tomó al su pequeño, y fue rígida al cuarto. Tomó una caja, donde guardó a Morgan. Intentaría enterrarlo, pero no tenía fuerza para cavar en el patio, además seguro el "Asesino" se enojaría por los huecos del terreno. Solo camino por las calles solitaria, buscando un lugar donde permitirle descansar. Y a falta de un lugar digno, se vio obligada a dejarlo en un basurero normal del parque. Miró una vez más, mientras le acariciaba la cabeza. "No puedo creer que esto esté ocurriendo" pensó alzando al animal en sus manos un segundo, para despedirse "Fuiste el mejor ¿Por qué te tenías que ir?" finalmente lo dejó ir a la basura. Se mantuvo parada un par de minutos frente al lugar, helada y frígida. Luego volteó para volver a su casa.

 

A partir de ese momento, fue la peor semana de su vida. Su pequeño se había ido, lo echaba de menos en cada momento que miraba al suelo de su casa, y no lo encontraba. Extrañaba cuando le maullaba o ronroneaba, para pasar el tiempo con ella. Encima cuando iba la cocina, veía la comida de gato, que la llenaba de nostalgia. Pensaba así desde su banco, con la capucha puesta, sin maquillarse o preocuparse por su imagen en general. Así desde el lunes hasta el viernes. Los recreos eran solitarios, además de tristes. Pero cuando estaba por salir a su casa, Adam le detuvo. Esos días pasaron poco tiempo juntos, por el cambio de clima, el cual le causó una pequeña enfermedad.

 

- Blair, ¿Qué pasó? - Preguntó preocupado a la salida, una vez volvió a la normalidad.

- N-nada. - Respondió tratando de ocultar su lastima.

- Blair...- Le levantó del mentón con los dedos. - Dime.

- Morgan...

- ¿Quién? ¿Tu gato?

- Si... Tomó veneno de hormigas que estaba mal tapado. Se murió. - Él la abrazó con fuerza, ella correspondió.

- Hay mi amor...- Exclamó en un susurro de lastima. - ¿Por qué pasó eso?

- Es culpa de mi padre, él no lo tapó bien. Seguro que lo hizo apropósito, porque jamás le cayó bien.

- No creas en esas estupideces. - Se quedó así. No lloraba, solo se acurrucaba en él, porque se sentía muy bien el calor. - ¿Le hiciste funeral?

- No pude. Fue demasiado repentino, y, además, tuve otros compromisos.

- Entonces, ven conmigo. - Se dio la vuelta, tomándole de la mano.

- ¿A dónde vamos?

- A tu casa. 

- ¿Para?

- Allí buscaras una foto de él, y sus cosas. Primero, les daremos utilidad a lo que quedó, para por ultimo ir al parque a dedicarles un tiempo. Un funeral un poco improvisado, pero lindo. - Le propuso. - ¿Te parece bien? - Preguntó. La joven bajó la cabeza de nuevo, luego sonrió tímida y dijo

- Si. De hecho, sí.

 

Fueron a la casa de la pelirroja. Tomaron las de cosas del fallecido minino: Sus juguetes, su alimento, y su cama. En un momento, Wilson apareció, y antes de regañarla por el improvisto, Adam le dijo que se irían rápido, para después disculparse por la sorpresa. De lo contrario ella lo intentaría matar, prácticamente, de la rabia que le tenía. Ya en el parque, Adam tomó los objetos del fallecido, y la guio hasta un hospital animal. Donaron los objetos para que puedan implementarlos allí. Luego, con la foto, se acercaron al lago del lugar. Se arrodillaron en la orilla, tomados de la mano.

 

- Entonces, ¿Qué hacemos ahora?

- Pon la foto en tu pecho. - Blair obedeció.

- ¿Qué es esto? ¿El Valhala?

- Blair. Solo hazme caso.

- Es que...

- Solo hazme caso, y di en voz alta lo que recuradas de él. - Pensó unos segundos.

- No se me ocurre nada.

- Solo piensa, tu corazón hablará. - Cerró los ojos, con la foto en manos.

- Pues... extraño cuando... se acostaba conmigo en la cama cuando leía y... - Se detuvo. - Adam no se me ocurre nada más.

- No se te ocurre nada, porque piensas de forma mecánica. Déjate llevar. - Le indicó. Cerró los ojos "Vamos Blair, haz fuerza. Era tu mejor amigo".

- Pues... Amaba a tu manera de acompañarme. Me gustaba como me maullabas cada mañana de clases, sin embargo, no lo hacías los fines de semana, porque sabías que me gustaba dormir hasta tarde esos días. - Punteo con una sonrisa. - Me gustaba verte tan grande y sano, mientras crecías, en comparación a cuando te encontré. - La nostalgia empezó a asfixiarla. - Recuerdo como jamás me dejaste. Ni en mis peores momentos. Te acurrucabas junto a mí, cuando me levantaba adolorida, o como te frotabas en mi cuando lloraba extrañando a mamá. - Empezó a partir su voz. - ¿Por qué me tenías que abandonar ahora, cuando más necesito apoyo? No sé qué haré una vez termine la prepa. Solo sé que me quería ir de casa, ¿Pero luego qué? - Confesó con lastima. - En lo único en que confiaba que tu estarías conmigo. Pero me equivoque. - Se puso con las manos en el suelo. - Ya ni siquiera te tengo a ti. Me siento sola. - Dijo intentando no llorar. - Te extraño...- Adam le confortó abrazándola con fuerza. Se tomó su rato, para descargarse y luego, entre lágrimas preguntó. - ¿Y ahora?

- Ahora a ponernos la borrachera de nuestras vidas a su nombre.

 

Fueron a la casa de él. Sacó una botella de vodka, junto a 2 vasos. Ambos se tomaron la botella a punta de tragos, perdiendo la conciencia lentamente. La tristeza no se amortiguó, pero beber en honor a su amigo, le permitió calmarse. El calor de la bebida les llenaba las venas, hasta el punto de embriagarse. En la borrachera, Jennifer entró al cuarto de imprevisto.

 

- ¿Se puede saber qué ocurrió? - Preguntó un poco enojada al verlos así.

- Se murió el gato de esta señorita. - Dijo un borracho Adam. Blair no había perdido la conciencia aún, por lo que ella seguía un poco cuerda. Se le sentó al costado.

- Ya veo. - Aceptó, tomando la botella. - Se les terminó.

- Si...- Dijo con las mejillas rojas.

- Bien. El mayor ritual completo. ¿Le hicieron funeral?

- Así es.

- Siento tu perdida.

- Bue, fue más que nada una excusa para beber.

- Es algo familiar. Siempre que alguien muere, bebemos vodka. Yo lo hice con mi abuela en su momento, luego lo hicimos juntos, cuando falleció nuestro abuelo paterno. Y empecé porque nuestros padres lo hacían en caso de un fallecimiento repentino

- Pero ¿Por qué? 

- No lo sé. Pero adaptamos la tradición, porque los queríamos. Nosotros respetamos mucho la muerte, así que cuando me enteré de esto, lo comenzamos a imitar.

- Ah... por sus padres. - La miró con cara de sospecha.

- ¿Qué pasa? ¿No te contó?

- No, pero me hago una idea. Nunca tuve el valor para preguntar qué pasó, ya que me dio un cagaso...

- Que sincera.

- Los borrachos no mentimos. - Le dijo. Jennifer rio con la frase. Luego cerró los ojos y dijo.

- Nuestros padres trabajan en "Word trade center" durante el atentado.

- Dios... No lo s-sabía- Tartamudeó. - L-lo siento.

- Mi padre murió en la explosión, mi madre en el hospital. - Dijo con una seriedad notoria. - Yo recién había cumplido 18 años. Apenas había comenzado a estudiar cocina. Y encima de que Adam tenía 5 años. No sabía qué hacer. Mis abuelos maternos ya eran bastante viejos, y los paternos vivían en un asilo. Así que tuve que hacer cargo yo. Tomé la custodia de Adam mientras intentaba hacer mi vida.

- No debí preguntar.

- No pasa nada. Ahora sabes lo que es ser como nosotros. - La mujer miró a Adam. - Ahora sabes lo que es la muerte para nosotros.

- Eres admirable.

- Nha. Hice lo que debía. Fue difícil, porque cuando no se está ni preparado para enfrentar la universidad, menos para criar un niño. Que, por cierto, era más llorón de niño. No te haces una idea. - Rio. - Pero la verdad, aunque me faltó dinero por momentos; Que tuve que dejar un año mis estudios; O que a veces me trate mal, dentro de su mentalidad; No podría estar más orgullosa de él. Es un logro para mí, verlo así, vivo, sin faltarle nada.

- Entiendo. - Miró al otro costado, para ver sus ojos llenos de lágrimas. - ¿Te quieres unir a nosotros?

- Estaría bien.

Actualidad

 

Blair no estaba tan concentrada desde hacía mucho tiempo. Su cabeza únicamente concentrada en resolver de una vez esto, que se le estaban olvidando cosas de la vida cotidiana. Si no fuese tan quisquillosa con los aromas, no se hubiera bañado. La llegada de la nueva pista la tenía al 100% de sus capacidades deductivas. El programa se gravaba en la capital, y no tenía ni el dinero, ni el tiempo para llegar. Temía que, si se iba de la ciudad, Jasquier también lo haría. Por eso, intentaría atraerla aquí. De esta forma, por alguna razón, se le ocurrió preguntarle a Abigaíl si la habían encontrado información sobre ella. En la habitación, la joven se vía peor que la última vez.

 

- Hola. - Saludó Blair.

- ¿Qué quieres? - Respondió amarga.

- Necesito ayuda.

- ¿Otra vez? - Preguntó malhumorada.

- Nos encallamos. Pero tengo una pista.

- Cuéntame.

- ¿Te suena el nombre Marisa Coppel?

- En lo absoluto.

- Mier... - Frenó sus palabras.

- Insulta con tranquilidad. Nadie está más desesperada que yo. - Apoyó la cabeza contra la pared, luego la golpeó con una fuerza limitada, pero hizo temblar un poco los alrededores. La frustración se le subió a la cabeza. Comenzó a gruñir de rabia, mientras sus tiesos ojos intentaban lagrimear. Golpeó con el puño con firmeza nuevamente. "Cálmate Blair" La rabia de su cuerpo le hervía la sangre. - ¿Vas a llorar? - Preguntó Abigaíl. Escuchó un tono burlón, por lo que respondió con acidez.

- No... Solo me estresa que en 4 días no haya avanzado. Por tu parte, tu no hiciste nada en todo este tiempo, así que habla con más respeto.

- ¿Qué dije? - Preguntó sin entender. La pelirroja estaba ardida, y Abigail dijo. - Yo esperé un mes para vengar a mis amigos, sin pistas, solo callejones sin salida. Adam esperó una semana. ¿Tú te estás rindiendo tan fácil?

- Jamás dije que me rendiría.

- Golpeaste la pared, gruñiste. ¿Dos más dos? - Resolvió con ironía.

- No puedo rendirme. Tú tampoco.

- Yo ya lo hice, para ser honesta. - Afirmó. - Todo lo que alguna vez defendí ya no me queda.

- ¿Y Jane?

- Quiero que se aleje de mí. - Abigail miró a la mujer. 

- Pero ¿Por qué? Ella parece quererte mucho, o no tiene la mentalidad de querer alejarse.

- Eso no te incumbe. - Le cortó la frase. 

- ¿A sí? - Aceptó con gracia. - Pues... Creo que el caso no te incumbe a ti.

- ¡Oye oye! ¡El trato era mi ayuda a cambio de saber del caso!

- Si. Pero no puede ayudarme. A si, que quizá ya no seas de utilidad para el futuro. - Se volvió hacía la pared.

- ¿Qué tiene que ver Jane en esto?

- Ella es parte de mi equipo de campo. No saber de ella me pone en mal estado.

- Pregúntale…

- Si... Pero...

- Además, no es por Jane, es por Adam más que nada. - Se tapó la boca. Blair se preocupó.

- ¿Cómo? - La mujer nuevamente volteó. - Fuera de juegos de una buena vez. ¿Qué tiene que ver Adam con esto? - Abigail se movió la vista. Luego, comenzó a entablar dialogo. 

- Gran parte de lo Adam hizo en la investigación, como no decir que conocía a las víctimas a los demás policías, para que permaneciera en el caso. Además, mantuvo a Zoe alejada de mí. Y otras cosas más. Arriesgó su trabajo por mí. Y fue de mal en peor... - Resumió. - Temo que Jane arruine algo por mí.

- ¿Cómo que arriesgo su trabajo por ti?

- El día que encontramos a Connor... En su hotel, muerto. Él entró primero, se dio cuenta de lo que ocurría un poco antes. Así que cuando llegué casi me desmoroné. Me sacó de allí, y me tranquilizó, un poco agresivamente, pero de modo efectivo. Además, me dijo de forma muy clara "Finges que no lo conoces más allá de su trabajo" - Explicó. - Le pregunté el porqué, y me dijo: "Se lo que quieres y sientes. Pero si llegan a enterarse que lo conocías personalmente te sacarán del caso por ser imparcial" - Hizo una pausa, para toser bastante fuerte. Tras terminar, logró continuar con una lagrima en el ojo derecho. - Eso fue igual que con Wyatt, y así... - Ella dejó de verla fijo. Escupió un catarro marrón claro en el suelo. "Qué asco" se quejó, luego se compadeció. "¿Por qué tenías el corazón tan grande Adam?" - Tu... ¿Cómo haces para no haberte rendido aún? - Consideró retirarse en ese momento, pero inexplicablemente, decidió hablar. 

- Cada vez que pienso en rendirme...- Comenzó a narrar Blair. - Pienso, en cuando estaba muriendo en la camilla del hospital cuando estaba naciendo James. - Miró hacía abajo. - El parto corría normal, hasta que, a las 3 horas, mis pulsaciones empezaron a sobresaltarse. Comencé a tener latidos fuera de control, comencé a pedir la conciencia, y luego... Perdí las esperanzas de vivir. "Se acabó" Pensé. - Dijo. - Pero... Cuando me estaba rindiendo, recordé que, si moría, dejaría a Adam solo. Encima, me llevaría al bebé conmigo, y no quería herirle, por mi incapacidad de mantenerme viva. ¿Y sabes algo más?

- ¿Qué?

- No recuerdo nada del parto después de ese punto.

- ¿No?

- Solo recuerdo mirar los ojos color miel de James mirándome fijo una vez nació. Yo no solo sonreí, lloré de alegría. Supe que, si fui fuerte para traerlo a la vida, podría todo. Supongo que no evitar su muerte. - La rabia la volvió a llenar.

- ¿Puedo saber cómo eligieron el nombre?

- Adam lo eligió. Y yo le dije que me gustaba.

Hace 6 años

 

- ¿Cómo le ponemos? - Preguntó Blair frente al espejo, viendo su vientre que se haría cada vez más grande con el pasar de los meses.

- ¿James?

- Que nombre más malo.

- ¿Por?

- Es menos original que... Por ejemplo, Adam.

- ¡Oye! - Ambos rieron.

- Pero enserio, James no. Es malísimo.

Actualidad

 

- Lo que se, es que... Batallé tanto para tenerlo, y en horas me enteré que murió. No me quiero rendir, porque no le quiero fallar.

- Yo perdí las esperanzas. Extrañaba a mis amigos, eran mi familia. Pero, sentía que Jayden lo necesitaba más. Si estábamos juntos hasta el día de hoy, era por él. Cuando murieron... Lo vi tan destrozado. No quería llorar. Pero no se quería ni acercar a mí. Se encerró en nuestro cuarto, tras la muerte de Wyatt durante toda la resolución del caso.

- ¿Por qué? No entiendo por qué se escondió.

- De alguna forma se sentía culpable.

- Entiendo. Y me siento igual. - Ambas mujeres callaron. - ¿Alguna vez salió?

- Solo para decirme, que, si ponía en peligro a nuestro hijo, él me dejaría.

- Dios...

- Lo entiendo.

- Pero por qu... No puedo decir nada. La verdad, siento que hubiese hecho lo mismo.

- Lo sé. - Volvieron a hacer silencio. - Gracias. - Agradeció de golpe.

- ¿Por? 

- Me vino bien hablar. - Dijo, sonriendo. Por primera vez la vio sonreír de forma algo genuina. - La próxima quizá, sería mejor no amenazarme.

- Tú me obligaste. - Rio. - Deberías hablar con Jane...

- Eso está por pasar. - Dijo la chica en el marco de la puerta, las 2 más jóvenes se miraron fijo. Una incómoda Blair se levantó. Se despidió ligeramente a las 2. Saliendo se quedó a las afueras para escuchar. "Aquí hay de 2: O todo sale bien y Jane se motiva para seguir con esto. O la convence de dejar esto, y cagamos."

- ¿Qué haces acá? - Preguntó desafiante.

- Vengo a hablar contigo.

- Te dije que quería estar sola.

- No me importa lo que quieras. Necesito verte, y tú necesitas verme. Ambas lo sabemos. Esto va más allá de si nosotros queremos o no saber de la otra.

- Tú siempre tan graciosa y carismática. Eres una mandona.

- Y tú no ¿Sabes? - Se miraron fijamente, con seriedad, solo con la cabeza rígida.

- Te extrañé. - Soltó finalmente con lágrimas en los ojos Abigail.

- ¡Y yo! - Ambas se abrazaron con fuerza, mientras se decían cuanto se extrañaban. El momento fue impresionantemente hermoso. La nostalgia de sus voces le llegaba al alma. Se amaban, y se notaba. 

Hace 12 años

 Se estaba vistiendo para ir a una fiesta. Era poco común en ella, sin embargo, era el casamiento de una amiga, y estaba emocionada. Vistiendo unas prendas elegantes, una vincha, y sus lentes de contacto, se estaba preparando para ir a ver el espectáculo. Y también para ponerse una buena borrachera. De la misma manera, su plan fue invitar a Adam, pero él tenía otros planes. Iría de fiesta con sus amigos, y luego dormiría en la casa de uno de ellos. Le molestó, pero vale. No se puede estar junto a ella todo el tiempo. Ya en la fiesta, realmente pudo pasar un momento excelente. Fuera del romanticismo del evento, la celebración fue excelente. Buena música, buena gente, baile. Todo dio como resultado de una excelente recepción. Pero, más tarde, cansada de bailar con sus amigas, en un momento le apeteció ir al baño. Tras hacer sus necesidades, escuchó a una compañera hablando por detrás, dijo la frase: 

 

- ¿Viste que asesinaron a una chica en la ciudad?

- ¿Enserio? - Se metió Blair.

- Si. Encontraron el cadáver esta mañana. Según la noticia: "Mujer joven de 35 años, fue encontrada a la orilla del rio"- Leyó.

- ¿Qué más? Sígale, estas cosas me interesan.

- A ver…- Volvió a mirar la noticia. - "Si bien, la autopsia no se a terminado, se han encontrado algunas cosas interesantes: Restos de cristales de vidrio en su cuero cabelludo, y algunos en la cara; Astillas de madera en la espalda; Y, por último, marcas en el cuello, claramente, de estrangulamiento. De hecho, la causa de muerte, por el momento, se cree que es esta última"

- Que horrible. - Exclamó la otra.

- Seguro fue un crimen de odio. - Dijo la narradora.

- No. - Contradijo Blair. - Los estrangulamientos, suelen ser por crimines pasionales. Parece que es una mezcla de odio, y pertenencia. Suelen ser crímenes muy personales, por eso que suelen ser tan violentos.

- ¿Cómo sabes tanto sobre eso?

- Me gusta leer mucho. Los policiales o thrillers. Se aprende con el tiempo.

- Estás loca.

- Lo sé. - Rio. - Pobre mujer. ¿Cómo se llamaba? - Preguntó lavándose las manos.

- A ver... "Por último, la victima del lago, que ha sido identificada gracias a la identificación de sus familiares, se ha llegado a la identidad de esta: Jennifer Woods.

Actualidad

El dialogo lloroso de las 2 mujeres se estaba alargando de más. Era enternecedor, obvio, pero era molesto el tener que esperar. Su cabeza se hundió en sus pensamientos. "¿Cuánto falta?" preguntó su cabeza. "¿Se supone que ellas se aliaran para ayudarme?" Formuló. "¿Y si la convence de dejar esto con su mente tan manipuladora?" Su mente se guio a ella: "No es tan diferente a mí" Aceptó. "No me gusta que me manipulen, pero es una herramienta para mi. ¿Esto me hace mala persona? ¿Ella es una mala persona?" Pensó. Alejándose de la pared, caminó con tranquilidad, pero se chocó a un enfermero que portaba unas carpetas. Ambos cayeron al suelo "Idiota. Púdrete. Ten mas cuidado ciego de mier..."

 

- Lo siento ¿Está bien?

- Si. Lo siento. - Levantándose, vio en una carpeta el nombre: Samuel Coppel. "¡Ese apellido!"

- Oiga.

- ¿Si?

- Este supuesto "Samuel Coppel". ¿Tiene algo que ver con aquella presentadora de televisión?

- Pues...- Miró a los costados. - ¿Promete no decir nada?

- Lo prometo.

- Si. - Se puso el dedo en los labios y dijo "Shhh" - Debemos mantener el secreto.

- Gracias. - "Idiota. Ahora debo encontrar a este sujeto."

Hace 12 años

 

El gimnasio de Adam era un lugar repulsivo por el olor a sudor, el ruido de las respiraciones agitadas, golpes contra sacos, y gritos de apoyo entre los miembros. Esto molestaba a sus sentidos, por lo que no le gustaba estar allí. La música de "Apoyo" le parecía solo ruido. Las paredes estaban llenas de posters ridículos de bebidas energéticas, o con frases motivacionales en plan, "No te rindas, ¡Inútil!" Si no fuera estrictamente necesario no caminaría hasta el fondo donde estaban los sacos de boxeo, y donde estaba él golpeado uno, gruñendo con cansancio, pero siguiendo golpeando el objeto. Cuando ella se acercó, él ni se inmutó, solo seguía en la actividad.

 

- Adam. - No respondió. Subió el tono de voz para llamarle la atención- ¡Adam! - La miró de reojo.

- ¿Qué ocurre? - Respondió sin más.

- ¿Cómo qué ocurre? No te veo hace semana y media. Me entero de ti por las noticias. Te veo en este estado, ¿Y no entiendes que ocurre? - Explicó molesta.

- Aja. ¿Qué quieres? - Volvió a preguntar indiferente.

- ¿Qué quiero? ¿¡Quiero saber cómo estás!?

- Estoy bien.

- No lo estás.

- ¿Me dirás como se supone estoy ahora?

- No te pongas en ese plan. - Seguía sin mirarla. - ¿Puedes verme a los ojos por favor?

- Estoy ocupado. - Dijo encentando un golpe. Y fue en ese puñetazo, fue entonces que Blair miró sus manos, notando, que estaban rojas y chorreantes de sangre, lo que llenó de preocupación. Se acercó velozmente sin intimidarle el movimiento agresivo de sus manos, logrando frenarlo para tomarlas y verlas de cerca. - ¡Dios! ¿¡Como dejas que te ocurra esto!?

- Quítate. Puede haberte lastimado.

- No tanto como lo estás tú. ¡Mira tus nudillos! ¡Están destruidos! - Exclamó en un mini grito de asco.

- ¿Y?

- ¡Dios! ¿Cómo que "Y"?

- Estas cosas pasan en el boxeo.

- No lo hacen cuando usas esos malditos gantes.

- No tengo ganas de usarlos. - Se la quitó, suave pero furtivamente de encima. - Puedes decirme porque estás interrumpiendo mi entrenamiento de una buena vez.

- ¡Porque me preocupas! - Le gritó echándole en cara la realidad. - No te veo desde que murió tu hermana. Solo me entero de las cosas por la televisión. Tengo el Jesús en la boca desde todo este tiempo. Ni siquiera me contaste, me enteré por alguien más lo que ocurrió.

- ¡Je! ¿Sabes lo que apareció en televisión? - Comentó bajando la cabeza dándose vuelta.

- ¿Si?

- Dime ¿Qué sabes? - Preguntó-

- Pues... Encontraron muerta a tu hermana, en la orilla del rio. Murió estrangulada. El sospechoso principal es su exnovio. Ante ayer lo arrestaron, y ya está en juicio. - Él rio con malicia.

- Pero no sabes que es hijo de un maldito abogado, y uso unas pruebas mal manipuladas, para dejarlo libre.

- Maldita sea. - Insultó, bajando la cabeza. - No lo sabía.

- Lo sé. Ahora, se bien que ese idiota está a la espera de matar a alguien más. - Ambos callaron. – Todo por la culpa de la gente inútil de la policía.

- ¿Cómo te sientes?

- No quiero hablar de eso. - Tomó una toalla y comenzó a irse. - Quiero estar solo. Siento que no soporto a la gente y...

- No confías en mí. - Susurró.

- ¿Cómo? - Preguntó mientras volteaba.

- No confías en mí. - Reiteró con la voz más alta, como exigiendo cierta atención.

- Yo si confió en ti. Solo que...

- Solo que, tu no quieres decirme cómo te sientes.

- ¿Acaso no es obvio cómo me siento?

- No es eso. No confías en que pueda apoyarte en este momento, por eso no me buscas, hablas, o... lo que sea.

- ¿Pero por qué el empeño en estar ahora que no estoy bien?

- ¿Es que acaso no lo ves? Ya te lo dije: Porque me importas. Porque quiero estar para ti como tú lo estás para mí. Porque te quiero, enserio, te quiero mucho. - Bajó la cabeza, pensativo. Ella suspiró. - Sé que sientes solo. Tu hermana ya no está contigo, la echas de menos. Pero te equivocas si piensas que no tienes a nadie.

- Mis amigos me abandonaron. - Agregó con la voz quebrada. - No quieren meterse en el problema supongo.

- Yo no soy así. - Callaron. - Adam. Puedes confiar en mí. - No respondió más. Luego cerró los ojos. - Está bien. Lo entiendo. Quieres estar solo. - Aceptó la pelirroja. - Sabes que si lo necesitas puedes venir a casa. - Se fue a las duchar, sin siquiera despedirse. Ella solo se tragó el nudo de la garganta y volvió a su casa.

Actualidad

 

Las maniobras le sirvieron y logró encontrar la habitación de Samuel, el padre de Marisa. Disimulada entró lentamente, y se posicionó hacia la ventana. Con seguridad, pero pensando cómo preparar el dialogo, la mujer se tironeaba el pelo.

 

- ¿Quién es usted? - Preguntó el afroamericano. La mujer, quien se había puesto la capucha, volteó con las manos detrás de su cuerpo.

- Me presento. Yo soy Blair River. - "Mi nombre real no es un problema en este momento" - Ando necesitando ayuda.

- Mi hija es la famosa. Y yo no soporto a los paparazis.

- No soy una paparazi. Soy una mujer desesperada. - Dijo con un tono melodramático. - ¿Vio al policía y su hijo que fueron asesinados hace una semana?

- ¿Si?

- Yo era la madre de ese pequeño. - Se tapó el rostro. "Me siento estúpida."

- Y eso que.

- Necesito a hacer que su hija divulgue mi caso. Así encontrar a los asesinos.

- Señora yo... No lo sé. - Blair se tapó los ojos yendo a la perder para fingir llorar. - No puedo interrumpirla. Lo siento. - Fingió llorar más fuerte. - ¿Qué puedo hacer?

- Podría llamarla y... pedirle que venga a verlo. Seguro que ella vendrá sin dudarlo. - Samuel pensó la idea un segundo, mientras el corazón de la pelirroja se frenaba esperando la respuesta. 

- ¿Me pasa el teléfono? - Se lo acercó, este llamó a la mujer y le dijo. - Mari, ¿Puedes venir cuanto antes? Pero creo que es mi hora. - "¡O por Dios!"

Hace 13 años

 

Estaba sola en su cuarto. Los audífonos conectados al mp3, la mente perdida, sus lágrimas en sus ojos. "¿Soy una mala novia?" Se preguntaba. "No confía en mí. ¿Me lo merezco?" Consideró "Quizá... Sí, me lo merezco. Siempre llegó con algún drama nuevo. Lo cargué demasiado. Soy una mierda." Solo consideraba sus miedos, de haber fallado. Quizá él estaba muriendo por dentro pero no lo quería decir. Las dudas existenciales la estaban matando, y el único ser que la apoyaría no estaba. Entonces, por conveniencia o milagro, tocaron el timbre. Se escuchó la voz de su padre decir "¿Qué quieres?" Salió a ver casi corriendo, y era él en efecto. Su corazón se palpitó y lo abrazó con fuerza, para luego guiarlo al cuarto. Dentro él miraba al suelo, con las manos vendadas.

 

- ¿Cómo estás? - No respondió. Seguía con su respiración pesada y oscura. - Responde por favor. No te quedes así...

- No me siento bien. - Respondió súbitamente. - Pero no quiero hablar de eso. - Sacudió la cabeza sin entender, mientras él se le acercaba lentamente.

- ¿Entonces para que vienes? - Adam se le tiró encima, abrazándola. - ¡Adam! - Se acurrucó en ella.

- Solo...- Dijo con una voz triste.

- ¿Mhm?

- Solo... Lo necesito. - Ella comprendió.

- Ven. Vamos a la cama. - Se sentó mientras le tomaba la mano, y lo guiaba. - Ven.

 

En la cama, Adam la abrazó por debajo de los brazos, recostando su cabeza en su pecho. Luego cerró los ojos, mientras comenzaba a respirar más lento. Blair por su lado, empezó a darle mimos en las mejillas y le movía el pelo. Se sentía tan pacifico, tenerlo cerca, tras todos esos días de preocupación, lo tenía en su regazo. "Al menos está aquí". Pasaron unos minutos, en los que solo estaban callados, dándose calor, además de apoyo. Entonces, la paz empezó a irse cuando unos sollozos tímidos comenzaron a sonar haciendo un poco de eco, matando al silencio lentamente, acompañados de unos susurros. Estos eran preguntas del tipo "¿Por qué a mí? ¿Por qué a ella? ¿Porque es así la vida?". Cerrando los ojos, se preparó para lo que veía venir. Sus manos comenzaron a sostenerle de la espalda. "Aquí viene. Aguanta Blair. Es por él". Comenzó a presionarla con más fuerza con los dedos, sus leves sonidos empezaron a aumentar sus sonidos hasta convertirse en gruñidos ácidos, que exclamaban disculpas para Jennifer, por cualquier cosa que ocurrió entre ellos "No debí..." "Perdóname por..." "Soy una porquería...". Decía con lastima, mientras se ponía rígido de rabia. La tristeza se le contagió, así que empezó a lagrimear, acompañando al otro, tratando de mantener la firmeza para que se sintiera que tenía de donde sostenerse. Así, las cosas empezaron a ponerse más tensas, una vez empezó a gritar maldiciones hacía el asesino de su hermana, "¡Muérete asesino!" "¡Púdrete en el infierno!" "¡Si pudiera te mataría yo, hijo de...!" exclamaba con rabia a la vez que casi ahogaba a Blair en su abrazo, y le lastimaba levemente la espalda con las uñas, que arraigaba la depresión absoluta que expresaba en ese momento, que además descargaba en el pecho de su pareja. Esta última se sentía asfixiada, pero no, no lo iba a dejar. "Aguanta ¡Aguanta!" Ya no se podía decir nada, solo sabía que no podía dejarlo, además de acariciarlo para calmarle, aunque eso no tuviese utilidad prácticamente. Ya estaba gritando de rabia, llorando de lastima, descargando su sufrimiento. Sus alaridos eran dolorosos, tanto física como emocionalmente. Quería calmarlo un poco, pero no sabía qué hacer. "¿Cómo lo hago?" Pensó. "Solo... Déjate llevar" resolvió:

Hace 7 meses

 

- Oye. ¿Y este juego? - Preguntó un día que estaban solo en el cuarto. - ¿Ese es Mickey Mouse? - Dijo mirando la caratula, mientras leía el título "Kingdom Hearts". Adam se levantó de la cama.

- Sip.

- ¿Cuántos años tienes? - Rio burlona.

- Lo jugaba de niño, me encantaba. Fue un regalo de Jennifer y mis abuelos, cuando tenía unos... ¿10 años? - Dijo recordando. - Y como hace poco lo encontré remasterizado, decidí comprarlo. Fueron los 60 dólares mejor invertidos de mi vida. - Se rio, e hizo una pausa. - Creo que hizo que mi infancia no sea una porquería. Me sirvió para soportar momentos oscuros.

- La nostalgia vende.

- Supongo. - Aceptó. - Además... Escucha. - Metió el juego en la ps3. Apretó un par de cosas para entrar al menú de la música, y sonó la canción Hikari de Shoko Shinomura. Una hermosa orquesta, con una voz dulce cantando. - Esta canción, me llena de paz.

- Es muy bonita.

- Siempre que la escucho, pienso en mis padres. Que, de alguna manera, siempre me acompañarán, aunque no los vea. Me sostienen.

- La letra no parece decir eso.

- Si... Pero, me trasmite esa sensación… No lo sé. Supongo que me crees loco ahora.

- Creo que es lindo lo que dices.

7 meses después.

 

"When you walk away You don't hear me say please Oh baby, don't go Simple and clean is the way that you're making me feel tonight It's hard to let it go" Cantó, de forma natural, queriéndole traer la nostalgia al corazón. Y gracias a Dios, surtió efecto. Dejó de gritar. Lentamente se relajó, y dejó de lastimarla con las uñas. Empezó a relajarse, y tras un rato de dolor intenso, de nostalgia absoluta, de lastima empática, finalmente Adam susurró, "Te extraño Jennifer". Si bien siguió llorando un poco más, no lo fue con la misma intensidad que antes. Además, luego pudo dormirse profundamente. "¿Lo logré?" se preguntó, antes de fundirse ella también. Fue relajante pasar de la tormenta a la calma. Tras todo, pasaron un momento de catarsis en pareja. Ambos lo necesitaban: Él necesitaba llorar, y ella necesitaba reconfortarlo. Aun así, a las 3 am, despertó con un pequeño alarido por una pesadilla, derrumbando el trance los 2.

 

- ¡Dios! ¡Dios! - Exclamó.

- Calma. - Le tranquilizó. Este se refregó los ojos, tratando de pensar.

- ¿Qué hora es? - Preguntó adormecido.

- Ni idea. - Intentó componerse.

- D-debo irme. - Trató de levantarse.

- Esta tarde ya. - Le interrumpió tomándole del brazo. - Quédate, te hará bien. Además, los colectivos ya no pasan.

- Creo que tienes razón. - Aceptó. - Gracias. - Antes que volviera a acostarse, Blair le señaló una manta. La acercó y se taparon, quedando calentitos el uno junto a otro. Ella tomándole de las mejillas le besó la frente antes de comenzar a dormirse de nuevo. - Blair...- Le llamó la atención en un susurro.

- Dime.

- Te amo.